De tafanarios, serpientes y ratones

Por Concha Pelayo

Según el Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L, la palabra tafanario significa: nalgas, asentaderas, posaderas, trasero, rabel tabalario, petacas (en México), poto, transportín y culo, que esto último lo entendemos todos.

Durante mi última estancia en Grecia me he apercibido de los enormes tafanarios que tienen las mujeres griegas. En un principio y dado que me encontraba en una pequeña isla donde sus calles, todas en pendiente y escalonadas, me hizo pensar que la razón de culos tan voluminosos y “rechiscantes” que diría mi madre, era debido a que se pasan la vida subiendo y bajando escaleras y nada mejor que para mantener el tafanario en pompa que las escaleras, dicen los expertos. Aunque también, muchas tenían exceso de peso y no sólo en el culo, porque no solo comían, zampaban, según pude observar con mis propios ojos.

Caminaba junto a una amiga, trotando por las empinadas calles mientras hacíamos comentarios de los tafanarios tan exagerados que veíamos. Exagerados no, exageradísimos. Recordaba a Francisco Umbral que decía que no podía resistir la visión del tafanario femenino. Era capaz -decía Umbral- de seguir a una mujer por calles y plazas de Valladolid, de Madrid o de Alcorcón, observando esa esfericidad de las nalgas femeninas. Se olvidaba incluso, hasta del destino que lo había llevado a salir a la calle. Yo me imaginaba al escritor vallisoletano girando los ojos como Marujita Díaz al compás de las nalgas mientras su dueña caminaba. Hay cosas que no se olvidan y a mí, esto de Umbral, no se me ha olvidado, como tampoco se me olvidaron los culos de las sevillanas cuando fui a la feria de Sevilla. Umbral se hubiera puesto morado viendo los ceñidos cuerpos de las mujeres embutidos en sus vestidos de gitana que les reventaban, tanto que se abrían las costuras peligrosamente. A una de ellas se le estalló la cremallera y una amiga intentaba inútilmente unirla con imperdibles. Todo un espectáculo.

Mientras comentaba estos extremos con unas amigas hablándoles de la isla griega, reflexionábamos también sobre la lectura del último libro del club de lectura de la biblioteca y que llevaba a divagar sobre la fe, la muerte, el Más Allá y la triste realidad que es, ni más ni menos, que el Más Acá. -La verdad que estos encuentros con las compañeras son de lo más estimulante- Algunas decían que creían que había otra vida después de la muerte y otras, la mayoría, pensábamos que no hay más vida que esta, la que tenemos cada cual. Una vez desaparecidos, nuestro cuerpo se convertirá en materia orgánica y ese será nuestra último cometido. Ni que decir tiene que el debate estuvo de lo más encendido y sacamos a relucir a los grandes pensadores que tras pasar sus vidas reflexionando llegaron a la misma conclusión: nada después de la muerte. 

Y como de unas cosas nos llevaban a otras con facilidad, llegamos al mundo de los reptiles y de la aversión que suelen tener los hombres hacia las serpientes o culebras que ni siquiera son capaces de mirarlas. Personalmente he observado que a muchos hombres les repugnan mientras que a muchas mujeres nos dejan indiferentes. A mí, personalmente, me parece todo un espectáculo y lo digo con conocimiento de causa porque he visto muchas en muchos lugares distintos, aunque siempre hay excepciones. Sin embargo, a las mujeres nos repugnan las cucarachas y los ratones nos espeluznan. Y debatíamos sobre las razones que llevan a hombres y mujeres a tener tanta aversión por según que animales. Una de mis amigas apuntó que había fotografiado el canecillo de una de las iglesias románicas de Zamora donde se veía a una serpiente que se introducía por el interior del conducto genital femenino. Llegamos a la conclusión de que los hombres tienen manía a las serpientes porque éstas les hacen la competencia. Y no tendría nada de raro, digo yo. Otra dijo que un día había salvado la vida a una cucaracha por voluntariosa. 

Una noche al ir al baño para hacer pipí, al levantar la tapa del water vio una cucaracha que se debatía intentando salir de la muerte segura que le esperaba, pero caía una y otra vez al agua. Aunque mi amiga tiró de la cadena varias veces, la cucaracha volvía a la superficie moviéndose desesperada e intentando subir por la resbaladiza pared del water. Entonces mi amiga comprendió que aquella cucaracha, como a los toros que se indultan en las plazas por bravos y valientes, había que salvarla. Cogió un trozo de papel higiénico y con mucho cuidado agarró al repugnante y asustado insecto y lo arrojó a la calle tirándolo por la ventana. Qué asco. Me ha salido una reflexión un tanto kafkiana pero las cosas andan muy mal por aquí y hay que evadirse.

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8 Comentarios

  1. Anónimo8/5/12

    Me encató, divertida experiencia. Casi un crónica de viaje también y un poco de sincero análisis de la psique masculina. Así tal cual son, ahí o allá está puesta toda su atención. Saluditos!

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  2. Mariana Desimone8/5/12

    jaja.. cómo pasamos de los atributos de las griegas a las cucarachas? Increible y me gustó! Grato leerla, saludos.

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  3. Nos gusta soñar que somos un eslabón más dentro de una concatenación de vidas que antecedieron y proseguirán a este paseo inútil. Somos tan complejos que una sola vida nos parece mezquina. No sé si la cucaracha tendrá una impresión parecida, aunque lo cierto es que su resistencia a tan indigna muerte no difiere mayormente de nuestra propia resistencia a irnos por el excusado.
    Y un hermoso tafanario le confiere más sentido a la vida de un hombre que tantas futilidades cotidianas. Rarezas de la especie.
    Sabroso y alumbrador relato mi querida Concha.

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  4. Anónimo9/5/12

    Divertidísimo.

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  5. Raúl de la Puente9/5/12

    En Chile se le dice más comúnmente, raja. De esta forma, las griegas tendrían una mansa raja, tal como las brasileñas y algunas colombianas y panameñas.
    En Argentina me parece que además le dicen orto, pero no estoy del todo seguro.
    Enjundioso y humorístico escrito.
    Saludos

    Raúl

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  6. Me divirtió enormemente leer este relato. ¡Caramba, no todo va a ser las oscuras tinieblas de una sempiterna amenaza crítica! De vez en cuando, una nota de humor inteligente ayuda a aflojar tensiones. Se agradece.
    Un abrazo, Concha.

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  7. Está contado con una claridad, una gracia y un desparpajo que sorprende.

    Hilarante

    Saludos Concha

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  8. Anónimo10/5/12

    Ese Umbral, cuántos temas y de qué modo escribió. Pocas veces el idioma español alcanzó tanta vitalidad. Me agrada que lo recuerde, Concha.
    Su historia, pues me ha gustado leerla y a usted conocerla. Lleva el idioma en la sangre.
    Una página maravillosa. Tantos escritores, toda una armada.
    Mis saludos

    Agustín Jarpa

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