El invierno de los pobres

JORGE MUZAM -.

Las calles huelen a humo de carbón. El frío invernal obliga a desempolvar los braseros añosos. La madera, el gas y la electricidad son demasiado caros en Chile. El carbón, igualmente oneroso, se vende hoy dentro de bolsitas de dos kilos en cualquier almacén de barrio. Lo suelen usar para los asados de fin de semana. Las personas más humildes, sin embargo, juntan sus escasas monedas para comprar una de esas bolsas. La aprovecharán al anochecer para calentar la casa, secar la ropa, preparar alguna merienda, hervir la tetera, beber un mate y distraer la penumbra. Puede que algunos hayan tenido más suerte cazando un conejo famélico en los montes aledaños. Otros quizás podrán saborear un cocimiento de patas de pollo o de panitas o cebollas viejas. Cualquier cosa que valga menos de un dólar. 

A muchos no les alcanza siquiera para comprar ese carbón ni esas panitas. Son los que pasan cada tarde como sombras sin rostro con ataditos de ramas en la espalda.

Publicar un comentario

7 Comentarios

  1. Anónimo11/7/11

    Un invierno que duele en la piel y en el alma.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo12/7/11

    Recuerdo los inviernos de mi niñez, una época en la que sufrí carencias básicas, pero pese a eso, a mi memoria suelen acudir los recuerdos de los braseros calientitos con los que mi mamá entibiaba nuestros desayunos invernales, en especial luego de noches de heladas, para luego, desoyendo sus advertencias, salir al patio a jugar quebrando con nuestras manos la escarcha que se negaba a desaparecer en la artesa en que mamá lavaba la ropa...
    Sí es cierto que se sufren los inviernos más que cualquier otra época cuando carecemos de lo más básico, pero siempre buscamos y encontramos de alguna forma un mínimo de calidez que nos permita seguir viviendo un día más, ojalá la sigamos encontrando...

    Cálidos Saludos Muzam

    ResponderEliminar
  3. Sofía12/7/11

    Nada peor que el invierno en el corazón, al otro se lo resiste pero a este último se llega luego de a travesar un otoño que da muerte a los sueños más coloridos y perfumados. Cuando llega ese cruel invierno casi no recordamos más que con las emociones los colores y aromas de las flores que nos ilusionaron.
    Ojalá sobreviva al invierno climático ud. y sus seres amados, ojalá no arrive al otro nunca.

    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Rocio13/7/11

    El invierno llega con sus colores y sus vientos, nos fuerza a cambiar el modo de vestir y el ánimo con el que emprendemos el día. A mi me gusta el frecor del invierno, el viento arrasador y la lluvia impertinente. Me gusta estar cerca de mi amor y darno toda el calor que necesitamos para pasar las noches. Saber que hay gente que la pasa mal remuerde la conciencia y muchas veces por la misma impotencia no hacemos mucho por ellos, mas bien nada! Es un dilema que no sé cómo afrontar, vivir con culpa no me va y la sola evocación no cambia las circunstancias de ellos cuando me voy a mi cama calentita con una taza de chocolate.
    La cruel verdad en sus palabras evocadoras.

    ResponderEliminar
  5. Alguien que se acuerda del invierno de los pobres, muy noble de su parte.

    Simplemente hermoso.
    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Anónimo17/7/11

    La realidad en solo unas cuantas líneas. El sufrimiento, la pesada tristeza, la vida que no avanza en menos de dos minutos de lectura. Habría que agregar aquellas personas que mueren al quedarse dormidas con el brasero dentro de la ruca.
    Una mascada al alma como siempre mi querido amigo Muzam.
    Cariños JP Jiménez

    ResponderEliminar
  7. Anónimo27/7/11

    Cómo me duele ese invierno chileno mi querido amigo. Y cómo describes la situación de muchos compatriotas.Y mientras tanto, este mundo asqueroso echando humo negro por su chimenea podrida.

    Siento tu tristeza en el corazón.
    Un beso.

    ResponderEliminar