La memoria colectiva casi siempre es mala. No como en esta mezcla de materiales, la cal y la arena, que es la necesaria para hacer la argamasa, un material imprescindible en la construcción.
En fechas recordatorias y afuera de cualquier contexto, es siempre el directamente interesado en darse con el azadón sobre sus propios pies.
Una pobre mujer encargada de una embajada resultó ser la que sigue viviendo adentro de aquella caverna de Platón, la que no ve, no reconoce, no desoculta la verdad.
Una poetisa nos recuerda que “las mujeres o están ciegas ante la realidad de las diferencias comunicativas con los hombres o son víctimas de ese sistema incomunicativo que, en ultima instancia, favorece a los hombres.
Maurizio Bagatin, 11 de octubre 2022
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