Manos duras y dedos gruesos, figuras de Oswaldo Gayasamín. Los mineros de hoy son la juventud perdida con una bola de coca como única compañera fiel. Y el alcohol Caimán, los cohetes y la dinamita. Como los cocaleros ya no comen quinua y jak’a lawa, puro pollo broaster y coca-cola, desmineralizados y sin la fibra de sus ancestros. Muerte por Juan Lechín y Filemón Escobar. Mujeres los acompañan, porque siempre fueron ellas, sin permiso para el Socavón y salvación de las almas perdidas como la de James Dean, la de los hombres que enfrentan la oscuridad y el brillo de un metal que sigue desangrando la tierra. Andan seguros y descabellados por un Prado de una Chuquiago acostumbrada a este ritual, ciega a esta tragedia desde su alba, desde su tabula rasa. Una apagada luz desde sus cascos refleja vida y muerte de estos seres fuertes en la masa, y apagados mientras retornan solos a sus chozas con Hilux y Trooper, con todo el contrabando que desde Chile recorre las venas del desnudo altiplano. Andan sin derecho minero y con la sola solicitud, su mismo país sigue siendo su botín. Me hacen pensar que el oro, las armas, las drogas y la pobreza confirman ser el mundo ilegal y lo que gobierna y domina el mundo, el gran negocio de pocos.
Los reencontré en un sueño. Aman las flores, los jardines, las semillas, los colores de la paleta del pintor y son daltónicos frente a la belleza. Sufren y callan. Quien tenía que vergonzosamente que preguntar de qué color era la cucarda de su jardín, quien no podía distinguir el color de un tomate, o cuando la semilla parecía ser madura para su siembra, y el amante de la pintura que quemaba de rojo fuego todo el verde del parque que gozaba desde la ventana de su casa. Nos van contando de su sufrimiento, callados y melancólicos. Buscamos el significado de las palabras, las gallinas negras que fueron wallpa, el origen del termino mahiz, la historia que se puede desempolvar mientras uno recuerda.
Todo parece salido del caleidoscopio de Rimbaud, de un cuento de Julio Verne o del microscopio de Marie Curie. Ojos y mente se conectan, reinicio e inocencia se apoderan de la conciencia. Nace una nueva poesía para los niños y para los grandes también, fluyen términos científicos y sensaciones para viajes infinitos, conductos interminables. Cortamos una semilla buscando su embrión, adentro sus ovarios que mañana serán los frutos de nuestra alimentación. Recuerdo un film que vi de niño, un viaje adentro del cuerpo humano, un viaje hecho desde un submarino de Lillipút, donde Swift soy yo y las semillas son todo el increíble y perfecto estado de la naturaleza. Podemos ver el DNA vegetal, toda la secuencia de un genoma vital, la inteligencia de las plantas, su conexión entre ellas y los mensajes que nos envían y que nosotros evitamos. Viajo adentro de una semilla de quinua, grano andino que debía alimentar al mundo, como en los años sesenta algunos excéntricos vieron en un alga verde, la espirulina. No todo fue así, no todo sigue así, hay transformaciones en nuestro ser y en nuestro hacer.
El Illimani se vio ofendido por el Mururata, leyenda del eterno amor y odio entre hermanos. Viracocha desde lo alto, impasible y desdeñoso. La orden del padre decapita al hijo meno amado - Caín enfrenta Abel, el Dios mayor calla y otorga, mira a Abraham frente a la terrible solicitud de Yahveh - y de ahí nace el Sajama, de una cabeza cortada. Bajando el alucinante teleférico chuquiagueño una muchacha, de vuelta de una feria del libro de El Alto, se siente orgullosa en narrarme esta leyenda que sabe a mito profundo; bajamos en Libertador, seguimos las huellas del libertador y ya estamos frente a otra Historia, a la que nunca escribirán los vencidos, a la que nunca escribirán los ganadores. La Historia mentira es, todo es mentira. Perdimos nuestros perfiles, ella se va caminando hacia laberínticas calles, atravesando atajados oscuros, cruzando invisibles circuitos que la llevarán donde el recuerdo se borrará, donde solamente una poesía mantendrá vivo aquel perfil, aquellas pocas palabras que aun saben a mito.
Somos vidas minerales, CHONP sostuvo un biólogo argentino, muchos minerales ordenandos por algunos millones de años de vida, un evento fortuito e increíblemente desaprovechado. Carbono, hidrogeno, oxigeno, fosforo y nitrógeno, otros más que nos desvelan y nos construyen. Una mirada al microscopio y quiero seguir aquel viaje de niño curioso e inquieto. Me acompañan millones de partículas, de átomos y de historias.
Maurizio Bagatin, 26 de abril 2025
Imagen: Foto de una semilla de quinua al microscopio
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