El Papa peronista

GONZALO LEÓN -.

En Buenos Aires hay delivery para todo prácticamente: frutas, verduras, carnes, pescados, todo puede llegar a tu casa con una simple llamada. Por eso cuando los cardenales reunidos en El Vaticano eligieron al arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, lo que hicieron fue llamar al delivery y mandar un Papa a Argentina. En un principio la sensación que cundió fue de desconcierto, como si hubieras pedido algo, llegara y no recordaras haberlo pedido. Quizá por eso los diversos informativos no sabían muy bien qué actitud tomar. En la calle ocurría lo mismo: los bocinazos de alegría, en un comienzo, pocos, con el paso del tiempo se hicieron más frecuentes y la discusión en los programas de noticias se centró en el papel que jugaría el nuevo Papa en Argentina; se hablaba de un Papa opositor a Cristina Fernández, se recordaban los problemas entre el cardenal y la Presidenta, y un dato volvía a salir a la luz: el periodista Horacio Verbitsky ponía en tela de juicio a Bergoglio al acusarlo al menos de omisión por no haber actuado con la oportunidad necesaria en la desaparición de dos sacerdotes jesuitas en plena dictadura. Esto último colocaba al gobierno en un serio conflicto, porque si de algo se jactaba era de apoyar la causa de los derechos humanos. Hebe de Bonafini, de la agrupación de Plaza de Mayo, y Estele de Carlotto, de Abuelas, apoyaron a Verbitsky en un comienzo, entonces se habló de un Papa de derecha y que podía modificar incluso el cuadro electoral en las parlamentarias de este año.

Ese serio conflicto Cristina Fernández lo solucionó poniendo los pies en la tierra, es decir se preguntó de qué se estaba acusando al ahora Papa: de no haber actuado oportunamente en algo que igualmente no hubiera podido evitar, es decir de que sus compañeros jesuitas fuesen torturados durante cinco meses, en una dictadura que se caracterizó por no tener respeto a la Iglesia. Una segunda cuestión era si el Papa Francisco era efectivamente un hombre pro militares, es decir alguien que avalaba los crímenes de la dictadura. Por lo que se sabe, el ex arzobispo de Buenos Aires nunca avaló los crímenes de la dictadura. Era y es un conservador en lo político: no estuvo a favor del matrimonio igualitario, pero vamos El Vaticano tiene la misma actitud. Entonces qué más quedaba por determinar: ¿era un sujeto que se podría alinear con el PRO de Mauricio Macri o con la UCR de Ricardo Alfonsín?

Antes eso sí sería bueno recordar lo que la Presidenta dijo en el acto de conmemoración del golpe de Estado o Día de la Memoria, el pasado 24 de marzo en la Plaza de Mayo. Allí Cristina Fernández dijo lo que ahora significaban para ella los derechos humanos: “El mejor homenaje que se le puede hacer a todos aquellos que hoy no están o los que están y sufrieron es seguir logrando esta Argentina con mayor inclusión social, trabajo, fábricas abiertas y ciencia y tecnología”. Esto de incluir en el Día de la Memoria el modelo económico que ha implementado el kirchnerismo no puede ser tomado como un dato más, porque incluso Estela de Carlotto agregó una perlita más al mencionar que las victorias de los organismos de derechos humanos fueron “la ley de género, de matrimonio igualitario, el juicio y castigo a los genocidas, la ley de servicios de comunicación audiovisual, la recuperación del empleo, la asignación universal por hijo, la estatización de YPF…”. En otras palabras, el modelo económico para Abuelas de Plaza de Mayo también es importante hoy.

¿Pero qué tiene que ver este dato con el Papa Francisco? Si alguien dijera que el pensamiento económico de Bergoglio se acerca más al pensamiento de este gobierno de lo que alguien, cualquiera, pudiera imaginar, seguro que lo tildarían de loco. Pero si esta percepción va acompañada por datos duros, ya la cosa cambia. En una homilía transmitida por televisión, cuando aún no estalla la crisis del 2001, el cardenal hablaba del “despilfarro de los dineros del pueblo, liberalismo extremo mediante la tiranía del mercado”, señalando al modelo de la convertibilidad (1991-2001) como “un terrorismo económico-financiero que provocó efectos fácilmente visibles, como el aumento de los ricos, el aumento de los pobres y la drástica destrucción de la clase media”. El Papa Francisco es un antineoliberal, que cree en el papel del Estado y que descree del rol que han jugado en los últimos años organismos como el Fondo Monetario Internacional.

Luego de que Cristina Fernández se reuniera con Bergoglio y se obsequiaran mutuamente, un juego de mate de parte de ella y las conclusiones de la última Conferencia Episcopal Latinoamericana de parte de él (en donde se estimula a los países de la región a desendeudarse), el filósofo José Pablo Feinmann analizó este acercamiento en un programa de TV. Allí habló de una “lucha por posesionarse de Bergoglio” al interior del peronismo; le llamó la atención, por ejemplo, que a días de ser electo Papa aparecieran unos carteles de la derecha peronista bajo el eslogan “Francisco I, argentino y peronista”, que es una cita al ya célebre afiche de José Antonio Rucci que tiene el mismo lema. Para Feinmann, “la derecha peronista es la única que va a poder hacer un reemplazo a este gobierno”. De ahí la importancia de apropiarse de la figura del Papa; por eso destacó el olfato político de la Presidenta al bajar la línea con aquellos gestos durante el encuentro con Francisco, “muchachos, no jodan más con el pasado de Bergoglio, de aquí en adelante Bergoglio es Francisco y la derecha no los puede sacar”.

Publicado originalmente en Revista Punto Final y en el blog del autor (05/04/2013)

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2 Comentarios

  1. Argentina es ideológicamente un plato de tallarines.

    Buen artículo

    Saludos cordiales

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  2. Cuando lo vi en la tele no lo podía creer!! Salí de la oficina y pregunté, me lo confirmaron con el mismo asombro. Y ya pasó tanto tiempo!!! Nada cambió, no en mi vida ni en la de los cercanos. Cuando mucho se convitió en un nuevo tema cliché para joder con los amigos y compañeros de trabajo. No más. Ni siquiera llegamos a ver un cruce de ideas entre él y Cristina, todo se resolvió en paz.
    Aburrido!!!
    Su texto, muy bueno.

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