Ariel y la humedad

EMANUEL MORDACINI -.

Ariel, la Sirenita, siempre me pareció increíblemente perturbadora. El corpiño de ostras, los ojazos verdes, el alborotado cabello pelirrojo. En 1989, cuando se estrenó el film, yo tenía 10 años y ya entonces me costaba verla como un simple dibujo animado. Que sea la única princesa Disney que anda semidesnuda, no es para nada un dato menor. Hace dos años comenté esto en una página de cine y se armó un acalorado debate. Recuerdo la anécdota ahora, por insistencia de Facebook

Con sus largos cabellos rojo sangre, Ariel paseándose en ropas de cuero por el patio de algún bar de Zaragoza. Los ojos chispeantes, los labios en carne viva. Ariel en la playa con el pelo menos pelirrojo, más bien tirando a caoba. Las arenas doradas perdiéndose en un vasto mar azul pálido. El bikini ajustando su cuerpo, un exótico tatuaje atravesando su abdomen, el piercing en el pezón izquierdo asomando a través del corpiño. Su cola inquieta haciéndome cosquillas. Las resistí. La abracé fuerte hasta que empezó a calmarse, como esas tormentas que, luego de pulverizar todo a su alrededor, se alejan mansamente, dejando tras de sí un plácido día soleado. Ariel quedó flácida, tirada en la hierba entre mis brazos, sobrecogida por una sospechosa paz. Una masa de bucles (de nuevo) rojos le cubría la mitad derecha de la cara. El ojo visible en el otro costado irradiaba destellos azules, como una bola de cristal reflejando un mar embravecido.

Es definitivo. Necesito sexo, masa muscular, libros nuevos, éxito literario, estabilidad económica y emocional, una novia bisexual. No son demasiadas. No estoy pidiendo la inmortalidad de mi alma.

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3 Comentarios

  1. UY! Necesita una amiga con derechos urgente! Bueno el relato. Ud tiene su estilo. También vi la Sirenita en esa época y también la encontré demasiado sensual. Me quedó grabada como un referente!

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  2. Anónimo6/7/16

    Felicitalo a Claudio, el relato es mas suyo que mio. Saludos! EM

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  3. Feliciten a George Martin. La música es más suya que nuestra. Saludos! John y Paul.

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