Cinco mil metros de altura sobre el nivel del mar


Pablo Cingolani

–¡Pero allí no hay nada!, exclamó.
–¿Nada? Allí hay todo, allí está todo. ¿Acaso no lo ves? Dijo, diciendo, Uno. –Y si lo ves bien y si sigues mirando… –iba agregando…
–¿Qué?, siguió exclamando el otro.
–Si lo sigues mirando, si lo sientes adentro, te vas a dar cuenta de algo…
–¡¿De qué cosa pues me voy a dar cuenta?!, preguntó el otro, extenuado, casi rendido.
–De que allí, donde está todo, es el centro del mundo. ¿Acaso no lo sientes? ¿Acaso no lo ves? Uno, respiró fuerte y siguió caminando.

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