(Poema)



Fue entonces que entendimos a las piedras
Y nos dejamos llenar con su belleza
Y las vimos hermosas, como espejos
Donde se reflejaban huellas que habíamos olvidado
Y nuevos senderos. Y las vimos tan bellas
Como faros alumbrando momentos inciertos
Y pudimos, con ellas, enterrar nuestra tristeza
Volver a sentirnos fuertes, como ellas, con su luz

Fue entonces que comprendimos
Que nunca jamás íbamos a volver
A estar solos. Las piedras nos señalarían
Los caminos. Fue entonces que sentimos
Paz y que ellas no nos abandonarían
Porque el secreto de cada piedra
Ya era también el nuestro.

Pablo Cingolani
Antaqawa, 30 de octubre de 2018

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