Liderazgos renovados

ROBERTO BURGOS CANTOR -.

Entre las peculiaridades perversas que carcomen está época hay una que se ha extendido como verdolaga de playa marina sin hicotea que la pode. Apareció reciente y parece una derivación del ejemplo del sueño o pesadilla de la obtención de riqueza fácil, sin esfuerzo, y la apariencia de poder que se genera.

Tiene apariencia de legalidad y de derecho al trabajo, si es trabajo. Como el invento superfluo, innecesario de quienes hacen lobby en los cuerpos de representación popular con sigilo y peticiones clandestinas que nunca se someten a debate público. ¿Qué representan?

Esta forma de la molicie la encarnan quienes agregan a su experiencia laboral, después de haber sido ministros, la partícula Ex.


Muchos de los ex ministros, con energías para cultivar, escarbar, argumentar, se dedican a la banal y productiva profesión sin diploma de hacer mandados, o vueltas, o ruegos, para causas diversas y sin ninguna legitimidad distinta a la de ahora yo, mañana tu. Así van, al bamboleo de los favores que ruegan por conocer direcciones, dos o tres trámites, y el intimidante laberinto de las oficinas estatales y sus guardianes.

Esta desgracia me ha llevado a admirar a quienes se resisten a esa manera miserable de ganarse el pan. Pan de duelo.

Entonces me enteré de la labor, dura y fecunda, de Paula Moreno Zapata después de haber sido ministra de Cultura. No debió ser fácil su ejercicio en el gobierno. Una mujer joven de envidiable formación profesional, que no salía en los periódicos, asumía un destino reservado para el muñequero colombiano. Uno de los consejeros de ese gobierno, no escuchado, advirtió que por favor no más señoras en la cultura. Y no lo dijo por odioso. Sin embargo, tarde y no por convicción fue nombrada Ministra una mujer que se abrió camino con los escasos escalones disponibles.

Este mes de los afros colombianos, programado con visión crítica y dignidad por la Ministra y el Director de Poblaciones, el cartagenero don Moisés Medrano, ha permitido conocer logros de Manos Visibles, el empeño franciscano de Paula.

Poco a poco ha logrado rescatar de la sin esperanza a unas mujeres que se preparan para asumir las responsabilidades de un liderazgo con horizonte. Ellas, Taide, Kairen y Juana han convocado a sus comunidades para el proyecto ambicioso de la igualdad, la inclusión y el cambio.

Estimula verlas: Taide y los jóvenes del hip hop que hoy prefieren cantar que escupir y matar. Ella de ojos almendrados y transparentes ha descubierto lo amoroso en los demás.

Kairen, del palenque de San Basilio, con su padre asesinado y el rechazo en el colegio por “negra carbona” supera la tristeza de sus ojos quietos y alienta al Consejo Comunitario, a las trabajadoras de la playa. Juana remplazó el sufrimiento íntimo por el afecto de la comunidad.

Todas alegres. Convencidas de que la vida empieza cada vez que algo acaba.

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