Y no sé si será
suficiente nombrarte, que el nombre es el ser que fue y que dio su vida, y
nombrarte, alucinado encanto de la tierra, espinas, arenas, barro y soledad.
El Chaco es
Masamaclay, el Boquerón, carne de cañón enviada por presidentes asesinos. Un teutónico
general en su absurdo fetichismo. Miles de indios buscando la palabra del
vientre de su tierra lejana…el pututu, una whipala, todos los símbolos
ausentes…caminando, siempre caminando.
Chaco, un pozo de
alucinaciones y la poesía del Chueco Céspedes: “Ahora
eres patria, Chaco, de
los muertos sumidos en tu vientre
en busca del alma que no existe en el fondo de tus pozos”.
Maurizio
Bagatin, 1 de enero 2021
0 Comentarios