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RODRIGO VERDUGO PIZARRO -.
A Jorge Muzam
Yo fui el tatuador nocturno
Al levantarme vi titanes cubiertos de natas, imagos solemnes
Bajaba por una escalera tartamuda, bordeaba paredes que comen neblinas
Mi corazón retoma el pacto solar
Por dar demasiada claridad o demasiada oscuridad a quienes crían un nudo
A esas almas que con fuego o agua deducen
Si son arcos o umbrales por los que van pasando
A esas almas que si quisieran revestirse
Que celajes vendrían hasta ellas, que solemnidad tendrían los imagos
Que cárdena seria nuestra hazaña
Si levantáramos con nuestro canto las columnas que el cielo deshechò
Subiría el alcohol por una escalera tartamuda hasta un azogue indigno
Cuidando que no nuestra imagen se desvié a las paredes que comen neblinas
Arrastrándonos los unos a los otros o poniéndonos sobre las paredes
Quizás seamos más tierra que la tierra
Nuestro tobillo, vástago de que escalera tartamuda
Con el anduvimos por todo el orbe,
Falsificando esos trofeos que jamás nos dieron por ninguna cárdena hazaña
Que nunca pedimos
Muchas veces entrometiéndonos en ese ataque de los azogues
Llevando la ensoñación de criar un nudo en medio del fuego, en medio del agua
Creyendo que la desnudez es algo que borra sin ser borrada
Una lámpara que ni el mar puede entristecer
El sueño como la limosna que nos dan los muertos
Ninguno de nuestros fuegos o aguas han sido justos en ese celaje
Cambiamos de agua, el cielo no desechara estas columnas dos veces,
Que cárdena será nuestra hazaña,
A este alcohol le leemos un oráculo enterrado,
Si fuéramos más tierra que la tierra
Los muertos no nos darían como limosna el sueño
Ellos recuerdan que no fueron justos ni nuestros fuegos, ni nuestra aguas
Hubo que cambiar de fuego,
Color de muralla tiene esta neblina
Hubo que alternar umbrales y arcos
Para esas almas que van pasando todavía con algo
De esa desnudez que borra sin ser borrada
Demasiada claridad o demasiada oscuridad para arrastrarnos los unos a los otros
Los muertos no nos darían como limosna el sueño
Si no hubiesen visto que el túnel es látigo en las manos de cualquier dios
Como el orbe en manos del tatuador nocturno
Si cualquiera de sus nombres no hubiese tenido justamente
Esa letra que siente desaparecer al lenguaje
Nuestro tobillo alternando celajes y azogues
Vástago de cualquier escalera tartamuda
Hasta levantarnos viendo titanes cubiertos de natas en cuyos tobillos imagos solemnes
Daban lo justo de cada celaje, azogue, fuego y agua.
Oh cárdena hazaña, para que el cielo no deseche estas columnas dos veces.

Imagen: Saul Steinberg


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2 Comentarios

  1. Profundidad, belleza, perspectiva, imaginación, locura. Tu voz poética es incomparable. Agradezco mucho tu dedicatoria mi admirado amigo. Espero verte pronto.

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  2. Un gran poema que reúne a dos grandes escritores. Un placer leerlo.

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