La gatita pétrea

CONCHA PELAYO -.

No es difícil entablar conversación con esos seres pétreos que pueblan el paisaje y nos van dejando mensajes. Algunos hablan de amor y desengaños. Nos dicen que le pesan los años, que se han dejado acicalar por la erosión para irse liberando de impurezas. Algunos nos muestran su desnudez altiva. Nos enseñan, descarados, sus miembros, que izan de forma impúdica y sin ningún prejuicio. Otros han dejado quebrar su materia en finas ranuras para que la sangre corra. Había que hacer sacrificios para limpiar el alma de malos espíritus.

Las piedras hablan con descaro, gritan para que no olvidemos lo que significaron, para que sepamos el estrecho contacto que mantuvieron con el hombre.

Cuando descubrí esa formación pétrea, me vi a mi misma tumbada y a mi gatita sobre mi pecho, sus patitas recogidas sobre el cuerpo. Su calor confundido con el mío. Como el calor tórrido del verano que nos calienta. A las piedras y a mí misma.

He recorrido las selvas, los mares, los continentes/
palpita el mundo sobre un suelo de misterios/
y msteriosa se encuetra mi mente /
buscando la verdad de mis ensueños/.

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7 Comentarios

  1. El tiempo y sus acompañantes erosivos suelen ser excelentes escultores, querida Concha. Cuando veo,palpo, saboreo, huelo y hasta intento oír el lenguaje de una piedra, tiendo a pensarme como parte de ella, porque los átomos que nos conforman no difieren de los de las rocas y también existen desde el origen mismo. Es decir, estamos contaminados de eternidad.

    Un texto bellísimo mi querida amiga.

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  2. Muchas tardes veraniegas de mi infancia me deslicé hasta unos esteros de piedra por donde bajaban los deshielos directamente de las montañas que estaban sobre nuestras cabezas. Allí, tras refrescarme en los pozones, buscaba las piedras que dieran más cobijo y comodidad a mi cuerpo semidesnudo. Ya instalado, pasaba horas aspirando el aroma de las piedras bañadas de sol, de lluvia y de escarcha durante todo el año y durante todas las décadas y siglos y milenios. Pocos aromas en mi vida recuerdo con más nitidez y agrado.

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  3. En mi antigua casa teníamos en el jardín una colección de piedras traidas de distintos rincones del país. Mi padre se dedicaba a transportar harina en un camión y en sus ratos libres en lugar de echarse a dormir como sapo procuraba alguna distracción. Un día conoció a un ancianito que le dijo que no hay mejores testigos de la historia de una sitio que las piedras. Desde entonces comenzó a mirar con cariño a los pequeños objetos inertes y les fue tomando cariño. Más que buenas narradoras las encontró estéticas y curiosas, de modo que comenzó a juntarlas. Mi madre las acogió con gusto y dio a nuestro patio un look especial. Con el tiempo me sivieron de disparador para indagar sobre su procedencia, a ello seguía una historia detallada de parte de papá.

    Nunca tuve el placer de estar en un lugar tan hermoso que me contara de primera mano su historia, no puede sentir a viendo con mis propios ojos... Mi goce y disfrute llegan en diferido a través de relatos orales y lecturas. Y lo valoro muchísimo.. Gracias Concha y Jorge por contribuir a ese placer. Lo que narran y la forma en la que lo hacen me hace sentir que lo vivo y me hace muy feliz.

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  4. Hay personas y sobretodo algunos escritores, que se sienten agredidos cuando les dicen que en sus letras hay dulzor, pero al leerte me sentí paulatinamente inundada de una cierta dulzura espiritual. Siento que en tí hay tanta paz y armonía con los elementos del universo, como un cierto disgusto y hasta rebeldía con muchos humanos, tal como lo he reparado en otros escritos tuyos.
    Tengo colecciones de piedras rastrojeadas en mis numerosas exploraciones. Muchas tienen formas que se asemejan a lo que la sensibilidad del instante quiera que se asemejen. Por supuesto que esa gatita de la fotografía es una obra de arte de la naturaleza.
    Ha sido un gran gusto leerte. Saludos Concha.

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  5. Anónimo24/12/10

    Muchas gracias a Jorge, Lorena y Cosette por sentir las piedras como yo las siento.Cosette, tienes mucha razón en lo que dices. Inmersa en la naturaleza me siento en paz conmigo misma y con algunas personas me siento desquiciada. Tal vez sea porque carecen de la sensibilidad de vosotros para escuchar mi latido, como el de esas piedras que nos hacen tanto bien, como cuando Jorge se introducía semidesnudo en alguna de las pozas. Lorena, estoy segura de que disfrutarías mucho en lugares así. Cree que tienen una magia especial, sobre todo cuando quedas acurrucada, sentada o apoyada en una de esas piedras y escuchas solamente el silencio y el ritmo de tu propia circulación.
    Un beso muy grande a los tres.

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  6. Anónimo26/12/10

    Tus piedras son deseos condensados por los siglos y tienen vocación de ave

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  7. De niño me he dejado corromper por alguna pareja de enamorados, que - a cambio de una golosina - me convencía de demostrar mis dotes a la hora de elegir una piedra adecuada para romper con mi resortera los indiscretos faroles que tanto importunaban a estos amantes. De grande, he descubierto que las piedras suelen ser una maravillosa fuente de sinestesias deliciosas.
    Bellísimo texto, querida amiga!

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