EDUARDO MOLARO -.
/ Del Atlas Desmemoriado del Partido de Lanús
Entre las supernumerarias páginas de la literatura rantifusa lanusense, no podía faltar el subgénero Erótico.
En esas procelosas aguas literarias pudimos navegar en los estilos más variados. Sin embargo, hemos logrado distinguir dos corrientes antagónicas: Los Líricos y Los Explícitos.
Entro los primeros, sin dudas, encontraremos al poeta Edmundo Morales que –mitad por curiosidad y mitad para levantarse a una mina gustosa de esta literatura– supo incursionar efímeramente en estas lides con bastante eficacia.
Así, de su poemario ¡Te parto como un queso! , hemos logrado extraer algo de jugo:
Continente del deseo
es tu pubis de Utopías.
Beberé de él mis sueños
Y de tus pechos mi ambrosía.
En la otra vereda (en la de Los Explícitos) se encontraba Elgar Ompa, quien sin ningún tipo de tapujos plagió, aunque más bien tradujo a su estilo, los versos de Morales:
Un triángulo perverso
es tu entrepierna, mi vida.
Yo te la lleno de besos…
…Y luego date por cogida!
Es redundante decir que aquel litigio entre Morales y Ompa se resolvió a las trompadas y sin ninguna e inoportuna intervención jurídica.
Con el tiempo Morales (ya saciada su sed de experimentar en ese subgénero y, probablemente, habiéndose revolcado con la muchacha que lo desvelaba entonces), regresó a su literatura de siempre.
La famosa sexóloga Débora Tutti también probó suerte (entre otras cosas) en este estilo literario.
Un notorio ejemplo de esto es un fragmento de su novela erótica Hazme bramar, infeliz!:
¨Confieso que yo le di señales inequívocas. Admito que lo seduje y lo alenté. Me divierte coquetear con la servidumbre y dejar que cada tanto toquen el cielo con las manos. Fue así que, amparado por la oscuridad, Elpidio, el albañil, se introdujo entre mis cobijas subrepticiamente. Él creyó todo el tiempo que yo estaba dormida; él comenzó a acariciar unos muslos firmes y luego unos glúteos bien redondeados; luego besó el cuello de su víctima. Pero esa víctima no era yo, sino mi marido.
Elpidio siguió con lo suyo pensando que me sodomizaba a mí. Mi marido parecía no advertir ( o acaso disimulaba ) lo que estaba sucediendo.
Elpidio se fue. Imagino que sonreía.
Desde esa vez he descubierto dos cosas: Que mi marido tal vez es puto y que de noche todos los gatos son pardos¨.
Pero la Licenciada Tutti no fue la única dama que osó escribir algunas líneas ardientes. La profesora Dieguez, famosa docente del área de matemáticas, también supo delinear un buen ensayo erótico-matemático en su libro Bondades del 69.
Otro que bien bailó en el subgénero erótico fue Marcial Morales, el galán de la Barra Poética y hermano del poeta Edmundo, pero lo suyo fue totalmente involuntario. Él apenas se propuso relatar sus innumerables encuentros amorosos en un compendio publicado bajo el nombre de Les di pa´que tengan y pa´que guarden. Su estilo tosco hacía ver como erótico el simple relato de una vulgar encamada.
Lo destacable de todo esto es que lo relatos fueron escritos en la época de la dictadura.
Luego, con el regreso a la democracia y el destape, aquella literatura pareció ir desapareciendo.
Las revistas exhibiendo cuerpos desnudos pareció ir quitándole cierta razón de ser al subgénero.
Edmundo Morales sospechaba una conspiración:
¨Lo que la gente lograba imaginar a través de unos textos hoy lo encuentra evidenciado redondamente en la foto de un culo y unas tetas en la tapa de una revista pedorra.
Sin duda, han vencido Los Explícitos...
...Por suerte! ¨ -dijo el poeta, mientras se baboseaba con la foto central de la revista ¨Libre¨.
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