Las películas de la dictadura argentina

LORENA LEDESMA -.

Los domingos eran de esos pocos días en que papá, que era chofer de camiones, estaba en casa. El resto de la semana desaparecía por alguna ruta argentina haciendo sus repartos y juntando historias para contarnos el fin de semana.

 Cuando estaba el día frío solíamos preparar la mesa adentro, justo frente a la televisión. En esa época no teníamos televisión por cable, apenas tres señales comerciales de la capital federal (canal 9, 11 y 13), una pública (ATC -Argentina Televisora Color, en el 7) y otra de la provincia de Buenos Aires (América en el 2). Sin muchas posibilidades de elección escogíamos el 13 porque pasaban películas. Durante toda mi primera infancia las encontré aceptablemente graciosas pero me llamaba la atención que casi siempre fueran de gente uniformada. Tiempo después supe que se trataba de las películas de la dictadura.

Me nació una enorme curiosidad al respecto y busqué información. En aquellos años no encontré a nadie que se animara a hablar sobre el asunto. Cada vez que encaraba el tema parecía que estaba insultando a la gente. El tiempo pasó y ni siquiera en la escuela secundaria recibí la información que necesitaba.

Esta vez estoy un poco más informada, porque tuve acceso a las catacumbas universitarias, donde se podía hablar de todo. Además, desde que se implementó el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, parece que se acabaron los tabúes.

Durante aquellos años infelices se hizo cine desde el lado de los militares para justificar o atenuar la brutalidad de sus procedimientos y para embobar a la gente.

Recuerdo que las comedias apelaban al absurdo con cómicos reconocidos y solían estar protagonizadas por algún escuadrón loco o un policía bizarro. Las había también románticas, con hermosos militares que dejaban a su damita para cumplir el deber y luego volvían a casarse. Esa las ví todas en canal trece durante los primeros años de democracia, porque yo nací en democracia por lo cual todos mis recuerdos se enmarcan en ese contexto.

Esos filmes son una porquería, pero se vuelven interesantes y recordables cuando se los ve con la pretención de hacer un análisis del momento histórico, permitiendo ver las omisiones y falsedades. Sobre ese tema hay buenos ensayos como el de Fernando Varea: "El cine argentino durante la dictadura militar (1976 – 1983)", publicado en 2006. Me lo prestaron y lo leí con mucho gusto.

Volvió la democracia y renació el cine argentino. Vi bastantes películas sobre ese período trágico, pero mucho tiempo después, porque el terror infundido fue tal que se mantuvo alejado de gente como uno, es decir común. Talvez estuvo más a la mano de ciertos grupos de intelectuales. Aún hoy vale la pena verlas. Las que más recuerdo son: el drama policial "Tiempo de revancha" del director Adolfo Aristarain (1981), la comédia satírica "Plata dulce" de Fernando Ayala (1982), "El poder de la censura" de Emilio Vieyra (1983), "No habrá más penas ni olvido" un drama terrible de Héctor Olivera (1984), "Cuarteles de invierno" del director Lautaro Murúa, y el reconocidísimo drama "La historia oficial", de Luis Puenzo, que ganó el Oscar a la mejor película extranjera.

Mientras rememoro, hasta siento el olorcito a asado en la mesa y a mi hermano riendo como pavo con el Gordo Porcel haciendo de milico.


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13 Comentarios

  1. En Chile se vivió, en la misma época, la segunda gloria de Joh Wayne, Jerry Lewis, Johnny Weissmuller, Roberto Gómez Bolaños y el humor bobo y evasivo del muy chileno Japening con Já.
    Las tardes de cine que entonces programaba el canal estatal, que era por añadidura el único que llegaba a casi todo el país, fueron una delicia para mí alma infantil. Entre pistoleros que comían frejoles, indios ajusticiados en masa, morisquetas y payaseos, ahorcamientos de cocodrilos, tortas de jamón y chipotazos, mis tardes vivieron diarias cumbres de extrema entretención.
    Cuando el gobierno de Pinochet requirió un destape con mayor poder distractor, no se escatimó recursos para llenar el país de vedettes españolas y argentinas para que encandilaran a los desempleados y disiparan a los agentes torturadores.
    Un buen texto, Lorena. Hay que reescribir la historia desde todos los frentes.

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  2. Anónimo9/10/10

    "¿Decís que viste una película argentina y que te gustó? ¡Qué vergüenza!" Me lo dijo mi ex jefe, el argentino más besasuelas de los jefes que he visto en mi vida, un hombre que es casi de por sí, casi solo él, TODA una explicación viviente y andante de cuanta crítica se le haga a los argentinos. Aunque sólo fuera porque lo declaraba EL, así de rotundamente (es teatrero), me propuse ver cine argentino y de paso me callé el título de la peli de marras. "La Venus del visón, con Libertad Leblanc y Julio Alemán, fue una que vi de pequeña en Venezuela, cuando mi madre se iba a jugar cartas. Me encantó, me encantaron ambos, y la fotografía, y la historia de amor, algo tanguera pero de tono contenido. Claro que a los 10 años no se capta mucho, pero lo cierto es que de los montones de pelis que vimos mi hermana y yo en esa época, me acuerdo de esa Venus platinada, de esa argentina émula de Marilyn pero con un inconfundible afán de francesismo, una voluntad tan ingénua de pose que el resultado era refrescante y sofisticado. Al poco tiempo mi madre comprón un disco de Los Cinco Latinos ("Angelina") y en la carátula aparecía una hermosa platinada a lo Veronica Lake. Ni decir que mi hermana Angelina me echó en cara que ella era rubia ojiverde y yo no. Creo que fue mi primer trauma, jaja.

    Estoy leyendo hoy sobre cine chileno ("Teresa" de Tatiana Gaviola, y "Velódromo" del escritor y cineasta Alberto Fuguet, ambos desconocidos para mí). Y me gustaría, si no es mucho pedir, que comentaras alguito sobre las diferencias entre el cine chileno y el argentino, según las percibas.
    Gracias
    María Eugenia/Mariaeu

    http://www.filmnacional.cl/?p=319

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  3. Tremenda experiencia... te la tenías guardadita, amigo Muzam... el cine tiene la gracia que puede ser visto más allá del puro goce estético, como reflejo de costumbre, estudio sociológico, tratado antropológico, resumidero de nostalgias... conozco el entorno que describes por lo que enriquece mucho màs el relato... por los años setenta creo que hasta nuestro humorista Coco Legrand probó suerte con el Gordo Porcel en una de sus películas de tramas insustanciales...

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  4. Jorge, suena genial eso de reescribir la historia desde todos los frentes, a mi las expresiones artísticas me son muy afines. Además como dice Claudio, el cine es más que un pasatiempo, si te tomás el tiempo de analizarlas con la suficiente crítica la peor de las películas puede resultarte interesante.. Unos buenos pochoclo y a disfrutar de la función!
    Marieu, con gran curiosidad haré lo que proponés. Me tomará un tiempo informarme bien. Lo cierto es que no sé nada de cine chileno, acá sólo llega lo que mandan de Estados Unidos y algo de Europa, el mismo cine nacional la lucha bastante para que le den salas. Estamos en un momento relativamente bueno pero no tanto... tal vez si le dejan de poner trabas a la Ley de Medios de mi país mejore, ya que se le estaría garantizando una mejor distribución y apoyo financiero..
    Leí un poquito del blog que me sugerís y otroa, en líneas generales podría decir que ambos países tenemos un cine de recursos limitados que pone el énfasis en las historias mínimas de impacto emocional. Veo mucho drama y poca comedia. Las producciones van creciendo en calidad dentro de lo posible...
    Leeré más y lo comentamos. SALUDOS.

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  5. Se ha hecho cine de todo tipo en nuestro país, y el amigo Claudio lo puede atestiguar y exponer mejor que yo. Recuerdo una versión hilarante de La dama de las camelias, con una Margarita interpretada por Anita González (La Desideria), una de las principales comediantes de nuestra historia teatral y cinematográfica. En la película, ella era una especie de cortesana quisquillosa y pizpireta, buena para chocar con los muebles y crear enredos insolucionables.

    Otra rareza es la recreación en cine de la cumbre de Yalta, con actores chilenos idénticos a Churchill, Roosevelt y Stalin. El diálogo que se producía allí fue guionizado por Coke, uno de los mayores genios creativos que ha producido nuestro país. Lamentablmente, esa película está perdida y sólo podemos saber de ella a través de las reseñas de la época y una que otra fotografía.

    Más adelante se han hecho películas medianamente bien producidas, aunque con guiones siempre temblequeantes. "La luna en el espejo" de Silvio Caiozzi, sí es un bello poema del cine, filmada en Valparaíso. Podría afirmar con cierta certeza que es la mejor película realizada en Chile.

    Respecto al cine argentino, tuve ocasión de entretenerme tempranamente con las rarezas de Eliseo Subiela. Mientras estaba en la secundaria me causó cierta fascinación "Hombre mirando al sudeste". No la he vuelto a ver con ojos adultos. Luego, ya en la U, ví "El lado oscuro del corazón", con el mismísimo Mario Benedetti interpretando un pequeño papel de marinero alemán. La encontré entonces bastante entretenida, más divertida y tonta que pedante.

    Años más tarde disfruté mucho con la belleza del paisaje argentino y las locuras de los protagonistas de "Caballos Salvajes". Aún la recuerdo con cariño y deseos de hacer mi personal road movie por los parajes infinitos de la Pampa.

    La penúltima que ví, "Happy Together", no la hicieron los argentinos, sino Wong Kar Wai, un cineasta chino, de culto. ¡Qué extraordinaria y triste película!. La filmación llegaba hasta un faro en el extremo sur de Argentina. Una joya absoluta.

    Sobre la última que ví, "El secreto de sus ojos", hablo más extensamente en mi blog personal.

    Reconozco, eso sí, que reí bastante con las peripecias de Porcel y asociados. La vi a través de un canal privado a comienzos de los noventa. Eran muy tontas, pero jocosas.

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  6. Que el cine sea algo insustancial es una manía común de todas las dictaduras. La española, que duró desde julio del 1936 hasta Noviembre de 1975, e incluso más allá, puesto que la constitución Democrática no se firmó hasta diciembre de 1978, está lleno de ejemplos de lo que digo.
    Al principio, en los años de la post guerra civil, hasta el 50 más o menos, las únicas películas que se veían en España eran las creadas por y para el régimen y las de la UFA de la alemania Nazi. Eran películas dedicadas a formar el espíritu pro fascista y militarista del gobierno del General Franco y sus aliados Hitler y Mussolini. Películas que resaltaban el valor de los bandoleros españoles contra el ejército Napoleónico, los milagros de los santos, la virilidad de la milicia y la bondad de la iglesia católica.
    Luego, en los 50, tras una ferrea censura, se pudieron ver películas norteamericanas y mejicanas. Las primeras, de aventuras o del oeste, algún musical, alguna comedia... Las mejicanas siempre de Cantinflas o de mariachis y charros, pero nada que de lejos pudiera tener conotaciones eróticas o políticas.
    En la dictadura española, creo que en todas, el sexo y la política eran temas tabú.
    Luego, ya en los últimos años 60 y en los 70, el cine español era siempre de humor o musical. Las películas americanas eran censuradas y sufrían el continuo tijeretazo de los censores celosos de su oficio o el de los diálogos doblados para que se pudiera quitar y modificar los que los censores y la Iglesia considerara perniciosos o pecaminosos. Aunque con ello se cambiara el sentido de la película...
    Tuvo que ser la muerte de Franco la que dio paso a las películas infames de Pajares y Esteso; películas de destape femenino y un humor vulgar y chabacano: los diálogos y las imágenes mostraban los mismo: Teta, culo, pedo, pis... Es sin duda, la peor época del cine español.
    Por esa época se veía aquí las películas del gordo Porcel, de manera que la visión que teníamos de Argentina era la que esas películas nos daban.
    Afortunadamente las cosa han evolucionado y hoy el cine argentino ha dado grandes películas y mejores actores y el español también. Sería muy prólijo enumerara las películas de los últimos diez o quince años de ambos países que son verdaderas obras de arte.

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  7. Me he quedado fascinada con sus comentarios. Gracias, son un enorme aporte a mi espíritu curioso.
    Las películas de Olmedo y Porcel son una vergüenza devenidas películas del culto para un grupo de cinéfilos porque expresan la escencia de nuestra sociedad, dicen. Y bueno, he ahí la imagen del argentino for export... Después nos quejamos.
    Afortunadamente el cine mejoró, salvo un par de productos que se crean para entretener a los chicos en vacaciones, se están haciendo buenas películas.
    Que siga así.

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  8. ¡Qué bueno, Lorena, ingresar de casualidad a este blog, leer tu nota y descubrir que mi ensayo te resultó útil!
    Saludos desde Rosario.
    Fernando Varea

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  9. Para no ser repetitiva, suscribo lo que comenta mi amigo Jesús Chamali. Además...una única televisión estatal, que cerraba a las doce con el himno nacional. Y no digamos nada del NODO. Noticiero amañado que hacía feroz campaña al caudillo y que había que tragarse si o si antes de ver las pelis mencionadas en cualquier cine.
    Todos los libros en las escuela pasaban por el censor ¿sabían sus señorías que el nobel Cela fue uno de los censores del régimen?

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  10. Nuestro cine tuvo escasos destellos durante la dictadura. Y nunca apoyado por el régimen. Fueron esfuerzos independientes que lograron traspasar la censura.

    En la televisión, mucho Miami Vice, Magnum, Mac Giver y otras series norteamericanas entretenidas para pasar el mal rato.

    Un gusto leerla, Lorena.

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  11. Ese gordo infame de Porcel. Lo mejor es tu propia historia, Lorena.

    Saludos

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  12. Anónimo21/12/12

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  13. El Cine posterior a la Dictadura fue maravilloso. Mitad porque los escritores eran buenos ( ahí, entre las buenas pelis, nombrás, sin nombrarlo, al entrañable ¨Gordo ¨Soriano ) y mitad porque la vara que le precedía era demasiado baja.
    Linda crónica y linda excusa para recordar instantáneas familiares.
    ( veo que la elogian de distintas maneras, querida amiga. Incluso anónimamente! Ja)

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