Los ratones

ROBERTO BURGOS CANTOR -.

Nadie pensaría que en tiempos de búsquedas y proyectos ambiciosos haya personas que se dediquen a los menudeos de la miseria.

Es terrible, en la perspectiva ética y política, constatar que si: entre los empeños virtuosos se cuela la ratonera salvada del incendio o las cucarachas que soportan bombas.

A medida que se avanza en las conversaciones para acordar el final del conflicto armado, se vislumbra que la dificultad mayor no estará en convenir reformas, entrega de armas, incorporación a la política sin tiros; sino en ilustrar a los colombianos sobre las múltiples causas de nuestra violencia, en la necesidad y justicia de acabarla, y desalojar de los corazones, odios, dogmas, la codicia por los bienes mal habidos, los privilegios, los anidamientos de la venganza.

Si se logra lo anterior, es decir una comprensión de nuestra realidad razonable y actual, acabaremos por entender que la paz es un ideal social colectivo. Rebasa entonces la atribución, de manera exclusiva, a la voluntad de un gobierno. Asunto éste, por cierto, que no carece de legitimidad humana y constitucional, de alguna manera es el depositario del querer de una sociedad. Sin embargo, con los años, aquellas reglas claras de las democracias sobre mayorías se han vuelto complejas. Ahora se mide si se gana con mucho o con poco y se vuelve más tortuoso administrar la victoria. Parece que aquella travesura de Borges tiene sentido: ¡Ah! La democracia, ese abuso de la estadística.

Se puede conjeturar que sobre los temas que implican los fundamentos de la sociedad debe haber grandes acuerdos políticos. Y si esa representación política, es el caso colombiano, está interferida por su poca población y por la desconfianza de los ciudadanos, será indispensable indagar procedimientos de expresión de la voluntad popular menos pobres, gastados y corruptos.

Se vislumbra cómo el conflicto y la paz involucran a la sociedad de manera integra. No en balde años y años de matarnos han dejado crecer callos de insensibilidad y una incapacidad para las uniones fecundas y productivas. Ni siquiera el sufrimiento nos une.

En este momento de reconstrucción y retos serios, donde todos estamos convocados, los ciudadanos observan con repugnancia algunas preocupaciones de sectores o del Congreso nacional. Como si se quisiera pasar de agache, sacando provecho de que el interés general está atraído por otros asuntos.

Los argumentos, de mediocridad insultante, con que se respondió a la idea del Ministro de Justicia de estructurar exámenes de estado para los abogados. Es innegable la formación y principios sólidos que se van a exigir para atender conflictos y aplicar nuevas leyes en la época del pos conflicto.

Qué decir del proyecto para establecer código de ética y disciplina de las profesiones que están en el marco de las relaciones internacionales y afines. Ummmm.


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1 Comentarios

  1. Anónimo30/10/14

    Hay ratas, ratones, cucarachas y moscas en la política, masticando y pudriéndolo todo.
    Excelente exposición, me quedo pensando.

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