Como pieles que se van quemando


CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -.
Si se nace tantas veces como pieles
Rotunda experiencia en camas, bancas y retretes
¿Por qué, entonces, no morir dentro de tu cuerpazo
Sostenido en mi garfio artesano y rústico
Resbalado, luego, en gelatina, pubis y declive?
El último suspiro incluye comida y el baile posesivos
Ir muriendo por partes, digo, de la suela al remolino
De tanto insistir cantaros, aguas y darle que darle
Puedo medir con los dientes el volumen de tus charchas
Sin que me importe el infanticidio y sus secuelas
Caigo en cuenta cuando el remolino pica el vértigo
Ahogándome entre zamarreos y contingencias
Si se nace como pieles que se van quemando,
Se muere, por otro lado, en pellejo, células y polvo
¿Por qué no acortar camino desde la agonía?
Un solo paso para reventarte sin remordimiento
Si esta erección que profito es una cosa perdida
Que me rediman las paredes, entonces, moreteado
De este impresionante y distorsionado amor
Por ti, mujer embarazada, dulce, carnuda, enfermiza
Que acumulas contigo el reflujo que otros placeres ya idos
Secuelas que me enrostra el sopor de recorrer el barrio
Y aún así decidido a cargar tus bultos si aparecieras
Yo, silencioso, depravado, desvariando
Esperando con la sombra pisoteada y en la pared
Con furia al compás, rotunda, barrida y asoleada
Brillo en tus ojos en papel cuché, recuadros o pinceles
Estación definitiva en ti, gorda deliciosamente masturbada
Esperando el retorno de tu sangre mensual en una copa

Imagen: Jan Saudek

Publicar un comentario

8 Comentarios

  1. La animalidad del deseoso amor masculino transcrito en un poema caótico.

    El caos a veces deja traslucir mayor claridad que el orden.

    Abrazos amigo Rodríguez.

    ResponderEliminar
  2. Qué maravilla... Me da cierta envidia por las mujeres que motivan tales pasiones. Benditas sean! Deben valer la pena. Ya me encontraré uno que me preste tamaña atención y le despierte esa inspiración. Prenderé una velita a "San Antonio" para que me traiga un novio antes del domingo.

    Muy bueno!

    ResponderEliminar
  3. Eres un poeta salvaje Claudio. Bello e incorrecto, como debe ser todo buen poema.

    ResponderEliminar
  4. María Paz, nuestra fiel y paciente lectora, que feliz nos hacen tus lecturas... Lorena, un harén completo de novios para ti antes del domingo... Muzam, gracias por esta hermosa tribuna que ya se vuelce oceánica...

    ResponderEliminar
  5. Anónimo23/12/10

    Uyyyyyyyy. miedo me das Claudio. Fíjate, hasta me he acordado de los empalamientos. Aquellas penetraciones a través del recto hasta atravesar por completo la estructura humana. Exagero, naturalmente, pero describes certeramente la animalidad que cualquier macho, exento de razón, (como procede para que sea un acto animal) debe senir para que la hembra reciba con las mismas ansias que tú describes, con el mismo salvajismo, si cabe, para que la especie no se extinga. No sé si darás de paso este comentrio.
    Un abrazo Claudio, sin salvaajismo.Un dulce abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Un salvaje sin duda, querida Concha. Es un tema digno de analizar. Los hombres solemos ser sexualmente instintivos, actuamos compulsivamente, arrinconamos a la hembra, tal como lo hicieron nuestros antepasados cavernícolas. Todo esto en teoría o en nuestra imaginación, porque en la realidad nos formamos culturalmente precisamente para aplacar ese descontrol, para seducir con delicadeza masculina. Sin embargo, en la intimidad, la mujer suele pedir con bastante recurrencia a su macho cavernícola de vuelta.

    Hay muchas zonas del mundo donde aún el cavernícola sigue socialmente muy presente, particularmente en América Latina o Africa. Esto puede explicar en parte el multitudinario turismo sexual que se practica desde hace muchas décadas en estos lugares. Los hombres, por su parte suelen deslizarse hasta el Asia buscando las muñecas sexuales más dóciles y complacientes, porque por acá las mujeres son bravas.

    ResponderEliminar
  7. Concha, y eso que en persona soy más terrorífico al parecer... si hasta mi amigo Muzam me llama cavernícola... ¿será porque cuando me invita a su casa me como todo lo que pone en la mesa?

    ResponderEliminar
  8. Ah, siento escalofrios y mucha envidia. Realmente bueno.

    ResponderEliminar