¿Para qué escribir?

JORGE MUZAM -.

¿Qué utilidad social puede tener un escritor hoy en día? Digamos, los poquísimos escritores que se hacen respetar con una potente voz propia ¿Cuánta capacidad de espabilar las conciencias colectivas y a través de ellas provocar cambios relevantes?

Los escritores alaracos, las voces lloronas que se quejan de tanta explotación e individualismo, acaban también por cansar, tal como los cantos de protesta que terminan musicalizando los spots de zapatillas. Si tanto te molesta el mundo, pues ejecuta tu propio día de furia, deja la cagada, y no esperes que lo hagan otros, cobarde de mierda.

¿Por qué no las armas? Es que no puedo dispararle a alguien que no me ha hecho nada. ¿Ir tras los grandes culpables? Pero dónde están y de qué son exactamente culpables. La vida es naturalmente injusta. Basta mirar a los animales como despedazan a los más débiles para que puedan mejorvivir los más fuertes. 

¿Y las bombas? ¿Reventarles el culo a bombas a todos los que parezcan culpables? Mi sentimentalismo teme a las bajas inocentes, a herir a quien nunca ha pretendido más que vivir en paz. Por otro lado, casi todos son inocentes. Los grandes articuladores pueden contarse con una mano en cada país.

¿Qué hacer entonces? ¿Escribir para provocar carcajadas? ¿Malgastar el tiempo para no hacer trabajar la hoz y el martillo?

¿Quizás contarle a los que vendrán lo que perciben nuestros sentidos en este brevísimo paseo terrestre? ¿Dejarles una asociación de palabras que parezca una poesía alegre? ¿Plantarles un roble para que se encaramen mientras sean niños?


"¡No, señor; no quiero nada con
esos urdidores de cuentos! En vez
de escribir algo útil, agradable,
consolador, se complacen en rebuscar
las más menudas menudencias de este
mundo para esparcirlas por ahí. Yo,
sencillamente, les prohibiría coger
la pluma. Porque vea usted: resulta
que lee uno...; luego, sin querer se pone
a pensar en lo que ha leído... y el
final es... que se le llena a uno la
cabeza de disparates. Así que lo dicho:
yo, sencillamente, les prohibiría escribir,
de un modo terminante y categórico;
¡prohibido en absoluto!"

(Príncipe V.F.Odoyevski)
Fragmento que aparece al inicio del cuento "Pobres gentes", de Fiodor Dostoyevski.

Imagen: Daniel Ilinca

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7 Comentarios

  1. Habría que arrebatar las plumas, confiscar los teclados, quemar todas las hojas de papel y declarar elemento del demonio a todas las lapiceras del mundo.. No, mucho más pero si escribo todas las medidas que deberían tomarse para que algunos dejen de escribir no termino más. Hay que hacer racia y prohibir la escritura a todos los que no escriban con el corazón, los que lo hagan sin convicción..
    No estoy a favor de la censura porque si se fijan bien con ese criterio podrían escribir posturas opuestas. A mí no me importa que escriban los ignorantes, los recién alfabetizados... Al fin y al cabo me cae más simpática un garabato que exprese el propio pensamiento que un informe pago sin errores de ortografía. Sé que a muchos escritores estos les fastidia y chillan por el respeto a nuestra hermosa lengua pero en mi mundo soñado la gente es apasionada y dice lo que siente/piensa. Con esos me siento a charlar, me presto a leer, me doy a discutir. Sé que mi medida no será tenida en cuenta pero no cuesta nada soñar como tampoco escribir aunque nadie preste atención, aunque se rían, aunque nos peguen un tiro en la cabeza... Escribir siempre es bien gastar. Eso opinión aquí y ahora, mañana no sé.. tengo derecho a pensar lo opuesto y en tal caso escribiré otro comentario.

    Un beso!! Me encantó..

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  2. La desesperanza es un viejo sentimiento propio que surge cada vez que en vez de escribir sin pensar para quien, me paro a pensar para qué escribir.
    Yo escribo para mi, para que no me estalle el alma o para que no lo haga la cabeza, aún no lo sé bien.
    Escribo simplemente por que porque no puedo dejar de hacerlo. Tal vez lo haga compulsivamente, tal vez nadie lea lo que escribo, tal vez quien lo lea se ría, se aburra o, tal vez, se emocione. De verdad, no lo sé. Pero sé que mis pobres letras no cambiaran EL MUNDO, así, en mayúsculas, aunque me conformo si hacen que mi mundo, así en minúscula, sea un lugar más coherente con mi yo.
    De las opciones que das, Jorge, me quedo con la de plantarles un roble; servirá para que se suban cuando sean pequeños, para que graben su nombre en un corazón herido por una flecha cuando estén enamorados...o para que se cuelguen de él cuando la vida sea ya ese sin sentido insoportable que hoy es para muchos de nosotros.
    Un relato tan profundo que, mira tú, me ha hecho escribir sin pensarlo.
    Un gran y admirado abrazo, Jorge.

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  3. Tantas preguntas vitales que siempre han estado ahí y los más temerarios intentan responder. Lo intenté y lo sigo intentando para no caerme del vagón, aunque no tenga la menor idea de las respuestas, amigo.

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  4. Escribir para exorcisarme.. No sé por qué se me vino eso a la mente pero en cierta forma es así porque lo hago para que no me devore a mi misma y para poner un poco de orden a mi caos- Contadas veces pienso lo que escribo y la mayoría de las veces luego de apretar "publicar o enviar" me doy cuenta que tendría que ser más una reflexión privada conmigo misma que un comentario público... pero hecho está y además perdí la vergüenza hace mucho por lo tanto nada tengo que perder. Ahora mismo me retracto en parte de mi comentario anterior entre gallos y media noche, que escriban todos incluso los periodistas con los que me indigno y me pongo dictadora al punto de querer confiscarles el teclado :)

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  5. Anónimo15/5/11

    "Para mí, escribir no es una cuestión de libre albedrío, es un acto de supervivencia."

    Paul Auster

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  6. Anónimo15/5/11

    Es un acto de supervivencia. Creo que tiene razón la frase Paul Auster. Escribir es un modo de dejar de sufrir. Damos lo que buenamente podemos. A veces nos sentimos tan desolados que no somos capaces de hacerlo y nos sentimos mal, muy mal. Escribir, estoy de acuerdo, es el mejor acto de supervivencia.
    Un beso.

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  7. “Los pensamientos no dichos, son pensamientos que pesan, que entorpecen, que se incrustan y quitan sitio a los nuevos.
    Serás un vertedero de pensamientos si no hablas o escribes sobre ellos”

    Encontré esta frase en la película “Cartas a Dios” de Eric-Emmanuel Schmitt, la historia de un niño que intenta afrontar su inminente muerte, escribiendo cartas a un Dios en el que no cree.. Quizá de ahí parte la necesidad de tener un blog, para contar todo aquello que no tienes con quien compartir ¿no? Pasé por acá recordando tus palabras.

    Saludos

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