Carol

CLAUDIO FERRUFINO-COQUEUGNIOT -.

Sí, era ella. Y blonda y sábado y la ciudad.

Besé su boca queriendo besar sus muslos. La veía desde mis negros ojos bigotudos. Tocarla.

Sombras afuera; teléfonos públicos debajo de faroles sin luz. Rubia Carol como un trigal. Rubia Carol como un trigal. Rubia Carol, tercera vez, como un trigal.

Hemos llegado a Bethesda. Aquí vive. Mi mirada la trata en la estación vacía. Mi suerte no es hoy. La creo en la ventana, con pupilas como universos en agua. Tú eres, posible, la que quiero. Tú, aunque no te encuentre o desaparezcas de ayer y para siempre por esas calles que no conozco.


De VIRGINIANOS, Los Amigos del Libro, Cochabamba, 1991

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