Trabajar en equipo

JESÚS CHAMALI -.

Gonzalo y yo nos conocimos en el colegio. Bueno, decir que nos conocimos quizás sea una exageración, quizás sea más apropiado decir que compartimos aulas, profesores y compañeros. Conocernos, conocernos de verdad, creo que jamás lo logramos en toda la vida a pesar de las múltiples ocasiones en que ésta hizo que nos cruzáramos.

Un día, aún no sé si bueno o aciago, y eso que ya han pasado doce años, nos reencontramos una vez más, otra de tantas, en el aeropuerto.

Ambos esperábamos para recoger a amigos que venían de Madrid. Él entró a saco en mi situación laboral. Sin disimulos, sin delicadeza, como si estuviera investido de no sé que derecho superior. Yo me resistí con las evasivas de costumbre, pero acepté su tarjeta y el volver a vernos para tomar un café y hablar más calmados sobre todo el tiempo pasado. ¡Bonito eufemismo!

Al final me puso en la mesa una oferta que ni pude ni quise rechazar y entré a trabajar para una gran multinacional financiera: pagaban bien, daban buena formación, el puesto y la empresa eran de prestigio...y ya había en el mercado productos de lavado que ayudaba a que las manchas de sangre salieran bien de la espalda de las camisas por los latigazos que recibías cada semana para conseguir los sacrosantos y divinizados objetivos. 

Cuando no se lograban, la prenda que se manchaba de sangre era los calzoncillos, y a algunos incluso le traspasaba hasta los propios pantalones...

Quizás por eso, la vida útil de un ejecutivo de ventas en esa compañía no pasaba de los dos años, y en algunos casos no llegaban ni al primero.

Aún recuerdo que cuando tuvimos la primera reunión de ejecutivos, aparece Gonzalo con ese pelo engominado, ese traje de 3.000.-€, esa camisa con sus iniciales grabadas, esos gemelos en los puños que tenían un pequeño zafiro cada uno, y escribe con letras enormes la palabra

EQUIPO

en la pizarra de la sala de reuniones.

Según él, un gran jugador solo, es capaz de hacer una genialidad alguna vez, pero sólo un equipo conjuntado es capaz de ganar los partidos y la liga. Y ese quería que fuera el lema de su etapa directiva.

Años más tarde aprendí que una cosa es la teoría y otra es la realidad. 

Equipo, para él -y en todas la empresas en las que he estado- es la mejor manera para que si todo sale bien, el jefe se lleve el bonus y la medalla, pero si algo falla, la culpa se reparta entre los demás que no han sabido entender sus instrucciones o se han estado tocando los huevos en vez de ponerse a trabajar, dejando su culo inmaculado y a salvo de cualquier patadón.

¡Gran invento ese de trabajar en equipo!

Siempre que tú seas el jefe, claro.

¿Verdad, Gonzalo?

Publicar un comentario

6 Comentarios

  1. Yo no soy contraria por principios a trabajar en equipo, pero sí que es cierto que lo habitual es que unos hagan la mayor parte del trabajo y otros se las arreglen para no hacer casi nada pareciendo que hacen mucho. Y desde luego, qué cierto es eso de que las brocas se las llevan todos menos el jefe y las medallas se las lleva el jefe y no los que se curraron el el trabajito.
    Y hablo por mi experiencia personal.
    Me gustó el artículo, aunque noté cierto sabor de rencor poco disimulado en él hacia su compañero Gonzalo. Aunque tal vez me equivoque. El caso es que disfruté leyéndole.

    ResponderEliminar
  2. Independiente de la elaborada teoría que proponga una u otra forma ideal de asociación productiva, los seres humanos nos comportaremos casi siempre como hienas acechantes, como peces que se van comiendo a los más chicos, como perros que nunca compartirán su hueso, como arbustos que acaparan el sol y matan a los que se quedan sólo con la sombra. Lo paradojal es que se da en todos los estratos, no importando que los protagonistas de las zancadillas sean doctorados en Harvard o analfabetos somalíes. Es nada más que la triste y egoísta condición humana. Sólo queda sobrevivir y arrejuntarse a los poquísimos que escapan a esa conducta.

    Un fuerte abrazo mi querido amigo.

    ResponderEliminar
  3. Como tù me has dicho, sigue escribiendo Jesùs, sigue, que la rabia, el sufrimiento, nos hace mejores... escritores.
    Un gusto y un honor leerte.

    ResponderEliminar
  4. A penas leo "en equipo" recuerdo los insufribles tiempos de la escuela e incluso la universidad. Malas experiencias.. y por ello siento un profundo rechazo a todo trabajo en equipo.. recuerdo el estrés y la sobrecarga de trabajo, también la mala voluntad de los que quieren llevársela de arriba y finalmente la sensación de soledad al concluir. Sé que no es el método, que se pueden lograr grandes cosas.. Es una sensación personal. Con respecto a lo laboral, tengo poco que decir, desde que entré al mercado desde mi humilde posición trabajé en soledad y con bastante independencia. A partir de lo que contás me imagino, me figuro.. intuyo lo que puede suceder en esos ambientes, desde esas alturas.. y miro con más afecto propio lugar.

    Un gusto leerte, abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo13/9/11

    Si bien la visión que entrega el post es la predominante cuando cuando se trata de trabajar en equipo y lamentablemente muchas personas han vivido esa experiencia de forma similar, yo me siento una afortunada pues puedo contar una experiencia diferente...
    me ha tocado la suerte de integrar un equipo de trabajo en el que llevó ya varios años, donde me siento y nos sentimos cada uno valiosos, no sólo por el aporte a la tarea común, sino que por la calidad humana de cada cual, que se valora con una mirada amable; gracias a ser parte de este equipo, he crecido mucho como persona y como profesional. Hemos cultivado lazos de amistad profundos, que nos hacen sentirnos casi como parte de una familia, donde ninguno es prescindible.
    por eso les envío un gran saludo y abrazo a mis compañeros y compañeras del DAM San Antonio...los quiero mucho...
    y gracias Jesús por tu post, que me ha hecho reflexionar y valorar más aún esta experiencia mía, que me gustaría que todos alguna vez pudieran vivir cuando les toque trabajar en equipo.

    Gladys

    ResponderEliminar
  6. Hay que vivir cada experiencia como una nueva oportunidad de tener éxito. Si sale mal, vendrán otras ocasiones para dar revancha. Pensar en positivo ayuda, así hago con la familia todos los santos días.

    ResponderEliminar