GABRIEL PRACH -.
Los días pasan, el mundo gira y la vida sigue avanzando. Nada que hacer o quizá todo. Estamos en la disyuntiva. Me llaman del Norte, un amigo muere de una forma estúpida, incomprensible y se apaga una amistad truncada por las distancias. Confieso una pena rabiosa que se alarga y no cesa. Me ahoga un millón de preguntas que no tendrán respuestas. Las dudas acerca de lo verdaderamente importante, eso que es y no es al mismo tiempo, lo que nos mueve a fin de cuentas a actuar, a sentir y comprometernos. Todo se vuelve tan relativo e insignificante... La radio dice que dijeron y mis redes repiten exageradamente, venteando impúdicos nuestra soledad abismante. Porque estamos solos. Somos un mundo de solitarios, a eso nos han llevado y es tan poco lo que podemos hacer.
Anochece, el sueño me gana, pero aún tengo rabia y pena.
Anochece, el sueño me gana, pero aún tengo rabia y pena.
Imagen: Kaveh Steppenwolf
7 Comentarios
Berreamos en medio del océano con un salvavidas desinflado, y todos hacen los mismo, o casi todos, y qué otra cosa podríamos hacer. Las pirañas ya nos hacen cosquillas en los pies.
ResponderEliminarPotente, abarcador, es difícil interponer una cuña en un texto tan claro sobre el sentido del sinsentido de la vida.
Un abrazo amigo Prach.
Qué duro. Ante el dolor estas palabras suenan profundas y a la vez muy delatan una gran enteresa.
ResponderEliminarMe pregunto si esa soledad a la que alude el amigo Gabriel es, cada vez más nuestra, o son los otros los que todavía no se han dado cuenta de que existe...
ResponderEliminarMe pregunto ¿y si fuera cierto que después de la vida sólo está la muerte? Creo que es lo más probable asi que a gozarla. Eso es lo único cierto.
ResponderEliminarTan callando... Esa frase de Jorge Manrique me persigue como si fuese una liebre perseguida por los lebreles del tiempo.
ResponderEliminarNo es cierto, casi todo lo que nos prometen en la vida como en la muerte es parte de una gran mentira.
ResponderEliminarEl problema está mi amiga Lorena, en que nos encanta que nos mientan pese a que siempre renegamos de aquello.
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