Como pellizca la Taranta


Entre miles de plantas de olivos y el canto de las cigarras que violan el silencio del Salento, alguien pellizca la taranta, la mujer entra en éxtasis y sigue bailando hasta que la taranta no muera…

Un mundo feudal, que parece no acabar nunca, tiene en su vientre las culturas que han pisado esta tierra fértil y dura, friselle y pummarola, oro verde y tabaco para el canto de la Tabaccara…

Se quedaron los más ancianos y los más jóvenes, los demás tomaron el treno del sud, muchos el sueño americano para no ver el Cristo que se detuvo en Éboli; manos campesinas bajo el sol y puertas siempre abiertas al extranjero y a todos: “¡Donde comen dos, comen tres!”. Nunca hubo enemigos, por allí pasaron todos o casi todos. La Magna Grecia y el éxtasis de la Taranta…

La fresca piedra amarilla de Lecce (leccisu) conserva adentro el mioceno, afuera deja el calor del sol que arde; oigo el ritmo que dicta la pandereta, el canto de Uccio Aloisi, el amor por una tierra que encierra una nostalgia antigua, el canto de las sirenas que Ulises escampó, el ardor de una Florencia del sur…el canto es el soplo del alma y el alma es un ente supremo y alcanzable, que gira libre y soberano en el aura inmensa de la poesía…termina la guerra, habrá la Pizzica y vino negro para todos…

Maurizio Bagatin, 7 de septiembre 2022

En esta película el director agradece al gran amigo y maestro Giovanni Pellegrino, en Cochabamba se hizo conocer como el “Gringo loco”.

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