Eu hoje tive um pesadelo e levantei atento, a tempo
Eu acordei com medo e procurei no escuro
Alguém com seu carinho e lembrei de um tempo
Porque o passado me traz uma lembrança
Do tempo que eu era criança
E o medo era motivo de choro
Desculpa pra um abraço ou um consolo
(…)
El que busca, el que sabe buscar, siente siempre que lo encontrado no le pertenece -porque el secreto es de los dioses y uno no tiene por qué entrometerse en los divinos asuntos
(por eso, dicen, hermano, que la voz del pueblo es la voz de Dios: uno, humildemente, sólo debe escucharla y acatar su mandato)
El que busca, el que sabe buscar, sólo clama por más audacia, audacia para seguir en la huella, audacia para superar las fatigas, audacia para procurar/se más audacia
(por eso, dicen, amigo, que la única recompensa de la vida abreva allí y que la fuerza – que no es dinero ni poder- sólo se manifiesta así)
El que busca, el que sabe buscar, sólo quiere amar, amar en la audacia de amar, amar eso que busca, que no le pertenece, porque es de los dioses. Pero los dioses saben y premian. Eso no lo dudes, no puedes dudarlo: eso, también, se llama voluntad. Y pasión. Y dándole sentido a todo, eso se llama fe.
(por eso, dicen, compañero, que la que te dije, mueve montañas)
Hoje eu acordei com medo mas não chorei
Nem reclamei abrigo
Do escuro eu via um infinito sem presente
Passado ou futuro
Senti um abraço forte, já não era medo
Era uma coisa sua que ficou em mim
(…)
Cuanta aridez que te despelleja el alma. Te cerca, te empoza, te asfixia. Cuanta tristeza rondando, acechante, atrevida. Buscándote allí donde te descuides, te aflojes, no sepás que el dolor no todo lo puede si lo enfrentas, si lo miras de frente, si no perdés la fe en la huella donde te toca insistir, persistir, resistir…
(Apuntes para un manual de sobrevivencia post pandémico)
Descontamínate no sólo de noticias falsas sino de toda esa realidad aplastante que buscan imponerte. Lee toda la poesía que puedas. Es el antídoto más eficaz.
No te acostumbres a sus directivas. Ellos son los supervisores del desasosiego. Carecen de honor y de nobleza. No tienes, ni siquiera, que escucharlos. El día que te respeten, veremos (y, acaso, eso, no suceda nunca)
Procúrate alcohol, tabaco, cactus, todos los estimulantes que desees. Trata de no intoxicarte: úsalos como una muralla china contra la estupidez y el desatino. Son tu mochila energética: no tu calvario.
Prepárate para la travesía, la arena, la lluvia. Hoy, todos somos errantes en esta vida. El arraigo hay que merecerlo. La victoria es nuestro arraigo.
No temas al dolor, comulga lo suficiente con el sacrificio: cuando le veas, no lo ahuyentes, siente que es un compañero necesario, quien no padece, no sabe lo que es intenso, lo que es bello, lo que es bueno, lo que es humano.
De repente a gente vê que perdeu
Ou está perdendo alguma coisa
Morna e ingênua
Que vai ficando no caminho
Que é escuro e frio mas também bonito
Porque é iluminado
Pela beleza do que aconteceu
Há minutos atrás
Cazuza: Poema[1]
(Plegaria del buscador)
Corazón de la montaña: bríndame tus huellas, caminaré por ellas, guiarás mis heridas, tú las cerrarás, volverá la dicha, danzaran los cactus, limpiarás la sangre, lavarás mi rostro, mi piel brillará
El viento y el sol serán testigos, espantarás al dolor, se perderá en las quebradas, lo exiliarás de mi alma, lo enterrarás en silencio, el viento y el sol serán camino y canción, regreso a la luz, corazón del cerro, corazón sin cruz
Corazón del horizonte: late, late más fuerte. Álzame, ahuyenta la tristeza, deslúmbrame, luce invicto para mí, Rey Carmesí.[2] Vuélvete siempre albor, insiste, arrecia, permanece conmigo, dentro mío, fuego vivo: trama, arena, destino, perdón, ilusión, pasión.
* * *
(Final sin final)
La vida, nuestra vida, ese caleidoscopio, esa baguala, ese blues, esa revolución, ese silencio.
Ábrete, si aún no has comprendido. Si has comprendido, repite conmigo, alza tu voz a los vientos: vida loca, vida breve, si yo no puedo llevarte, yo quiero que vos me lleves…[3]. ¡Acá estoy! ¡Allá vamos!
Pablo Cingolani
Laderas de Aruntaya, 13 de octubre de 2021
[1] “Hoy, tuve una pesadilla, pero me levanté atento, a tiempo/ Me desperté con miedo y miré en la oscuridad/ Alguien con su cariño, me recordó de un ayer/ Porque el pasado me trae un recuerdo/ del tiempo en que yo era un niño/ Y el miedo era motivo de llanto/ Un perdón por un abrazo o un consuelo
Hoy me desperté asustado, pero no lloré/ Ni siquiera clamé por refugio/ Desde la oscuridad vi un infinito sin presente/ Pasado o futuro/ Sentí un fuerte abrazo, ya no tenía miedo/ Era algo tuyo lo que se quedó en mí
De repente, la gente, ve que ha perdido/ O que se está perdiendo de algo/ Cálido e ingenuo/ Que va quedando en el camino/ Eso que es oscuro y frío, pero que también es hermoso/ Porque está iluminado/ Por la belleza de lo que pasó/ Hace minutos”.
Mi traducción. La mejor versión cantada, para mí, es la de Ney Matogrosso.
[2] !King Crimson!
[3] “Vida, louca vida/ Vida breve/ Já que eu não posso te levar/ Quero que você me leve…” Esto es de Lobão. También lo cantó Cazuza, cuando sabía que se moría de SIDA. Y viene a mí María Bethania que canta, con Vallejo, con Chico, con Gilberto Gil: Padre, aparte de mí, ese cáliz…
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