Hoy que nació Jesús


Pablo Cingolani

Hoy que nació Jesús, el tan justo, el tan amado, el tan nuestro, yo lo recuerdo, como debe ser, en el rostro de mis amigos que se han ido

Te recuerdo Guille, la calle mojada,  viviendo en vida la pasión la crucifixión de Nuestro Señor Jesús- Cristo, porque nunca te pagaban, porque nunca tuviste un mango, porque fuiste el mejor guionista de cine boliviano –junto con tu maestro Oscar Soria
Y así y siempre te cagaste de hambre
Y siempre supiste multiplicar los panes y los peces
Como Él

Te recuerdo Riqui, mi compañero de la JP, el 68, la calle mojada, viviendo todas las crucifixiones posibles, todas las laceraciones, todas las heridas de Nuestro Señor Jesús-Cristo, todas sus llagas
Las llagas de Cristo Nuestro Señor y las llagas montoneras, las llagas de los Montoneros
Y jamás rendirse
Siempre atravesar el desierto
Y jamás rendirse
Como Él

Te recuerdo, Julio, la calle mojada, allá en Tarija. Yo no sabía que te ibas a morir, pelotudo, pero te me moriste y me dio bronca, mucha bronca

No por nada en especial, simplemente porque te me habías ido sin avisar, y empecé a darme cuenta que ya eran demasiados mis muertos, que ya eran demasiados mis muertos, que ya era demasiada la muerte, y vos que creías tanto en Yeisus, como lo llamabas, y por vos que creías tanto en la vida, me dio, ese no sé qué, a lo Piazzola, que tanto te gustaba, de reclamarle a Dios por tanto desamparo

¿Por qué se mueren mis amigos? –le pregunté Al de Arriba

No sé, hermano, me dijo: tal vez Ellos se quisieron morir. ¿Sabés, Pablo? La vida, allá abajo, es demasiado injusta a veces, es demasiado dolorosa, y los que son sensibles, los poetas de la vida, a veces, no la soportan y se quieren ir, se quieren venir aquí, acá arriba

Ese entrar en confianza con Dios, con don Dios, me permitió preguntarle cómo estaban los otros, como estaban todos. Me informó El Más Amado Por Todos:

Guillermo Aguirre hace una película, cada día, como el soñaba, como sus ojos soñaban. Ricardo Labanca hace la revolución, cada día, todos los días, meta blues, montoneros y rock and roll, como el soñaba, como sus ojos soñaban. Julio Barragán me hace entrevistas, cada día, todos los días, como soñaba en su alma

Elipsis: pero, negro, le digo a Jesús-Cristo, a Yeisus, como te llamaba, si bien me acuerdo el Julio no lo quería entrevistar a don Dios sino a vos, ¿Qué onda, bro?

Jesús, Jesús-Cristo, Yeisus, el que nació hoy, el que nació ahí, forever, la calle mojada, Amanda, me contestó así:
Quedate tranquilo, boludo, con el Julio está todo bien, nos vamos siempre a la nube donde está el bar más bizarro de todos los cielos, amén, y nos tomamos todos los vinos del perdón y de la resurrección, amén, y nos emborrachamos y nos cagamos de risa juntos, amén, nos cagamos de risa de juntos con el Julito, el gordo Aguirre y el 68, amén, a veces a la misma mesa, amén, viene el Frank Zappa, viene Pappo, vienen Perón y Evita y viene un amigo mío de los viejos buenos tiempos, ¿lo tenés? Viene Espartaco, todo ensangrentado, todo lacerado, como yo….

¿En el cielo no te limpian las heridas? –le pregunto yo a Yeisus, un cuate, como me decía que era para él, el Julio

No- me contesta Yeisus- no, mi jilata. Y prosigue: aquí las heridas, aquí la sangre, son cómo la hoja de vida. Y Papá, nunca se equivoca: sabe siempre a quien hay que respetar.

Y será un milagro o qué será: apareció Norma Arrostito o la almita de Norma Arrostito y me hizo la V con los dedos de su mano de su brazo izquierdo en alto.

Pablo Cingolani


Río Abajo, 25 de diciembre de 2017

Imagen: Paul Gauguin, La notte di natale

Publicar un comentario

0 Comentarios