MARTA LUZ MANRIQUEZ -.
Muchos me preguntan (dejando a un lado los que encuentran una
terrible vanidad el declararme poeta) porqué me defino como "poeta" y no
como "poetisa". Empezé a hacer poesía antes de saber leer y escribir,
pero cerca de los 12 años conocí una dama que era reconocida como
"poetisa".
Y conociéndola a ella le tomé distancia al término
"poetisa". Esta damita en cuestión más que poetisa era actriz, más que
actriz, teatrera. Para escribir hacía toda una "mise en escène". Se
"vestía " para ello con unos batones albos con plumas en el cuello y las
mangas. Se sentaba muy derecha en un asiento con dos libros a un
lado, un diccionario y un manual de sinónimos y antónimos. Su poesía
era formal de acuerdo a los criterios clásicos: rima consonante y
pulida y medida métrica.
Se devanaba los sesos para que sus
estrofas midieran exactamente lo mismo y para que la rima no le fallara (ahí estaba el diccionario). El manual de sinónimos y antónimos
era para buscar las palabras que fueran más líricas, por ejemplo,
"colorado" no era tan lírico como "bermellón".
El acto de
escribir era una acción de arte, pero se iba en la fórmula, en la
estructura perfecta y el contenido resultaba insulso o empalagozo con
sus reiterados "paisajes idílicos ", " tu mano, mi mano, tu mirada y mi
mirada ".
Carecía de fondo, de fuerza....era una taza de té
pálida y anémica. Ni hablar del compromiso social. Eso era para
"hombres". Las poetisas sólo le escriben al amour. Y un amor cebollero,
sin una pizca de picardía o sano erotismo.
La poetisa escribía versos más desabridos que un cuerito de cerdo cocido sin sal ni aliño.
Como
mi poesía después de los 13 años dejó de ser "plaza", usando el término
que usa Hugo Alister para la poesía de los lugares comunes y tomó
colores y se puso al servicio de la humanidad... ya no quise ser poetisa
sino poeta.
Para no esclavizarme a la métrica, ni a la rima, ni
a la forma sino al contenido. Para poder usar garabatos y maldecir y
salirme de madre.
Yo no quiero escribir tomando té, me gusta
hacerlo en un ciber, un bar, en mi cama con el Tobita tratando de
quitarme el lápiz, en una plaza, en una calle, en la cola del banco, en un cuaderno, en el reverso de una boleta o hasta en un pedazo de
diario. Sobretodo es gratificante escribir en una servilleta mientras
los demás hablan a gritos.
Por eso... no me digan "poetisa". Soy POETA, MIERDA.
Imagen: Chiquita Piconera. Julio Romero de Torres.
3 Comentarios
Los españoles traducen las exabruptos de los escritores anglosajones con una simple y rotunda expresión: "a dar por culo".
ResponderEliminarNo me cabe otro pensamiento para esos personajes, que por cierto siguen abundando, sobretodo en provincia. En parte por esa razón nunca frecuenté los ambientes literarios oficiales.
Y lo de poetisa, suena tan mal como poetiso. Prefiero que seais todos poetas.
Una pluma tan aguerrida como delicada. Una conjunción que a tí te resulta de maravilla.
Un abrazo mi querida Marta.
A mi me agrada como se expresa. No sé mucho de poesía, pero voy aprendiendo.
ResponderEliminarSaludos Poeta.
Los verdaderos escritores son aquellos que quieren escribir, necesitan escribir, tienen que escribir. Lo mismo aplica a los poetas, por tanto el disfraz está de más y la denominación más limpia de su actividad es la que más le ajusta a ud por lo que voy leyendo por acá. Sinceramente, modestamente, para mí su defensa a llamarse poeta es acertadísima!
ResponderEliminarSaludos