CLAUDIO FERRUFINO-COQUEUGNIOT -.
Para Borges Argentina comienza al sur, así lo dice su Martín Fierro, su, según él mejor cuento: "El sur". Este rincón geográfico implica la Argentina nueva, la conjunción y choque de Europa y América, trescientos años después de España, otra conquista que, a pesar de su apariencia inocente, traería como consecuencia la total desaparición de las etnias nativas araucanas.
Amo a Borges, su nostalgia de Europa, la melancolía del Prater, los bosques de Bohemia, la antigua Basilea, Ginebra y Londres, Praga, que de algún modo se recrean en Buenos Aires. Pero existe otra Argentina, al norte, la de la inmensidad tenebrosa del Impenetrable, en una Formosa que alguna vez, en parte, fuera Bolivia; el turbión del Pilcomayo, el Bermejo, los sábalos, hoy envenenados de mercurio como cuchilladas de plata en el agua.
Borges no ignora este norte, lo recrea en Lavalle, en el general Quiroga camino de la muerte con sus degollados de escolta, en Barranca Yaco; en Sarmiento y la cabeza cercenada del gran Chacho.
Argentina es el tango, no hay duda, aunque los detractores, ilusos diletantes, quieran disminuir la grandeza del país que acunó esta música y quieran hacer francés de Gardel, Toulouse de Buenos Aires.
Arriba, "tan cerquita a Bolivia", existen la zamba -la zamacueca del pasado-, la baguala, la vidala que entre quebrachos tristes cuenta la historia riojana de sangre y de valor; la chacarera, en un Tucumán que incluía a Salta y a Tarija, donde las guerrillas guevaristas del último Santucho abarcaron un sueño que no pudo florecer, que murió en los cañaverales impensables del norte, en los bananales de Tartagal y los naranjos como universos de lunas coloridas. Allí también se esfumó Massetti...
Quiero pensar que no hubo tiempo en Borges para pensarlo todo, para añadir a Kafka los gauchos cerrillanos, a las imaginaciones de Schwob, las tonalidades de Humahuaca, el silencio de Pucara y su ancestro indio, la tierra americana de piel gredosa y curtida, el látigo y el dolor; la rebelión.
Allí donde para Borges comienza la Argentina, en la cosmopolita pampa, allí se extiende para mí. Empieza en las higueras de un patio jujeño, bajo un sol de sentencia que no calman los espinos.
23/05/07
Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), mayo 2007
Imagen: Pantano del Impenetrable, Provincia de Formosa
2 Comentarios
Como dice Vito Corleone a Michael: "Nos faltó tiempo..." Sin duda que le faltó más tiempo a Borges para esculpir diamantes eternos grabados con la gigantesca diversidad argentina.
ResponderEliminarBellísima narración.
Un abrazo, amigo Claudio.
No hay duda, Jorge. Y bienvenido de vuelta. Se te extrañó. Abrazos.
Eliminar