El café y los ausentes

Homero Carvalho Oliva

Alrededor de una taza de café
humeante y fraterno como las antiguas fogatas,
discurre la tarde,
la tarde que se repite eterna,
mientras apalabramos los caminos
y sentimos que amistad es una palabra compartida.


Las multitudinarias palabras
van y vienen, asombran y aclaran,
y bautizados con ellas se siente
la presencia de los ausentes,
los que se fueron participan del diálogo,
acudiendo solícitos a nuestra memoria,
trayéndonos las imágenes olvidadas.

Alguien llega a la mesa
y pide otro café negro,
sin saber que junto con él
vienen sus muertos queridos
y aporta con las palabras que faltaban
para hacer de la reunión
un acontecimiento que, un día después,
olvidaremos para empezar de nuevo
el antiguo ritual del fuego
y las palabras alumbradas.

(De Diario de los caminos)

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