CLAUDIO RODRÍGUEZ MORALES .-
Ya van tres. El plazo se acaba. La arena se aconcha en el fondo del reloj. Disparos en los pies. Autogoles. Pasos en falso. Ovejas negras. Oposición dentro de la propia casa. Ropa sucia flameando en las ventanas. Ecos de la promesa primigenia oyéndose a la distancia. Educación, tributos y carta magna. En medio del entusiasmo, nuevas condiciones laborales que dejen atrás la herencia negrera. La primera, con reclamo ciudadano para no mezclarse con la rotería, tambalea. La segunda, con los gremios “productivos” poniendo marcha atrás antes que las réplicas de la crisis sacudan nuestra casa, tiró la esponja. La tercera, un proceso lo suficientemente largo para que sus detractores se rearmen y la conviertan en espuma o, que es lo mismo, en un maquillaje de la herencia autoritaria, corcovea. La cuarta, con defensores de la libertad satanizando los sindicatos, se volvió una invitación para la delación compensada.
Tres cuentas presidenciales. Tictac. El cadáver del minuto que pasó (sí, citamos a Arjona, y qué fue). Vano y nuevo intento de poner estos temas en la palestra en medio de la tragedia. Valparaíso arde. Otra habitación vuelta cenizas. Un aporte más a su fealdad consentida. Bomberos gasta sus insumos. Carabineros hace carne su razón de ser. Los medios acrecientan la hoguera divagando sobre la obviedad. Peor aún. Un hombre mayor muere asfixiado por el humo de una bomba molotov mientras cumplía su turno como guardia municipal. El lumpen criminal celebra. Siente haberla hecho de oro. Y claro que lo hizo. Darle cuerda a los carceleros para que clamen por más vigilantes, más barrotes, más coerción. Son los sincero deseos de la gente “buena”. Esa que jamás sale de sus casas cuando no debe. Salvo que sea para trabajar.
2 Comentarios
Asi es, amigo Claudio. Se acaba nuevamente el plazo y el buque sigue su marcha indeleble por la orilla derecha.
ResponderEliminarBuen artículo
Bien planteado el panorama. Un desastre actual y en potencia. Veremos qué pasa.
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