Márcia Batista Ramos
Cuando leí “Once poemas a Lorca” de Concha Pelayo, tuve que hacer una lectura comparada con Federico García Lorca, inicialmente me llené de emoción, tal la belleza de las palabras y versos de ambos. Después, en un segundo momento, empecé a hacer conjeturas…En cada época y
lugar, brotan del alma del Universo, los poetas que cantan las bellezas y los
dolores del mundo. Los que nacen primero, influencian a los que vienen después.
Porque siempre los primeros dejan un destello, casi luminoso, que impregna la voz
o el alma de los que vienen más tarde a encantar al mundo, a través de sus
propias letras.
Además, a veces,
encontrarse con sus palabras, es como un rencuentro espiritual, es sentir la
presencia, por medio de las páginas, ya amarillas, que logran despertar
sensaciones, tan fuertes, que el poeta (en calidad de lector), siente que el
poema fue escrito para sí, aun cuando su escritura es de un tiempo en que todavía no había nacido.
Pienso y, es mera
especulación de mi parte, que, Concha Pelayo empezó a leer a Federico García
Lorca y primero se ruborizó porque sintió la familiaridad de su voz. Sintió que Lorca le hablaba a ella, a nadie
más.
Volvió a leer y dijo
a sí misma: - “Eso no se queda así, tengo que decirle lo que pienso, tengo que
responderle, pues, tiene que escuchar mi versión de los hechos, ¡Federico,
tienes que escuchar mi voz!”.
Son los misterios de
las palabras bajo el sol, son las caricias de seres que ya no están a seres de
este mundo.
Así, los versos de
Lorca, tuvieron un efecto mágico en Concha Pelayo. Y cuando Lorca canto:
“Romance sonámbulo[1]
\Verde que te quiero verde.\Verde viento. Verdes ramas. \El
barco sobre la mar \y el caballo en la montaña. \Con la sombra en la cintura \ella
sueña en su baranda, \verde carne, pelo verde, \con ojos de fría plata. \Verde
que te quiero verde. \Bajo la luna gitana, \las cosas le están mirando \y ella
no puede mirarlas. (…)”
Es muy evidente que García Lorca, a través de su poesía, estimula
al lector a tener sensaciones emocionales e insinuaciones imaginativas intensas,
al lograr asociar en sus versos lo popular y lo culto, lo lírico, lo dramático
y lo narrativo-épico, lo tradicional y la innovación en un lenguaje altamente
personal, muy musical, refinado y complejo, sofisticado y denso, partiendo de
la tradición hispánica y manejando con propiedad los mecanismos del discurso
poético.
Es clara la relación
de influencia que ejerció Lorca en las letras de Concha Pelayo. Sin embargo, ella supo escribir,
su conmovedora poesía, con la misma
grandeza que lo hizo Lorca.
Además, Concha Pelayo, no hizo un simple contrapunteo,
porque no se trataba de una mera intertextualidad, como diría Mijaíl Bajtín, ella
hizo un dialogo de vuelta y a gran altura.
Dejó, que escapara de
su pluma, imágenes mágicas y luminosas escribiendo versos
de exquisita sensibilidad, donde hace gala de su capacidad para captar los
detalles y acariciar la esencia de los versos de Lorca. Logrando mantener algunos
aspectos morfosintácticos, rítmicos y musicales de los versos de Lorca en la
construcción directa en el universo conceptual de sus poemas.
Son los misterios, de
las palabras bajo el sol, son las caricias de seres de este mundo a seres que
ya no están.
Así, Concha Pelayo, bajo el embrujo de los
versos de Federico García Lorca, escribió:
“Mi
poema a “Romance sonámbulo” [2]
Sobre este lecho de agua, \adormecida está la
gitana.\Verde la margen del río, \verde el bosque que la ampara.\Los juncos
mueren de pesar, \las aves, tristes, no cantan. \Los pececitos flotan\ sin
saber lo que pasa, \y una cigüeña en la torre\ mira impasible y silenciosa.\ El
pueblo entero la llora, \los gitanos en la plaza, \los niños se callan y miran,
\los guardias se alborotan, \ y un gitano que muere \mira para la luna de
plata, \los ojos semicerrados, \ las lágrimas se le escapan.”
Obviamente que yo
podría preguntarle a Concha Pelayo, qué le motivó a dialogar con Lorca, pero
prefiero imaginar a la poeta, bajo el embrujo de las palabras de Federico
García Lorca, escribiéndole: “Once poemas a Lorca”, para, con su fuerza, romper
el encanto y recordarle, donde quiera que se encuentre, que ella invariablemente
dará su versión de los hechos, porque toda historia tiene siempre dos lados.
Puedo creer, que
Federico García Lorca si la vida, el destino o el universo, hubieran permitido,
que se encuentre con la poeta peregrina Concha Pelayo, hubiera caído bajo el
embrujo de sus palabras (y ni hablo de su belleza).
[2] PELAYO, Concha. “Once poemas a Lorca”; Traducido al portugués por
Carlos Sousa Almeida; Editorial: Visión Libros; https://books.google.com.bo/books?id=6C0GjkWIiZkC&printsec=copyright&redir_
Traducción del portugués al español, por
Márcia Batista Ramos, exclusivamente para el presente texto.
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