Aquel proyecto de independizar a Lanús de La República Argentina

EDUARDO MOLARO -.

(Del Atlas Desmemoriado del Partido de Lanús II)

En el Atlas Desmemoriado no encontramos fechas precisas sobre estos acontecimientos que narraremos a continuación. 
Cuentan las chamuscadas crónicas que por entonces, y por iniciativa de la agrupación de izquierda ¨Yo soy Trosko, lo reconozco ¨, se planteó ante las autoridades municipales de Lanús la posibilidad de declararse independiente de todo el territorio argentino y autodenominarse, a partir de aquella gesta, como ¨República Separatista de Lanús ¨.
El entonces intendente, el perpetuo Manolo Quindimil, recibió al grupo de jóvenes, pero no tanto por convicciones democráticas sino más bien por gustosas intenciones de semblantear los mejores culos de la militancia política, que – holgadamente – suelen encontrarse entre las muchachas que participan de los ideales políticos de la izquierda. 
La muchachada expuso sus intenciones separatistas con más entusiasmo que argumentos sólidos, con más ímpetu que programas viables. Y Manolo los escuchó hasta que se quedó dormido sobre su modesto escritorio, casi desnucándose sobre la foto de Eva Perón que reposaba junto a una lámpara de bronce, cuyo destino irremediable fue el piso, en una estruendosa caída que sin embargo no logró despertar al intendente.
En un acto que los enaltece, y más allá de ser acérrimos opositores ( no sólo a él, sino a todos), los muchachos se fueron de allí sin hacer ruido. Incluso dicen que uno de ellos arropó al intendente con una bandera de Lanús firmada por los campeones del ascenso del ´81 y que Manolo ostentaba en una de las paredes de su despacho. 
Sin embargo, unos días después, recibieron una invitación del intendente para que las fuerzas vivas, políticas y delictivas lanusenses se reunieran en el mítico Gimnasio 1 del Club Atlético Lanús a debatir los pormenores de aquella alocada idea propuesta por los ¨zurditos¨.
Más de seiscientas personas se reunieron allí. Entre ellos – inevitablemente – estaban los muchachos de La Barra Poética de la calle Ituzaingo en solemne carácter de colados, con menos intereses ideológicos que lascivos. Sabido es que donde hubiera una buena cantidad de mujeres, nuestros héroes dirían ¨Presente¨ con la metafísica intención de indagar en los escotes y – Mandinga mediante – llevarse a la cama a alguna pulposa dama.
Por razones que nunca alcanzaremos a comprender, este debate también fue moderado por el prestigioso jurista ( y afamado cornudo ) Dr. Eloy Guampetti . 
La palabra fue tomada por el militante Omar Sista, quien apasionadamente presentó la propuesta:
- Lanús debe ser una República Independiente. Ningún tributo le debemos a la Argentinidad. Seamos libres de todo yugo, de toda dependencia del poder provincial y nacional ¡ Seamos la República Separatista de Lanús! 
Una mínima porción de la concurrencia prorrumpió en aplausos y la inmensa mayoría quedó a la espera de una propuesta sustentable. Sin embargo el joven Omar gritó un ¨Queda hecha mi propuesta! ¨y se sentó y bebió un vaso de Coca Cola, mientras su compañera – una bella joven de cabellos ensortijados e inmensas tetas – lo abrazaba llena de emoción.
Nadie se atrevía a decir palabra alguna, pero el cuchicheo entre la concurrencia era un clamor.
En ese instante se puso de pie el Intendente y, cuando se disponía a decir unas palabras, quedó detenido en un gesto al ser interrumpido por el Tano Brazzuto que – desde el fondo del gimnasio, exhibiendo su agujerada camiseta de Argentina y con una resaca sin fecha de vencimiento - gritó como para que todos lo escucharan:
- ¡ Escuchame, pendejo! - dirigiéndose al joven que propuso la idea independentista – ¡Por qué no me chupás un huevo!
Los Cuchicheos se transformaron en griterío. Buena parte de la concurrencia aplaudió la respuesta de Brazzuto, pero otra buena parte se mostró indignada por la grosería del Tano. 
Para colmo de males, Heráclito D´Exceso, el filósofo de la calle Oyuelas y miembro de la Barra poética, subió al escenario, se hizo del micrófono y – sin que nadie se lo pidiese – cantó a capela el Tango ¨Mano a mano ¨. 
Edmundo Morales, inspirado por el cantar de Heráclito y por las gambas de una concejal del partido justicialista sentadita en la primera fila, tomó su guitarra y subió al escenario para acompañar al improvisado cantor. 
Aquello fue un éxito. Heráclito cantó ¨Naranjo en Flor ¨, ¨Anclado en París ¨ y ¨Volvió una noche ¨ ante el aplauso de buena parte de la concurrencia , que tapaba en su gruñir sonoro las protestas de algunos de los muchachos de la izquierda por no tratar el tema y los pedidos de algunos de esos chicos para que Heráclito se cantara algún tema de Silvio Rodríguez. 
El final deseado comenzó cuando a Heráclito se le ocurrió cantar la marcha peronista. Los ¨Perucas ¨gritaron a viva voz su himno y los radicales ( que en ese entonces existían) respondieron apasionadamente cantando la marcha de la UCR. 
Aquello fue el caldo de cultivo para una de las tradicionales y maravillosas grescas lanusenses: Las sillas comenzaron a volar, las trompadas gobernaban el gimnasio y al doctor Guampetti los llevaron en andas, pero al sólo efecto de meterlo de cabeza en el aro de Basquet que daba a la calle Gaebeler. 
Fiel a su estilo, Edmundo guareció su guitarra y marchose entre los pugilistas llevando de la mano a la Concejal pechugona de la primera fila. 
El tano Brazzutto renovó su beodez con un cajón de cervezas que secuestró de la Confitería Granate y comenzó a lanzar las botellas, cuyo contenido ya había tenido la precaución de incorporarse a su aparato digestivo y urinario. 
A todo esto, el intendente Quindimil, lejos de retirarse del recinto, subió a la tribuna para poder contemplar aquella maravillosa batahola con vista preferencial.
Para entonces, el antropólogo italo-chileno Giorgio Muzami, bailaba sólo y tambaleante en el círculo central al grito de ¨Dónde está el pisco? ¿Dónde está el pisco?¨
Heráclito, amante del pugilato colectivo, dejó de cantar para poder incorporarse a la gresca generalizada. 
Desafortunadamente, la policía hizo su ingreso minutos después y detuvo aquella orgía de golpes disparando dos tiros al aire, con tan mala fortuna ( o eficaz ineptitud ) que uno de esos balazos rebotó en el techo y fue a dar en la rodilla del Dentista Cepeda, y el otro disparo hizo estallar uno de los modernos faroles del gimnasio.
Para entonces, Morales y la Edil justicialista regresaban de los vestuarios acomodándose el ropaje, prometiéndose – a modo de adiós - miles de cosas que jamás serían cumplidas.
Finalmente desalojaron el gimnasio sin que hubiera detenidos, gracias a la recomendación que el Sr. Intendente les hiciera a los funcionarios policiales.
Y mientras los militantes peronistas y radicales se convocaban a saldar la gresca de contado en la Plaza Sarmiento, melancólicamente, los apenados muchachos de la izquierda encararon hacia la estación Lanús para saciar su indignación rompiendo a cascotazos las imperialistas vidrieras del recientemente inaugurado McDonald´s.

Eduardo Molaro – Noviembre 2015

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