Paganito

LORENA LEDESMA -.

Revisando fotos antiguas encontré uno de esos tristes recuerdos que dan dolor de estómago. En una foto está mi hermano Diego junto a su mejor amigo, Pagano. Le llamábamos siempre por su apellido, y para acortar la distancia que eso podía significar le aplicábamos el diminutivo y le decíamos simplemente Paganito. Nos resistíamos a llamarle Walter porque no "pegaba". Era bajito, pero sobre todo muy menudo, con aspecto de chiquillo enfermo, de carácter fuerte pero muy dulce con los amigos. Se lo conocía como el rey de los videojuegos, no había uno que no tuviera y dominara a la perfección. Mi hermano solía extraviarse por horas en su casa para disgusto de mi madre que lo aguardaba con una batería de reclamos que éste afrontaba con un "está bien ma... " y sellaba la discusión con un beso.

Mi foto captura la frescura y ternura de este adolescente con aspecto de niño sabelotodo que no llegó a crecer nunca, y que un arrebato de violencia sin precedentes para mí arrebató de este mundo un día cualquiera.

Estábamos en pleno menemismo, con la tranquilidad a cuestas de un "uno a uno" al que se creía sólido. De ningún modo nos parecían tiempos violentos, aunque siempre hay un alma despiadada oculta en algún rincón. Ese día Paganito volvía de educación física con uno de sus compañeros. Mi hermano Diego no había ido porque siempre tuvo la tendencia a capturarse todas las gripes del invierno y estaba tendido en su cama con 40° de fiebre. Era la hora de la siesta y Paganito pasaba frente a la iglesia del barrio cuando una certera patada a una lata de gaseosa dió contra el portón de la unidad básica del partido Justicialista que estaba junto a la farmacia. Se activó la alarma. Según narra el expediente de la policía, un sujeto que oficiaba de custodio, ex oficial de la bonaerense dado de baja por exceso de violencia contra menores, salió a los tiros para amedrentar a los supuestos ladrones. La persecución se habría extendido por una cuadra y al girar por una de las laterales un disparo certero impactó en la cabeza de un estudiante de 14 años. Pagano murió en el acto dejando un río de sangre por los disparos de "remate" que le dio este tipo en otras partes del cuerpo pero ya estando sin vida a causa del primero.

Recuerdo muchos detalles del caso porque estuvo en la televisión por un buen tiempo, ya que hacía rato que no ocurrían casos de "gatillo fácil" en el país, o al menos entre el conurbano y la capital que son las áreas hasta donde se desplaza por estos temas la prensa nacional. Además eran momentos en que la policía bonaerense estaba en proceso de "depuración" y el tema ayudó a dar de baja a algunas manzanas podridas en tan cuestionada institución. Vi llorar a sus padres y a sus familiares por la tele en compañía del controvertido periodista Mauro Viale, símbolo del periodismo que se hacía eco de los casos que no son tomados en cuenta porque involucran a la gente de limitados recursos. También ví llorar a mi hermano escondido en los rincones de la casa. Sin duda esto último fue lo más duro para procesar a mis diez años.

De ida al colegio acostumbraba pasar por esa cuadra hasta que terminé el secundario. Podría haberla evitado pero no lo hice. Pasé infinidad de veces recorriendo en silencio la pared blanca y observando de reojo los circulos que señalaban los impactos de cinco tiros, hasta que, transcurridos algunos años, uno de los vecinos finalmente los cubrió. Pensaba tantas cosas, me hice tantas preguntas, me traía tantos recuerdos. Supe que el tipo fue condenado a 15 años de prisión y encerrado en el penal de Ezeiza, pero salió por problemas de salud, y de los padres de Pagano, que se mudaron a Mar del Plata, no volvimos a saber. Mi hermano no volvió a tener amigos, evitó relacionarse más allá de unas charlas pasajeras aunque conservó su temple amable para relacionarse hacia afuera.

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6 Comentarios

  1. ¡Que portento de relato, mujer, que portento!... un engañoso comienzo de remembranza se convierte en puro nervio a medidas que avanza... Paganito se inscribe en la galeria de personajes que nos regala el Río de la Plata...

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  2. Gracias Claudio! Una tragedia que se repitió en varios hogares pero de las que sólo se conoce por el lado "amarillista" del periodismo porque vivíamos en un momento de ilusa felicidad económica. Una tragedia inesperada, dolorosa y que marca profundamente a las personas más cercanas.

    Sobrevive en los recuerdos de quienes le conocimos, tal vez esa sea la mejor de las justicias del hombre. Porque la otra.....

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  3. Una historia durísima que te tocó muy directamente, querida Lorena. Los tiempos del gatillo fácil causaron cientos de muertes absurdas en nuestros países. Todavía quedan bastantes locos que malentienden la labor policial.

    No he dejado de reparar en la actitud introspectiva que asumió tu hermano desde entonces. Que te maten a un buen amigo es tan fuerte como que te maten a un hermano, porque al fin y al cabo somos nosotros los que elegimos a esos compañeros de ruta.

    Una historia lacerante y prodigiosamente narrada. Un gran abrazo mi querida Lorena.

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  4. Uf, qué historia Lorena. Pensé que era una evocación fotográfica más, pero mientras avanzaba me iba dejando con el corazón adolorido. El instante que tuerce la historia es cuando esa lata de cerveza es pateada hacia el lugar donde aguarda el psicópata resentido de gatillo fácil. Algunos van jugando por la vida y otros prefieren dedicarse a matar a los jugadores.
    Tremendo. Besitos Lorena.

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  5. Gracias Jorge, tus palabras siempre son un aliento para mí.

    Muchas gracias por tus cálidas palabras María Paz. Besos para vos también =)

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  6. La era menemista suele ser recordada como un período de pujante prosperidad y tranquilidad social. También como el período de los más gigantescos y vergonzosos contubernios político-privados.
    En Chile se le veía como un playboy bonachón que entendía los nuevos tiempos y dejaba el camino lo menos ripiado posible para que sus grandes empresarios hicieran y deshicieran con la economía.

    Aparentemente, ese irresponsable período de bonanza lo pagaron muy caro bajo los siguientes gobiernos, como si en cada caramelo menemista hubiesen tenido que hipotecar parte de sus vidas futuras.

    Abrazos querida Lorena.

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