Fin de año


CONCHA PELAYO -.

No se si procede hacer balance, o no, de lo que ha siginificado el año para mí. Nunca lo he hecho y no voy a hacerlo ahora porque sería muy aburrido para los amigos lectores de Plumas y muy tedioso para mí que tendría que recurrir a la memoria y la tengo bastante perdida.

Este año, sin duda, no ha sido benévolo conmigo porque se han ido quedando por el camino amistades que lo fueron y que me decepcionaron y las dejé aparcadas. Este año me he sentido mucho más irritada que de costumbre, muy ansiosa y con muy "poco asiento" como dice mi madre: "Conchita, hija, tienes que tranquilizarte, estar en tu casa relajada y no estar pensando en viajar y estar por ahí... tienes muy poco asiento".


Y tiene razón mi madre porque, efectivamente, no tengo asiento. Nada más levantarme, necisito salir a caminar a toda velocidad. Suelo ir por la orilla del Duero y camino muy rápida, como si tuviera que apagar algún fuego. Ello me relaja momentáneamente pero al poco tiempo vuelvo a sentir la necesidad de moverme. Naturalmente, ello me impide "tener asiento" para escribir, para pensar en lo que quiero decir y las ideas me llegan confusas, atropelladas, irreflexivas y ello me irrita mucho más porque a mí lo que verdaderamente me relaja es escribir. -Vaya, en estos momentos me siento bastante relajada-

Me dice mi madre: "Mira Conchita, que acabas de cumplir 69 años (vaya cifra, vaya numerito....) Dios mío. Tengo casi 70 años, los cumpliré el 3 de diciembre del 2013. Es una atrocidad tener tantos años y sentirse tan joven como yo me siento. Me siento como una niña, como una gacela llena de vitalidad. Me siento incansable. Me dicen que lo mío es asombroso, que la gente de mi edad está como "unos zorros", que la gente de mi edad, ni hace natación, ni piragüismo, ni monta en bicicleta, ni en tirolina, como hice hace un par de meses sobre una selva en Caracas. Fueron cuatro tramos de tirolina y me quedé tan pancha. Entonces qué, ¿tengo que dar gracias por estar así? "Pues claro que tienes que dar gracias, me dice mi madre, tienes que dar muchas gracias por estar tan joven sin serlo, porque tú ya no eres una niña". (Pues qué bien. Muchas gracias a la vida que me ha dado tanto). Mi madre tiene tiene 88, me saca 20. Cumple los 89 en marzo.

Mi madre. No puedo evitar hablar de ella, es mi sostén aunque a veces me pone de los nervios. Mi madre es la vitalidad personificada, la ilusión porque sí, porque a ella le da la gana, "aunque sé que me voy a morir pronto" dice. Y probablemente sea así, que tenga los meses contados, tal vez algún año más. No se sabe. Lo cierto es que busca y se encuentra, proyecta y lleva a cabo, sueña despierta porque duerme poco y mal.

Mi madre ha iniciado un nuevo proyecto. Como todavía no hemos decidido lo que vamos a hacer con nuestra casa familiar de verano que se nos quemó, ha retomado la obra de otra casa que tenía en su propio pueblo y que dista del otro dos kilómetros. La casa está medio construida pues hubo un problemilla con los albañiles y la dejó a medias. Tampoco la animamos porque ya teníamos nuestra casa de siempre. Pero ahora, al haber cambiado las cosas la dejamos hacer y ya se ha puesto "manos a la obra". Ayer fui con ella para podar una parra, más que centenaria, que va a decorar una terraza alargada que va a servir para tomar el fresco en las cálidas noches. Me dijo que va a poner unos arcos para que la parra vaya creciendo sobre ellos para darnos sombra. Qué maravilla. Me dice, "a ver si puedo verla antes de morirme". Vamos a tener, incluso, hasta un pequeño jardín interior. Ayer la miraba mientras podaba la parra, entusiasmada. Me contagió su entusiasmo y empecé, con ella, a diseñar nuestro nuevo refugio veraniego. Por suerte, lo más gordo de la casa ya está hecho, por tanto en un par de meses, si no se pierde el tiempo, para Semana Santa, o antes, podremos estrenarla. Es fantástico vivir con esa ilusión, con esas ganas de hacer cosas, de gestar proyectos, de ver cómo se van desarrollando.

Sí, es hermosa la vida, es hermoso levantarse cada mañana de una cama caliente y de encontrar un ambiente confortable aunque en la calle haya cero grados, o bajo cero. También es muy triste saber que otros no tienen la misma suerte, que otros pasan hambre y frío y que no tienen futuro, ni proyectos, ni ganas de salir a ningún sitio porque el sufrimiento pesa.

Terminamos la poda y nos fuimos, ambas entusiasmadas.

Hoy, día 31, aunque no nos vamos a reunir como lo hicimos la Nochebuena y la Navidad, no importa demasiado. En nochevieja, cada cual va por su sitio. Hace tres o cuatro años estuvimos todos juntos en Benidorm. Nos invitó mi madre a todos a pasar las navidades en la localidad alicantina donde hay un microclima excelente. Allí estuvimos todos: mi madre con todos sus hijos y nietos. No tiene bisnietos aunque podría porque todos somos ya mayores, pero nuestros hijos no están por la labor. Mi madre los echa de menos. No tenemos niños a nuestro lado, no hay gritos, no hay risas infantiles, no hay carreras por los pasillos. Nos hemos hecho mayores y seguimos sin que haya una siguiente generación.

No sé si he hecho bien el compartir con vosotros tantas nimiedades pero lo he hecho.

Os deseo, a todos los amigos de PLUMAS, una feliz velada de AÑO VIEJO y que el 2013 sea para todos vosotros un año de paz y felicidad.

Un fuerte abrazo amigos.

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4 Comentarios

  1. Creo que lo bueno de la vida supera ampliamente a lo malo. Tu madre lo sabe, sé que tu también lo sabes, lo sientes, lo disfrutas, quizás no siempre con todo el fervor, porque también nos importan los demás, lo que está mal, las víctimas, los despojados, la violencia de la pobreza, las formas banales de convivencia, la prepotencia, pero igual salimos adelante, y hacemos lo que podemos para ponerle un pie encima a las ingratas circunstancias.

    Te deseo un feliz 2013, querida Concha. Y por favor, junto al abrazo fuerte que te envío, dale otro a tu madre de mi parte, dile que valoro profundamente lo que ella siente y cómo ha vivido su vida.

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  2. Y por cierto, es hermosa la fotografía que has subido.

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  3. Anónimo31/12/12

    Muchas gracias Jorge. Brindé por tí a las doce en punto, cuando tomaba las uvas y el champan.
    Un beso muy fuerte.
    Que tengas un buen año 2013. Te lo mereces.

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  4. Lo que cuenta es muy interesante. Me gusta literariamente y me gusta por cómo la retrata como ser humano.
    Buen año para todos!

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