William, tercera parte y final

Por Aldo Alcota

William está triste. Ya no le corresponden en amores. Leamos entonces Soledades de Góngora. Ya no tiene novia. Bebe sin parar dos botellas de vinos al día. Vinos de La Mancha. De allí era su ex compañera. Ahora un fantasma con lágrimas negras le escupe al oído. Es Fallas. Fiestas en Valencia. La celebración neurótica de Valencia. Recuerden la canción de Sarita Montiel. Las naranjas cayendo sobres sus cabezas. William quiere desaparecer en Fallas. Se acabo. Hay una calle con muchas luces en el centro de Valencia. Es como caminar por un pan de pascua. Hay una copia de la torre Eiffel con muchas guirnaldas. Es blanca. Hace falta una gran nariz en su cima. Torre Eiffel en Valencia. ¿Será toda una dolencia? William compra muchos parches en la farmacia. William quiere ser un King Kong y subir a esa torre pastiche. “¿Me arrojo o no me arrojo?”. De cabeza es mortal. De cabeza se pierde la identidad. “Y estando en Fallas”, dice un amigo, “por qué no enciendes un petardo en tu boca y te destrozas los labios y los dientes de una vez”.

 
Una buena idea para William, en un naufragio de invierno. Piensa ahora en Topor. El mismo. Topor haría lo mismo. En sus dibujos ¿Lo conocen? Topor. Salud. El creador del movimiento Pánico junto con Arrabal y Jodorowsky. Un ninot con el imaginario de Topor hace falta en Valencia. Se pide a gritos. Los masoquistas escupiendo su furia a las falleras. Los niños encendiendo petardos en sus dedos para perderlos. Sus padres comerían esos dedos, borrachos por falta de trabajo. ¡Sería una fiesta muy bonica! Todos devorando dedos, con buñuelos y churros en la boca. “¡Qué grotesco!”, diría una señora con gafas oscuras y abrigo de piel gris. ¡Es la península de Pánico! ¡El Mediterráneo caníbal! Arrabal, Topor y Jodorowsky son los indicados para apoderarse de las Fallas. Y Gironella vendría desde México a tocar la guitarra del diablo con cara de Velázquez. Otro petardo en la calle. Las Meninas sufren un paro cardíaco. La fiesta comienza con muñecas degolladas. Fallas, su himno de lo grotesco. El derroche. La palabra dicha en muecas. El grito del chulo enmarcado en dorado. William acelera su vida. No quiere llamarse William. Quiere ser un ninot. Ser un muñeco rodeado con bolsas y cintas adhesivas. Un William sin manos ni cabeza. La cabeza y las manos se colocan el día de los borrachos. Ellos comen los dedos de sus pequeños hijos. Muñecos fantasmas. William, estás enloqueciendo. Come una tortilla de patatas y piensa en el puente Mirabeau de París. Si compras un billete de avión, estás a una hora de la capital francesa. Y estando allí te arrojas al Sena para olvidarte de las Fallas. El Sena es una cómoda cama matrimonial. Allí encontrarás mucho amor. ¡A tragar agua! ¡Pensando en Fallas! El diablo ríe mientras William desfallece. ¿A quién le importa?

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7 Comentarios

  1. Grande Alcota... tu demencia en estado puro... relatos donde la risa esconde la mueca de la muerte... a seguir escribiendo, nomàs, que todavìa queda funciòn...

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  2. A quienes quieren a William. A nosotros. A los que conocemos tu genialidad desde los lejanos noventa.

    Delirante, feroz, como una bomba atómica de colores estallando en el culo de Manhattan o Valencia o Kabul.

    Vendrán nuevas ninfas, querido William. Probablemente también estén algo locas, pero no tanto como para dejar escapar a un genio genuino como tú.

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  3. Marisol14/3/12

    Una Aldonza que cierra los ojos y un surrealista que se lanza al fuego.

    No beba tanto señor. Una botella bastaría.

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  4. Anónimo15/3/12

    Es evidente que esto no es un cuento de hadas, no hay un happy ending! El pobre William terminó mal tras esa traición como le pasa a cualquier cristiano. Qué bueno que ud esté ahí para narrarlo con tanto talento. Su relato es raro y por tanto muy bueno! Saludos. Ojalá no se pierda mucho tiempo y se le pueda leer más seguidito.

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  5. Claudia Bustos15/3/12

    La última pesadilla de William. Su ritmo narrativo se vuelve envolvente, señor Alcota. Debiera continuar esta narración, hasta matar a William o hasta que se haga inmortal.

    Mis respetos

    Claudia Bustos

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  6. Loco, loco, loco y delirante, psiquiátrico y bello, como las cuitas de un personaje de Jodorowski.

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  7. Poco que decir, muy loco y muy bueno! Pobre William.

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