System failure...

JESÚS CHAMALI -.

Dicen en los EE.UU. que la grandeza de su sistema político se resume en que cualquiera puede convertirse en el presidente sin tener en cuenta sus orígenes, color o religión. Incluso ponen a Jimmy Carter o a Ronald Reagan como ejemplo de que cualquiera puede ser presidente. De hecho, algunos señalan además que con este último fueron más allá consiguiendo que un mal actor se convirtiera en un mal presidente, del que el Premio Nobel de Economía Milton Friedman dijo que "estaba dispuesto a causar una seria recesión con tal de acabar con la inflación." Y lo peor es que lo decía como un elogio hacia él.

Sin embargo, a pesar del tan traído y llevado "sueño americano", hoy en día reconvertido en pesadilla, la realidad actual es que para obtener la nominación a la presidencia por cualquiera de los dos grandes partidos americanos el precandidato ha de poder disponer de una cantidad indecente de dinero para gastarlo en la campaña de nominación, comprando apoyos y voluntades, pagando carísimos espacios publicitarios en prensa, radio y televisión, o quemándolo en mil objetos de marketing con su cara y su nombre para opacar la cara y el nombre de sus oponentes.

Y estamos hablando de decenas de millones de dólares.

Y es que en los EE.UU., al menos en los últimos decenios, parece predominar la idea de que si una persona ha sabido gestionar sus negocios con fortuna y éxito será también capaz de gestionar el país de la misma manera, haciendo que éste crezca y sus ciudadanos se enriquezcan.

Esa es al menos la teoría.

Porque la triste realidad es que ni en los EE.UU. ni en la Cochibamba nadie se hace rico sin dejar algunos cadáveres -y a veces, en el mejor de los casos, sólo figuradamente- en el camino o escondidos en el armario.

Nadie se enriquece pensando en los demás y, sobre todo, nadie llega al poder supremo sin deber favores bastardos a los bastardos que están en la sombra y que pueden hacerlos.

Y es que una cosa está clara, esos favores siempre se pagan, siempre caro, y siempre lo hace quien ni los pidió ni se enriqueció con ellos; o sea, nosotros, el pueblo...

Publicar un comentario

5 Comentarios

  1. Amigo Jesús, por momento parecía que hablabas de mi país y su (a pesar mío) gobernante.

    ResponderEliminar
  2. Da la sensación de que el caso político de Estados Unidos sea casi una caricatura futurista de la política en general; o seguramente, como aprecia Claudio, sea un espejo de otros ejemplos.
    En todo caso, certero y claro planteamiento Jesús.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. En España decimos un refrán para estos casos: "No hay mal que cien años dure...ni cuerpo que lo resista"
    Lo único cierto es que todos los tiranos se abrazan como hermanos (parafraseando una canción de Ana Belén y Victor Manuel) y que todos los políticos inútiles e interesados se parecen entre sí como ramas de una mal árbol. La esperanza es que éstos también pasarán; la desgracia es que, hasta que cambiemos el sistema, los otros que vengan serán primos hermanos.

    ResponderEliminar
  4. Ludmila Alonzo2/2/12

    Tiene ud una visión muy clara del panorama, lo felicito buena entrada de blog.
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Es la gripe del burdo imperialismo que ya contagió a casi todos los países, mi amigo. Una gripe funesta, que decantará en un cáncer terminal de desilusiones o en un incendio inapagable.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar