EMANUEL MORDACINI .-
Belén, la hija de mi casera, está pronta a cumplir 18. Recuerdo un año atrás, cuando empecé a iniciarla en los deleites del cine de autor. "La vida de Adele" fue nuestra primera película, el germen de una Belén mucho más interesante y perversa. A partir de entonces, fue imposible detenernos. La volví cínica, oscura, fascinante y temible. Hoy la chica es un huracán desatado. Creé un monstruo, a veces tengo miedo de mí mismo.
Belén, la hija de mi casera, está pronta a cumplir 18. Recuerdo un año atrás, cuando empecé a iniciarla en los deleites del cine de autor. "La vida de Adele" fue nuestra primera película, el germen de una Belén mucho más interesante y perversa. A partir de entonces, fue imposible detenernos. La volví cínica, oscura, fascinante y temible. Hoy la chica es un huracán desatado. Creé un monstruo, a veces tengo miedo de mí mismo.
Belén
me confesó que tiene fantasías con su amiga Silvana. Esto fue luego que viéramos
“Bound”, de los hermanos Wachowski.
-Vos
y tus películas, Ema –dijo-, me estás volviendo adicta.
Leyó
un par de cuentos míos y desde entonces anda muy acelerada, como si tuviera
pájaros en la vagina. Me contó que estuvo una vez con una chica cuando tenía
15.
-Sólo
fue besarnos y meternos los dedos –precisó-. Nada de otro mundo.
Ahora
la veo arreglarse y me pregunto cómo reaccionará su madre si algún día nos
descubre.
2.
Belén
está obsesionada con "Muñeca devoradora", un cuento lésbico que
escribí en 2007 y que se publicó en una revista mexicana en abril de aquel año.
-Vivía
borracho por esa época, Belén –le he aclarado cientos de veces-. Ese cuento es
un delirio.
-Es
la primera vez que un texto me calienta tanto, Ema –me responde-. No sabés como
estoy ahí abajo. Vengo tocándome sin parar desde hace más de una semana. Sos
vos, Ema, son las cosas que metiste en mi cabeza.
Me
mira y sonríe, y yo siento que la noche se ha iluminado un poco. Y así me va.
3.
Belén
siente curiosidad por el libro que estoy leyendo: "Diario de un
seductor" de Soeren Kierkegaard. Pregunta si tiene sexo, le digo que no lo
sé, que acabo de empezarlo. Parece interesada. Le llamará la atención el
título, supongo. Olvido un rato a Kierkegaard y me ocupo de ella. La beso, me
lleno las manos con sus pechos, su pelo, sus nalgas.
-Me
volvés loca, Ema, no sé qué me pasa –susurra-. Me tenés caliente todo el día.
Juego
a creerle. Últimamente con demasiada frecuencia.
4.
Belén
peinándose. Belén desabrochándose el corpiño con dedos nerviosos. Belén
masturbándose. Belén leyendo uno de mis libros amados: “The Buenos Aires affair”
de Manuel Puig. Belén discutiendo con su madre. Belén gritando que todos en la
pensión son una mierda (pero vos no, Ema, vos no). Belén conteniendo los
gemidos. Belén con un pañuelo limpiándose el semen del abdomen. Belén desnuda
con su sonrisa demente y sus soquetes blancos.
Belén sigue alterada. No parece dispuesta a darme un minuto de tregua. Me está exprimiendo, literalmente. Pasé de una forzada abstinencia a tener que clavarme en esta jovencita demente casi todas las noches. No quiere irse ni dejarme tranquilo, pero la tranquilidad nunca fue mi fuerte de todos modos. Ahora está en uno de sus trances violentos. Puedo besarla, apretarle los pezones, escupirla o penetrarla contra la pared y a ella le dará exactamente lo mismo. Y así me va.
Belén sigue alterada. No parece dispuesta a darme un minuto de tregua. Me está exprimiendo, literalmente. Pasé de una forzada abstinencia a tener que clavarme en esta jovencita demente casi todas las noches. No quiere irse ni dejarme tranquilo, pero la tranquilidad nunca fue mi fuerte de todos modos. Ahora está en uno de sus trances violentos. Puedo besarla, apretarle los pezones, escupirla o penetrarla contra la pared y a ella le dará exactamente lo mismo. Y así me va.
Imagen de la película "La vida de Adele"
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