ENCARNA MORÍN-.
Ante una situación difícil de superar, ella siempre repetía su socorrida frase “mantente, Pintao” como unas palabras de aliento y estímulo.
Ante una situación difícil de superar, ella siempre repetía su socorrida frase “mantente, Pintao” como unas palabras de aliento y estímulo.
Un
buen día quise saber algo más acerca del significado, así que ella misma me lo
aclaró:
-Verás
hija, recuerdo como si fuera ahora el momento en el que “seña Tomasa”, la
vecina, estaba muy enfadada porque su gallina, la clueca, que había conseguido
una camada de más de doce pollitos, tenía que ser testigo silencioso e
impotente del malvado cernícalo. Una rapaz que cada día al peso del mediodía,
acechaba para robarle uno de sus pollos.
Seña Tomasa estaba a punto de claudicar, pues cuanto más lo acechaba, peor era.
Pareciera que el astuto adivinaba el momento en que no había nadie por el
huerto, y visto y no visto terminaba con uno de los pollitos entre sus garras,
remontando el vuelo.
Pero
un día, tuvo la feliz idea de atarles a todos con un cordel por una de
sus patitas, con la idea de que si uno era fácil de levantar, no iba a poder
llevarse a los ocho que quedaban aún a salvo de sus garras.
Claro que vino el cernícalo y tiró por uno de los pollos, elevando a la ristra
por un momento. Casi todos estuvieron en el aire, solamente uno de ellos se
mantenía anclado en el suelo. Ese era el Pintao llamado así por su plumaje matizado en distintos tonos.
Así
que el cernícalo tiraba de su presa que no lograba izar del todo ya que el
Pintao no terminaba de remontar el vuelo, y Tomasa corría como loca tratando de
recuperar a su futuro gallinero. Al mismo tiempo gritaba:
-¡Mantente, Pintao, que si escapas quedas pa gallo!- Ya sabes hija que los machos
terminaban todos en el caldero, y solo escapaba el que quedaba para gallo del
gallinero-
Esa
frase recurrente sirvió a mi madre en multitud de situaciones en la vida. Aún
es el momento en que yo misma me sorprendo recurriendo a ella. Sabias palabras de nuestras madres y abuelas… la historia y el refranero están llenos de ellas.
Indagando
siempre más allá debemos suponer que el Pintao fue el gallo del gallinero, tal
y como seña Tomasa había prometido. Se salvaron los pollitos, al menos en ese
momento. Ha pasado mucho tiempo…tanto, que apenas si se escucha, como antaño,
llamar a una persona mayor “seña” o “seño” como muestra de reconocimiento y respeto. Vestigios del castellano antiguo que durante siglos se han mantenido en las
islas. Hasta que llegó la globalización arrasándolo todo. Incluso el cernícalo ha terminado siendo una especie protegida en peligro de extinción.
Y aquí
estamos mantenidos como el Pintao. O perecemos, o quedaremos para gallos.
Fotografía: Kristhóval Tacoronte.
3 Comentarios
Muy bueno!!
ResponderEliminarAterrizado, genuino, heredero muy digno de la mejor tradición prosística española.
ResponderEliminarHermoso y narrativamente impecable. Abrazos, querida Encarna.
ResponderEliminar