Texto escrito para la exposición de pinturas y esculturas de Fernando Antezana. Gallería Altamira, La Paz, junio 2023
En el “bosque inextricable” de raíces adheridas a toda costa y ramificadas por lo efímero, la poesía, si existe, refleja a sí misma. Miel si es miel, palabras si son palabras, sustancia si es sustancia.
Según George Steiner existe la construcción formal porque hemos sido hechos forma. Hay creación estética porque hay creación. En la formalidad de la música como en el sentimiento del actor. Toda arte es superficie e símbolo. Su fuente es el fuego, la furia y el pathos que resiste en el espacio y en el tiempo. En el cotidiano vivir con la entropía y la irracionalidad.
De la Pintura
Desde el tomar en la mano un pincel -aquella herramienta embriagadora que en Goya es pistola- y revolcarse al sol, el acto de pintar es teatro. Nadie puede apagar el fuego de la luz sobre un objeto extraído, del furioso silencio o del sueño y la nada. El pincel ya ha regado la explosión del germoplasma y ha medido el peso y tomado la medida de lo que antes era invisible. Las musas danzan mientras defienden silenciosamente su territorio. El arte no se puede explicar y se va revelando en la transparencia. A menudo en vano.
De la Escultura
No sé si existe una frontera entre materia e idea. El moldeado es por el tiempo, por su inexplicable ausencia-presencia y la mano que marca el artesano devenir. Parecen ondulaciones y caricias inocentes, la pureza ausente-presente de cuerpos voluptuosos y veniales. Interrupciones de vuelos en búsqueda de sus eternas raíces: movimientos inconclusos e imperceptibles al ojo.
El artista se comunica extrayendo con fuerza una forma de su raíz eterna, y va buscando en el Cosmos una razón de esta nuestra efímera presencia. Con su arte va creando una suma articulada del mundo, como bien diría George Steiner.
Maurizio Bagatin, junio 2023
Imágenes: Pinturas y esculturas de Fernando Antezana
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