Yo no estoy loco


LILYMETH MENA -.

Cuatro de cada diez mexicanos padecen algún trastorno mental y lo desconocen. Quizá se deba a el ritmo de vida, a la presión en el trabajo, o a los fracasos en el terreno sentimental y familiar. 

No es que nosotros padezcamos mas trastornos mentales que en el resto del mundo, todo es cosa de población y porcentajes; si tenemos en cuenta que somos mas de cien millones de habitantes.

Lo preocupante del asunto es que toda esta gente enferma, no es ni diagnosticada, ni tratada a tiempo. De ahí derivan entonces otros porcentajes que bien pueden deberse a los padecimientos mentales de estos enfermos. Como la violencia intrafamiliar, las relaciones disfuncionales o destructivas y el abuso a menores.

Según los números, un mexicano que sufre algún trastorno mental, tarda entre seis y ocho años en aceptar que está enfermo y buscar ayuda. Pero hay datos de gente que ha pasado hasta diez años sin atención, medicamento o un diagnostico apropiado. 

La neurosis, depresión, ansiedad, epilepsia, bipolaridad y una serie de trastornos asociados a alguna fobia (como la autofobia); son los mas recurrentes. 

Es muy difícil aceptar una valoración y medicamento. Sobre todo por el estigma y discriminación que siempre ha existido sobre los enfermos mentales. Nadie quiere ponerse ni que le pongan la etiqueta de “loco”. Es como vivir en un mundo aparte, alejado de toda normalidad.

También es difícil para aquellos que viven contigo día a día. Saber que estas medicado es sin lugar a dudas una tranquilidad y al mismo tiempo una desventaja. La tranquilidad es por saber que estas controlado, que es menos probable que te sobrevenga un ataque, que eres mas seguro para convivir. Las desventajas son en cuanto a la valoración que hacen los demás de tu juicio y sentido común, restando peso a tus opiniones y deseos.

Tristemente también tú comienzas a darles la razón. 

Cosas como la voluntad y el amor propio se van a segundo termino a cambio de la tranquilidad y “felicidad” de quienes te rodean. Te ves sometido a decisiones externas que desde luego siempre son por tu propio bien, pero que no siempre compartes o comprendes.

Ser un enfermo medicado no es algo que pase inadvertido, la mayoría de antidepresivos y calmantes provocan somnolencia, deficiencias sexuales y pasividad extrema. 

Como enferma medicada comprendo la difícil que es confiar en una persona bajo tratamiento. Las dudas sobre tu buen juicio y posibilidad de tomar decisiones. Igualmente entiendo el aislamiento al que te reducen los demás o tú mismo, cuando sufres de cambios de humor repentinos, depresiones profundas, ataques de pánico, paranoia y ansiedad. 

La convivencia seguramente es difícil si no es que insoportable. 

Lo único que se puede aconsejar es paciencia y vigilancia. Una persona que toma Prozac o Lithotabs (por ejemplo), suele olvidar que su buen estado de animo se debe a fármacos y drogas; por lo tanto olvida medicarse y es ahí cuando sobrevienen recaídas, ataques y en ocasiones violencia. 

Probablemente mi grito desesperado sea, por los que están enfermos o tienen un enfermo en casa y no lo saben. El primer paso es realmente lo difícil, después los médicos le facilitan a uno todo el proceso. Me ha tocado de manera permanente el suicidio de tres personas en los últimos años. La semana pasada me sacudió el caso de un familiar. Siempre quedan preguntas sin respuesta. Y un enorme hueco en el pecho que no se llena con nada. 

Tal vez cuando un amigo te dice en broma “Estas loco”, te resulte simpático, pero cuando mas de diez te dicen lo mismo puede que no estén equivocados.

Dicen que es más valiente pedir ayuda que rechazarla.

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14 Comentarios

  1. El temor a la locura, a perder esa unión mucha veces tenue con la realidad, a dejar de ser YO tal y como creo que soy para ser YO, pero de manera distinta y alejada de mis metas vitales, es algo que me angustia y preocupa sobremanera.
    Una mente clara y juiciosa en un cuerpo débil o enfermo es, para mi, más soportable que una mente enferma e incapaz en un cuerpo completamente sano.
    Tal vez el haber visto a mi madre morir sin su juicio, loca de dolor -textual y literalmente-, incapaz de reconocer ya a su familia, el entorno o si era día o noche, me ha dejado una huella sangrante y profunda.
    Y sé que perder la paciencia en esos casos es lo más normal. Lo sé, desgraciadamente, por propia experiencia.
    Extraordinaria reflexión la tuya, Lilymeth. E inquietante al mismo tiempo.

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  2. Una curiosidad: la Argentina lidera el ranking de países con mayor cantidad de expertos en Psicología. Este año, otra vez, los matriculados para cuesar la carrera son demasiados! Siempre me pregunté si a la hora de elegir la carrera no confundirán la necesidad de recibir terapia con la de convertise en profesionales en esa área.. Más de uno tiene pinta de necesitar una sesión. Mandaremos algunos para México.

    Cambiando el tono, sé que suena divertido hablar de la "locura" pero nada de gracioso hay en cargar a cuestas un enfermedad mental que nos vuelve inestables y nos quita la libertad de ser quienes realmente somos.. No soy experta en eso ni en nada, sé que hay matices entre un punto y otro así como diferencias sustanciales.
    Duras tus palabras y duro debe ser afrontar esa realidad... Difícil que otros lo comprendan pero bien vale pedirlo/decirlo con la franqueza que siempre hay en tus escritos.

    Saludos y un abrazo.

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  3. Anónimo20/1/11

    Mi querida Lylimeth. De entrada te diré que el hecho de que ilustres tu post con el Grito de Munch es comosi gritaras tú también al mundo una llamada de SOS ante tantos casos como existen en el mundo.
    Creo que todos tenemos algún ser querido que, por unas causas u otras,nos hayan hecho pasar por esas experiencias. Mi padre, enfermo de Alzheimer, enfermedad contraída a muy temprana edad nos hizo pensar muchas veces que se estaba volviendo loco. Sufrimos mucho, muchísimo, hasta su muerte a los 69 años, pero tuvimos que pasar más de 20 sufriendo con él, hasta que se fue deteriorando física y psícamente hasta convertirse en un guiñapo.
    Nunca supimos si él era consciente de su deteterioro, al menos en sun totalidad, aunque sí que él mismo se notaba mal.
    Creo que lo importante es conocer la propia enfermedad y hacer lo posible por paliarla.
    Es duro, muy duro para todos y creo que la sociedad actual propicia la locura, como si la demencia fuera el remedio. Espero que entiendas el sentido de mis palabras.
    Me ha encantado tu reflexión pero también me ha entristecido mucho.
    Un beso muy fuerte.

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  4. Yo sufro ansiedad, depresión y comportamientos obsesivos compulsivos. Es difícil vivir medicado pero lo es aun más cuando no recibes atención. Cuando tus altas y bajas son tan bruscas y tantas, que nadie te soporta. Incluso tu mismo llegas a detestarte. Hoy en día recibo medicación y me encuentro estable.
    Querida Concha, ese cuadro ilustra magistralmente el sentimiento del enfermo mental. Mi grito desesperado es por mi también y por los millones que necesitan ayuda y no la obtendran pronto.
    Querido Jesús, cuando no se tiene la opción de tener una mente lucida en un cuerpo enfermo, no queda otro remedio que ser dócil ante los médicos y obediente con las prescripciones. Yo las sigo religiosamente.
    Aquí en México también se registran los más altos índices de matriculados en la facultad de psicología, lamentablemente opino igual que Lorena. Muchos de ellos parecen mas necesitar terapia que facultados para darla. En todo caso, no sirve de mucho tener muchos psicólogos, pues al final la gente no cree en ellos y el problema continua, esa no es la solución.
    La solución es que uno se acerque y permita ser diagnosticado y atendido.
    Actualmente mi calidad de vida es bastante buena, mi madre es la que sobre todo me hace notar mis cambios de humor tan bruscos, mi total desapego al dolor humano y es ella quien me sugiere pedir ayuda. Así lo hice y hace años que tomo mi medicina puntualmente.
    Duermo bien, me mantengo estable, pocas cosas pueden enfadarme, incluso las que antes me enloquecían (literalmente), ahora me parecen sin interés, mi ultimo ataque de pánico fue el año pasado en abril, tome unas tijeras y me fui cortando los rizos de mi cabello que llegaban hasta la cintura, quede con el cabello tan pequeño y esponjado que opte por alaciarlo. Luego entre en depresión profunda.
    Es un ejemplo de las tonterías que puede uno hacer en menor grado. Las peores son violentas e inimaginables.
    Yo hable de los porcentajes en mi pais pero las estadisticas de otros lugares son muy similares, hay mucha informacion en la red.
    La urgencia es instar a las personas con algún trastorno a que acepten ayuda, no siempre es fácil ni placentero. Pero si es una persona cercana y amada, la persistencia dará frutos.
    Saludos, gracias por leer y comentar.

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  5. Anónimo21/1/11

    Mi querida amiga. Me dejas profundamente conmovida por lo que cuentas pero no sorprendida. Tu grito es el grito de millones de seres humanos en el mundo que reivindican un poco de atención. Fíjate Lily, en el fondo no hay más que soledad y, reconozcámoslo o no, es insoportable. La vida no puede soportarse sola y cuando digo "sola" quiero decir que todo ha de ser compartido para sentirnos integrados en algún grupo. Se miente cuando se dice que la adolescencia es rebelde e incomprendida porque necesita pertenecer a un grupo. Cierto, pero eso ocurre en toda nuestra vida,no solo en la adolescencia. Necesitamos pertenecer a algo y a alguien, necesitamos pertenecer a un grupo social para sentirnos bien.Necesitamos que nos valoren que nos quieran, que nos acaricien, que toquen nuestra piel PARA NO VOLVERNOS LOCOS.
    Tal vez, mi querida amiga, en esta sociedad tan individualista, tan "suficiente",tan egoísta, donde todo el mundo pisa a todo el mundo,con unos individuos tan ensimismados y enloquecidos, hayamos encontrado la fórmula para mejorar y paliar nuestro desasosiego: Desnudarnos así, como lo estamos haciendo en este sitio. Yo también lo hago.

    Un beso grande.

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  6. Anónimo22/1/11

    Extraordinario texto y escrito tan sinceramente que desarma al que sea de cualquier resabio. Los comentarios de Jesús, Concha y Lorena son tan consonantes y me ayudan a asimilar mejor todo el contenido y a reflexionar.

    "Sufro de ansiedad, depresión y comportamientos obsesivos compulsivos"; yo también en mayor o menor grado y a veces me dicen mis familiares que les ha costado aguantarme y, de hecho, me han dejado de aguantar, simplemente: me han dejado. Si no físicamente, sí en el sentido emocional. Y era necesario que me dejaran; como fue necesario, o llegó a ser necesario el dejar solo a mi padre, casi no hablarle, ni mirarle a los ojos.

    Sin embargo, debo confesar que estos meses de soledad, después de dejar Facebook, me llevaron a un diálogo conmigo misma durante el cual pasé por las mismas frases una y otra vez, enloquecedora actividad como toda aquella en la que repites lo mismo pero esperas diferente resultado.

    Algo ha cambiado, las frases han perdido su fuerza loca, me voy quedando callada, mis sueños sin ton ni son piñata de palabras y caras y paisajes continúan más feroces que nunca ahora que estoy callada. Me ha ocurrido hasta que he tenido un orgasmo en medio del sueño y me he despertado así. Me daban ganas casi de reír.

    La energía tremenda que tenemos y que a veces nos parece llevar a la locura puede deberse a poco más que falta de sexo, o a una comida indigesta (Sor Juana Inés de la Cruz toca el tema de la comida y los humores que suben al cerebro, en su poema "El sueño" o "Primero sueño" como también es llamado). En el caso de las escritoras, como en el de ellos, la carga neurótica es mucho mayor y por eso es tan importante amar bien, comer bien, reír bien en compañía de amigos y en resumen llevar una vida natural.

    Porque "natural" y todo la vida es a veces como para enloquecer a quien sea. El ciclo vital mismo, de vida y muerte, acelerado hoy al máximo, hace que no podamos marcar nuestros duelos lentamente, que no podamos desprendernos de nuestros lutos lentamente a medida que nos crece una piel nueva en el alma, que no podamos distinguir claramente entre vida y muerte.

    "Tal vez el haber visto a mi madre morir sin su juicio, loca de dolor -textual y literalmente-, incapaz de reconocer ya a su familia, el entorno o si era día o noche, me ha dejado una huella sangrante y profunda."

    Sí Jesús y a todos nosotros que hemos leído tu frase, gracias al texto de la muy lúcida Lilymeth.

    María Eugenia

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  7. Maria, mi querida Maria. Mi añorada Maria. Muchos viven pensando que es normal sentirse triste, solo, agotado, pero no es asi. Cosas como la ansiedad, la depresion y la neurosis nos pasan inadvertidos en el convivir diario y no debieran. A muchos con una simple terapia ocupacional se les cura, otros requerimos mas, pero siempre se puede controlar. Creo que al final uno tiene derecho a la calidad de vida que uno mismo se permita.
    Gracias por tu comentario y por cierto no te habia dado la bienvenida a este blog. Te quiero.

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  8. Yo no estoy loca. Sí estoy medicada, poquito pero lo estoy.
    Ahora no me apetece hablar de mi. Escribo estas líneas solo para enviaros un inmenso abrazo, Marieu y Lily.

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  9. Sin querer desconocer tu autopercepción, siento que quien puede escribir con ese grado de coherencia no está precisamente loco. Las definiciones de la locura han variado muchas veces en cada época y lugar.
    Donde sí percibo mucha incoherencia (más cercano al delirare) es en múltiples decisiones políticas de distintos gobiernos.
    Probablemente, y tal como nos hemos planteado de una u otra forma todos los escritores de este blog, nuestras congojas van más bien de la mano de lo que antiguamente se llamaba melancolía, hoy emanada de la complejidad absurda de la modernidad, del individualismo enfermizo con que nos intentan atropellar, de la pérdida de toda fe en el gran titiritero y sobretodo por la imposibilidad de amar y ser amados libre y espontánea y perdurablemente. Tal como se lo expresé a una de nuestras amigas escritoras, siento que estamos casi todos atragantados de amor.

    La otra posibilidad es que en este blog nos estemos reuniendo los últimos grandes chiflados de la historia.

    Un abrazo bien fuerte mi querida Lilymeth.

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  10. Un texto precioso, la parte personal me ha encantado, en el original y en los comentarios. El tema del número de personas afectadas es tan arbitrario como la definición de locura, lo menos relevante.

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  11. Anónimo22/1/11

    Buenos días, saludos congelados a todos pues aquí hace 39 Farenheit y casi hiela anoche; son las 6:30 am; antes de tratar de mover las patas para irme dizke a correr cuando se despierte mi "cónyuge", pues Tere anda de fiesta todavía, déjenme darles un caluroso abrazo a todos, especialmente a Lily y a Elena, y decirles que aquí en USA a toda tristeza se le llama depresión y para toda angustia temporal y natural hay un "síndrome" y la respectiva píldora, así que no me fío ni de mi sombra. ¿No es completamente normal que si año tras año te salen las cosas mal, hagas lo que hagas, estés algo agotada y sin ánimo? Pues claro que sí. Ni que fuéramos de piedra. Matrimonios que no funcionan, hijos que no nacen, otros que sí nacen y no dejan de fregar, amantes locos y peligrosos, desempleo, enfermedad, familiares que te rechazan, falta de fe, vejez o fealdad; falta de trabajo o exceso de trabajo o trabajo aburrido o no poder desarrollar el talento propio y que te lo reconozcan. Periodos de castidad forzosa, periodos de sexualidad gozosa pero que te ponen todo patas arriba (jejeje, ¡qué frase tan poco adecuada)

    Y cuand no vienen todas esas cosas juntas, como en lluvia de palos ("periodo piñata" lo llamo yo).

    Nos salvan los amigos, nos salva la palabra. En los momentos en que falla todo y no hay nada ni nadie, sí hay la palabra amiga.

    Hay tiempo para todo, hay también una estación para estar solo y callado. Pero la palabra siempre nos consuela, es una caricia que no nos deja solos, una caricia permanente. Por eso me asusta no saberla usar.

    Marieu

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  12. que tremendo texto, honesto y valiente, amiga.

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  13. Impresionante. Felicitaciones por tanta valentía y honestidad.

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  14. Hay tantos tipos de locos en la vida. Los realmente peligrosos no están debidamente controlados y son los que hacen daño de verdad, como los politicos y los delincuentes. Impresionante relato, casi una confesión o sesión con el analista.

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