Por Pablo Cingolani
Tal vez nos desoigan las piedras
Desentendidas de crueles maldades
Observan cómo nos despojamos de magia
Y arrojamos al azar la condición humana
Tal vez las piedras se aburrieron de nosotros
Necios, glotones y vanos; secos de esa luz
Que antes se reflejaba en cada cuarzo, todo topacio
Había un diamante en cada ser humano
Tal vez suceda que nos quedamos solos en el barro
La angustia nos carcome, la ansiedad nos cincela
Somos el eco de una trompeta ciega, una playa
A donde van a parar tóxicos desechos, pus y sangre
A donde a veces concurre el llanto a mitigar
Que tal vez las piedras, ya no nos quieran más, ya no nos hablen más
Ya no nos sientan.
Pablo Cingolani
Río Abajo, 24 de enero de 2012
Vista del rio Amazonas. Fotografia de Mayte Luque
*Jorge Muzam*
Lo mismo de siempre. Mañana de levantarse a tientas, más puteando al mundo
que bendiciéndolo. Sigue lloviendo en este septiembre avanzado. ...
2 Comentarios
Un poema del tiempo. Los ecos inútiles se estrellan contra cualquier pared. Las piedras ya se hartaron. Esperan su propio estallido, su propia disolución. El resto, poco importa a estas alturas.
ResponderEliminarMagistral, amigo Cingolani.
Precioso poema, me encanta.
ResponderEliminarTe felicito y un abrazo fraternal donde quiera que estés.