Nueve para una "república bananera" (segunda parte)

CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES -.

Es muy extraño encontrar en Chile un político que se defina de “derecha” a secas. Hermógenes Pérez de Arce, tal vez. Ni siquiera a los viudos uniformados del 11 de septiembre les he oído esta denominación cuando se refieren a la inspiración de su actuar pasado y presente. En la mayoría de los casos, las personas de esta tendencia ideológica prefieren otras palabras como “patriota”, “chileno”, “nacionalista” y –sobre todo ahora-: “independiente” o “centro derecha”. Es curioso, sobre todo si se piensa que el país se encuentra cooptado por una institucionalidad que, vista desde afuera, es a imagen y semejanza del pensamiento de este “tercio de chilenos” (concretamente, es obra del fallecido abogado conservador e ideólogo del pinochetismo, Jaime Guzmán). Al parecer, resulta mucho mejor no reconocerse como tal y seguir influyendo como poder fáctico para que nada cambie demasiado.

Aun así, es necesario dar la cara. Ni la mejor ni la peor, sino la que se tenga. A continuación, los perfiles arbitrarios de dos candidatos para la próxima elección presidencial, unidos muy a su pesar por contenidos, programas y rencores. Dos candidatos donde sólo uno (una, siendo precisos) se define, reconoce y actúa como de derecha. ¡Y vaya que derecha!

Evelyn Matthei

Pianista aficionada con estudios de economía en Inglaterra y en Chile, hija de Fernando Matthei -ex Comandante de la Fuerza Aérea e integrante de la dictadura-, fue diputada, senadora y Ministra del Trabajo. Dio sus primeros pasos en política como animadora de la franja televisiva de Augusto Pinochet en 1988. Por aquel entonces, junto a los dirigentes del naciente Partido Renovación Nacional (RN) Alberto Espina, Andrés Allamand y Sebastián Piñera, Evelyn Matthei formó parte de la llamada “Patrulla Juvenil”, una suerte de rostros lozanos que pretendían cambiarle la cara a un pinochetismo que empezaba a envejecer. Pero la historia cambió su curso. Es que siempre el temperamento acaba traicionando a Evelyn, sobre todo cuando las cosas no marchan como quisiera. Como en 1992, cuando ella y el entonces senador Piñera sonaban como posibles presidenciables de la derecha “joven y buena onda”. Durante un programa de televisión en vivo, donde Piñera se aprontaba a ser entrevistado, el dueño del canal irrumpió en el set para difundir el contenido de una cinta que aseguró haber recibido de un personaje “misterioso” en su oficina (nótese el detalle: uno de los hombres más poderosos del país, empresario naviero, abogado y presidente de un consorcio, ligado al Vaticano y al pinochetismo, recibe en su oficina el paquete de un desconocido). En la cinta en cuestión estaba registrada la voz de Piñera intentando pautear a un periodista de ese programa para que, cuando le tocara el turno de Evelyn, la pusiera en ridículo delante de las cámaras. Sin embargo, todo se dio al revés. Ante el país, Piñera quedó un sujeto turbio y desleal y Evelyn como una víctima. Durante semanas, ella negó saber algo del asunto. Finalmente reconoció su vínculo con ex uniformados expertos en inteligencia, que habían espiado y grabado las conversaciones telefónicas de Piñera (dos décadas más tarde, ella dejaría los rencores atrás con tal de integrarse al gabinete del hoy Presidente como Ministra del Trabajo). Evelyn renunció a RN y se sumó a las huestes de un partido más derechista aún, la Unión Demócrata Independiente. En ocasiones, ella ha reconocido no sentirse del todo cómoda dentro de esa colectividad, donde la disciplina es fundamental, dada su tendencia a hacer y decir lo que se plazca. En su oportunidad, acusó a colegas del parlamento –algunos de su ex partido, RN- de consumir drogas, denuncia que terminó naufragando en la insustancialidad más absoluta. Especialista en temas económicos y presupuestarios, admiradora del "milagro alemán, cada vez que puede manifiesta su repulsión por el estado de bienestar, el asistencialismo y todo lo que huela a socialismo. Cuando algo le molesta demasiado, no duda en emprenderlas con improperios en contra de periodistas, parlamentarios y adversarios, aunque haya cámaras y grabadoras encendidas. Total, ella se sabe dentro de un círculo de poder donde estas cosas no traen demasiadas consecuencias, a lo más el mote de “auténtica y frontal” por parte de sus incondicionales. Tampoco es de reprimir emociones, como cuando arengó a los chilenos a realizar un boicot a Inglaterra, no comprando sus productos importados, a raíz de la detención de Augusto Pinochet en Londres (¡qué merma le habremos provocado a su Majestad!). Tras la bajada de las candidaturas de Laurence Golborne (escándalos por dineros en paraísos fiscales) y Pablo Longueira (depresión), y después de mucha reticencia entre algunos dirigentes, fue nominada por la derecha como candidata presidencial. La idea original, que ha fracasado por múltiples coyunturas, era asimilar su biografía a la de Michelle Bachelet, en especial su condición de hija de aviador. En el resto, partiendo por su visión de la sociedad, me parece que son bastante distintas. Salvo uno que otro arranque de ira, durante la campaña Evelyn se había mostrado muy compuesta y autocontrolada. Hasta que se le cruzó en el camino, con críticas a su gestión como Ministra del Trabajo, el candidato Franco Parisi. A modo de respuestas, ella reparó en las deudas previsionales de éste y su hermano Antonino, en una fallida administración de colegios particulares. Lo quiere sacar del medio como sea, incluso promoviendo una ley especial “anti Parisi”. Es la Evelyn de los viejos tiempos, la Evelyn de siempre. Le quedan solo unos días para “sacar al pizarrón” a Bachelet, su principal adversaria. El tiempo corre en su contra. 

Franco Parisi

Ahora mismo diviso un manto negro sobre la candidatura de este ex cadete de la Escuela Militar y alumno del Instituto Nacional. Desde que Franco Parisi centrara sus ataques en Evelyn Matthei (ante la jabonosidad de la figura de Michelle Bachelet) fue cuestión de días para que recibiera de respuesta un bombazo de proporciones: los medios de comunicación comenzaron a insistir en la información de los malos manejos de él y su hermano Antonino en la administración de establecimientos educacionales, incluida una querella por 500 millones de pesos por parte de sus trabajadores. Sin embargo, todos estos líos ya eran de conocimiento público; un poco de atención en las informaciones sobre los candidatos habría sido suficiente. Sólo bastó que Evelyn Matthei tomara el pandero para que la denuncia se masificara y los medios machacaran con ella hasta el momento mismo en que escribo estas líneas. Los amantes de las teorías de la conspiración –entre esos el jefe de campaña del propio Parisi- lo han denominado “El Plan Italia”: dejar fuera de combate a Franco Parisi a como dé lugar, dada su lucha a cara descubierta contra los grupos de poder. Hasta antes de este incidente, Parisi contaba con un buen prestigio como académico de universidades extranjeras. También como formador de economistas e ingenieros comerciales de la Universidad de Chile. Previo al momento de asumir su papel de outsider anti partidos políticos, fue asesor de los gobiernos democráticos, tanto de la Concertación como del Presidente Sebastián Piñera. Junto a su hermano Antonino, Franco se hizo popular por sus intervenciones en programas de radio y televisión para hablar de economía doméstica. Nadie pone en duda que los Parisi poseen el don de la comunicación: logran explicar procesos complejos de una manera simple, para la comprensión del ciudadano de a pie, la dueña de casa, el chileno honesto y todos esos lugares comunes a los que se apela en tiempo de elecciones. Producto de esta figuración pública, Franco Parisi no tardaría en ganarse el apodo de “economista del pueblo”. Aunque se presenta como independiente, cuenta con el apoyo de descolgados de la candidatura de Evelyn Matthei, en su mayoría militantes de RN, algunos silenciosos y otros asumidos públicamente, como el senador ecologista de la Patagonia, Antonio Horvath. Al igual que Marcel Claude, Enríquez Ominami y Roxana Miranda, Parisi apunta sus dardos a las dos coaliciones políticas dominantes, la Nueva Mayoría (ex Concertación) y la Alianza. Mientras su mayor solidez se encuentra en los temas económicos, sus opiniones políticas rozan la candidez. Parisi presenta el dilema de gobernar un país como algo que se resuelven con inteligencia, audacia, eficiencia, gestión y transparencia (razones muy semejantes a las esgrimidas por los votantes de Sebastián Piñera en la elección anterior). Sostiene que Chile es un país de recursos sobrantes que han sido mal distribuidos por quienes nos han gobernado en los últimos años. Para solucionar este problema se requiere de personas jóvenes, de sentimientos nobles, hijos de la meritocracia y la educación pública. Como él, sin ir más lejos. Antes de enfrentarse con Evelyn Matthei sus rounds eran con Marco Enríquez, ambos en la lucha por pasar del tercer al segundo lugar y, de ahí, a la siguiente vuelta electoral. Los escándalos pueden que afecten su candidatura, más aún si los votantes reparan en la ligereza de sus respuestas ante las interpelaciones de que ha sido objeto en las entrevistas (quiero ser justo: el apropiarse de las cotizaciones de los trabajadores en Chile es una práctica común entre empleadores. Entre quienes caen en esto no existe una sensación de responsabilidad por este hecho, sino más bien como un asunto de “tribunales”. Una lógica resumida en la siguiente frase: “yo pago mis deudas, siempre y cuando me obliguen a hacerlo”.) Franco Parisi dice que sus enemigos son, además de Evelyn y su equipo, la familia Edwards, dueña de la mitad de los medios escritos en Chile. Denuncia que los chilenos tienen miedo. Él no. Con esos enemigos, yo pensaría distinto. Pero, para bien o para mal, yo no soy Parisi.


Continuará...    

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6 Comentarios

  1. Buenas las descripciones, distinto de lo que se suele leer en todos lados.

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  2. Analia28/10/13

    Dice 9 pero creo que deben ser muchos más los que quieren meterse a la moneda al bolsillo. Chile es un país donde las desigualdades están tan marcadas que los que aspiran a lo alto son de lo peorcito siempre.

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  3. La señora Evelyn tiene mala fama, ojalá no sea de la preferencia de los chilenos. Desde acá le apostamos a Bachelet para que Chile esté más alineada con el resto de latinoamérica.

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  4. Pensar a Evelyn derrotando a Bachelet se me hace un panorama casi apocaliptico, algo así como Macri de presidente en Argentina.

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  5. La última encuesta CEP en Chile, publicada hoy, muestra dos aspectos relevantes acerca de la candidata Matthei:
    a) Confianza , la Matthei alcanza apenas un 21 %
    b) En cuanto a su postura política, el 41 % de los encuestados la ubica en la extrema derecha.(en una escala de 1 a 10, la sitúan en el 10)

    Saludos

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  6. En la última encuesta CEP en Chile, publicada hoy, tenemos dos aspectos interesantes acerca de la candidata Matthei.

    a) CONFIANZA, la candidata alcanza apenas un 21 %
    b) EL 41 % de los encuestados, la ubica en la extrema derecha.( en una escala de 1 a 10, la sitúan en el 10)

    Saludos

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