Tiempo de cambios

JESÚS CHAMALI -.

En el Eclesiastés, en su capítulo 3º, podemos leer: "Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar..."

Llevamos desde el 2.008 llorando y gimiendo por la profunda crisis que nos ha tocado vivir. Somos -y hemos sido- como el boxeador que ha recibido un duro castigo en el ring; a punto de caer, sin ver ya desde dónde le vienen los golpes e incapaz de reaccionar ante ellos. Llevamos cuatro años así: llorando por la leche derramada sin percatarnos de que esa leche ya no la podemos beber, mirando desconsolados la botella hecha añicos en el suelo, culpándonos unos a lo otros de ser los responsables de lo ocurrido y temiendo las terribles consecuencias de este hecho sin hacer nada para remediarlo; nada que no fuera llorar por las oportunidades perdidas, por lo que era y ya no es, o por lo que pudo haber sido y jamás fue.

Bien, pues yo creo que ya es bastante.

Creo que ya es hora de que reaccionemos, de que nos arremanguemos, de que limpiemos la leche derramada, recojamos los vidrios rotos del suelo y nos pongamos manos a la obra para obtener leche nueva. Cada día que nos pasemos añorando "los viejos tiempos" es un día más que nos alejamos de encontrar nuevas vías, nuevas soluciones a los nuevos retos que se nos plantean en estos momentos de cambio profundo en nuestras vidas y en la sociedad en la que existimos.

Es cierto que una vez dispusimos de un bienestar y de una vida envidiable y envidiada, como también lo es que una vez fuimos niños sin más responsabilidad que la de crecer y disfrutar, y que el transcurso de la vida nos convirtió en adultos con nuevas ocupaciones y mayores responsabilidades. Todo cambia, todo evoluciona, todo sufre modificaciones. Y sólo los más dúctiles, los que saben leer el camino del viento y amoldarse a él, sobreviven.

La historia está llena de ejemplos de ello. Pero yo no conozco ninguno que lo logre encerrado en su cuarto, sumido en una depresión autoalimentada, llorando por las cosas perdidas y perdiendo la oportunidad de obtener nuevas metas.

Ahora es tiempo de reaccionar. Es tiempo de arremangarse, de esforzarse, de luchar por lo que creemos y por lo que queremos. Es tiempo de fe, de creer que sí se puede y de hacer que sí se pueda. A pesar de las dificultades que, por descontado, nos vamos a encontrar en el camino. Pero tengo la certeza, certeza que me viene de mi experiencia como superviviente de mil y una batallas y de mil derrotas, que la única manera de conseguirlo es hacer que pase, no esperar a que ocurra espontáneamente.

Se acabó el tiempo de duelo.

Llegó el tiempo de plantar para que mañana llegue el tiempo de cosechar el fruto de tanto esfuerzo.

Y el que se quede alelado mirando la leche derramada en el suelo, peor para él.

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5 Comentarios

  1. Así es mi querido amigo. No es tiempo de llorar, sino de reconstruir y de abrir nuevos caminos. Lo pasado, pisado. La historia nos muestra que las sociedades han sucumbido y levantado muchas veces. Perder el tiempo es lo peor que puede hacer un hombre, es lo peor que puede hacer una sociedad.

    Es hora de la acción.

    Bien escrito, potente.

    Un fuerte abrazo

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  2. Empezando el año con fuerza vital, con mirada aguda y crítica pero con muchas ganas! Qué bueno, al menos eso interpreto arbitrariamente al leerte y me contagio de esa energía. El día menos pensado nos damos cuenta que es tiempo, que llegó el momento de tomar impulso y salir a correr dejando atrás el pesado equipaje de lo que nos abruma.. entonces todo lo que vemos es adelante, lo que viene y puede ser.. Genial. Hay que aprovechar la volada (así decimos por mis pagos) para hacer muchas cosas nuevas con la mente abierta al cambio. Hacia allá vamos!

    Saludos Jesús! :)

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  3. Es cierto, el regodeo en el dolor y la desesperación que nos causa los difíciles momentos que nos hace vivir esta crisis es tarea baldía. Nadie duda de que estamos inmersos en una época atroz, llena de obstáculos y dificultades que nos entorpecen el avance y que nos agrían la vida, pero es cierto también que todo en este mundo es cuestión de actitudes; incluso más que de aptitudes.
    Los políticos nos anuncian tiempos de dolor, de sacrificio, de lágrimas y de estrecheces...claro que ésto suele suceder sólo para unos: los de abajo. Los de arriba, los poderosos, siguen disfrutando de su privilegio, siguen comprando coches de gama ata y sigue ganado dinero especulando con el hambre, la necesidad y el miedo.
    No podemos, NO DEBEMOS, seguirles el juego. No podemos mirara siempre y sólo ante el obstáculo que nos impide avanzar, sino que hay que usar la imaginación para sortearlo, para ver -o incluso para adivinar- el camino que se esconde detrás de él.
    Ningún vehículo puede avanzar sin energía, y la fe, el esfuerzo y el entusiasmo son el combustible que nos pueden dar la energía para seguir recorriendo la ruta que nos toca o la que escogimos.
    Gracias a los dos, Jorge y Lorena, por enriquecer mis ideas con unas reflexiones tan acertadas.

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  4. Palabra y acción caminan juntas en la sabia voluntad del querer es poder, en la convicción de que quietos estamos muertos y solo la via positiva nos guiara a lugares deseados.
    Lo experimento desde el humilde y frio suelo que sin embargo recibe el calor de amor consolador de la angustia y motivador de la esperanza.
    Nadie podra exclamar que es facil, pero la dificultad agudiza el ingenio cuando se tiene la predisposición para ello.
    Cuando amanece cada mañana la vida te esta dando una nueva oportunidad, aprovecharla es una decisión personal e intransferible, nadie lo podra hacer por ti, por eso me aplico una frase producto de las reflexiones del suelo frio que dice "Retar la adversidad con la sonrisa de un triunfador" gracias Jesús Chamali por invocar ese espiritu de lucha y conquista de un presente y futuro mejor

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  5. Su texto funciona como un aluvión de esperanza y buenos deseos, de lo mejor para encarar el año con todo! Saludos y buen 2012!!!

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