Miguel Sánchez-Ostiz
1.- Entre indeseables anda el juego... no hay que inquietarse, tú eres sin duda uno de ellos para aquellos en cuyas filas no formas.
2.- Mi ojo, tu ojo, la paja, la viga... miradas como golpes de hoz,
palabras como coces... Por Dios, qué barullo, si tan solo corriéramos la cortina (o bajáramos el telón),
un rato, solo un rato, para variar.
3.- La trampa, la patraña, la denuncia falsa, el uso indecente de las tragedias es siempre
cosa del otro, es decir, del enemigo. Todo vale con tal de tener la venja asegurada o ganar la partida, y decirlo es ser tachado de
moralista y carecer de ideas, de grandes ideas quiero decir.
4.- Serán oportunistas, pero en el prójimo exigen martirologio, mortificación,
resistencia, abstención, sacrificio... es lo propio de todas las militancias
que tienen un fondo de clerigalla y exigen la ciega observancia de la regla.
5.- Conviene recordarlo más menudo:
sectario y fanático siempre es el otro, el que no está con nosotros.
6.- Pon en duda la validez de alguna de sus ruedas de molino, señala el excesos
de sus generalizaciones o la falsedad venenosa de sus verdades de ocasión, y de
inmediato te veras tachado de ser «de ideología dudosa».
7.- La mentira malintencionada en las propias filas suscita, como mucho,
encogimiento de hombros, expresión de un astuto no darse por enterado, en las del enemigo
sin embargo el ruidoso rasgado de vestiduras está asegurado hasta quedarse en cueros,
sin reparo ni pudor alguno.
8.- El precio de que te dejen en paz es estar callado o hablar del sexo de
los ángeles... tú verás si lo pagas o no.
Molestias del trato humano, lo publicó en 1788 Juan Chrisostomo de Oloriz, monge benedictino: mejor título que contenido, tan parecido a las Refléxions sur ce qui peut plaire ou deplaire dans le commerce du monde del abate Bellegarde... artes de navegar tiempo turbios (todos) en los que todos los manuales resultan insuficientes.
Basquiat y su duende... y esta gallera de maleantes en campaña.
1 Comentarios
No queda más que batallar hasta agotar el último cartucho.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, querido amigo.