Exaltación de la Cruz del Sur

Pablo Cingolani

Al sur de esta noche
Al sur del silencio de esta noche
Y su quietud tan mansa y que te abraza fuerte
Veo a las estrellas más bellas del cielo
Las veo cada vez más, cada día
Cada vez más señaleras y más potentes

Al sur de esta noche, al sur del cielo
Veo a las estrellas que yo más quiero
Al sur de todos mis motivos
De todos lo que venero
El sur de mis anhelos
Que son también estrellas, son pasiones
El sur que marca
El encuentro
El eterno encuentro
Con mi patria primera
Al sur del sur de esta noche
Allí hacia donde las estrellas del firmamento
Guían a mi corazón

Al sur de este cielo
Al sur de este poema
Está la ciudad donde nací
Y están mis padres que me parieron
Y siempre serán destino
Con estrellas o sin estrellas, para mí

Al sur de este cielo, de esta noche, de este silencio
Están los compañeros, están los amigos
De tantas fiestas y batallas que libramos juntos
De tantas vidas que compartimos
De tantas muertes que nos hermanan
Que nos entraman como en el cielo trama la Cruz del Sur

Al sur de la Cruz del Sur
Está la ciudad donde forjé una fe
Y toda esa fe que derramé para que floreciera
En el Parque Avellaneda, en el Parque Centenario
Y en todas las plazas

Al sur del sur de la Cruz de la Sur
Especialmente en una plaza
Abrazamos el dolor de las que luchan
Y seguirán siempre luchando
Y seguirán siempre siendo las madres eternas de esa plaza, de Plaza de Mayo

Al sur, en el infinito sur de los sentimientos
Están la ciudad, mis padres, las madres, mis amigos
Están los compañeros, todos, los eternos y los que siguen
Caminando el sur, el sur de los pesares, el sur de las alegrías
Pero que son nuestras, y de nadie más que de todos nosotros, los del sur

Al sur del sur de este sur desde donde escribo
Está esa memoria que supimos forjar
Esta la memoria de sangres que se abrazan
Que supimos conquistar; con sangre sí
Pero que nunca dejaremos de celebrar
Con vino, con ardor, con emoción y con canto
En la voz y con los dedos

Elevo mis ojos hacia su destino de estrellas
Y sé que jamás me traicionarán
Que siempre me enrumbaran hacia allí
Que siempre me gritarán en el alma
Sos del sur, siente, aguanta, resiste
Vibra, vive, vuela, baila

Al sur del sur de estos faros que me inspiran
Conocí el amor y el universo, y también la maldad del mundo
Y toda la tristeza de mis calles y todo el silencio de mis punas
Y todo el dolor de cada hermano, de cada hermana
Fue mi mochila hasta este sur, este otro sur, desde donde los evoco
Y me convocan este 2 de abril y con nobleza

A tanto sur, a sólo el sur, que me desgarra y me alienta
Que me corteja y se fuga, que siempre será el sur
Nuestro sur, el infinito sur, el sur de nuestras pasiones
El sur de nuestra soberanía como pueblo del sur
El sur donde, alguna vez, nos golpearon, nos martirizaron
Pero el mismo sur al que siempre volveremos
Porque siempre volvimos, porque siempre vamos a volver

Al sur de esta noche, al sur de este silencio
Al sur de este destino, están las estrellas en el cielo
Está la Cruz del Sur tan amada
Y estamos nosotros
Los devotos, los militantes
Los apasionados, los incorregibles
Los amantes, los poetas y los guerreros
Los que nunca, nunca, nunca nos vamos a rendir
Como aquellos soldados del RI 12, esos hijos del pueblo
Que nunca se rindieron
Como el soldado Casco, que nunca se rindió, hasta hoy
Y eso me consta (1)
Como el Julito, que nunca se rindió
Y eso también me consta, hasta hoy
Hasta hoy que escribo (2)

Somos del sur, somos sur
Y ser del sur es, simplemente, eso
La voz más profunda de la rebeldía
El destino más sincero de la libertad
El fin de toda la maldad, la belleza más pura
La patria grande y de iguales, el nuevo mundo.


Pablo Cingolani
Río Abajo, Bolivia, 2 de abril de 2014


(1) [Notas aclaratoria e inevitables] El RI 12 es el Regimiento de Infantería 12 , que estaba acantonado en la provincia de Corrientes, corazón guaraní de la República Argentina y cuna de mi general San Martín. El RI 12 nunca se rindió frente a los imperialistas ingleses, como si lo hizo la comandancia traidora de la dictadura argentina. Defendieron Puerto Argentino, combatiendo con sus armas en las manos hasta que se les acabaron las balas y cuando no tuvieron balas, cantaron el himno nacional argentino, cuando fueron tomados prisioneros por los ingleses, luego de la rendición firmada por un general que no merece ningún recuerdo. El soldado Casco existe: Casco es su apellido y es correntino porá, obviamente; yo también me sorprendí con ese hallazgo cuando nos abrazamos aquí, en La Paz, cuando él y un grupo de 50 ex soldados combatientes llegaron hasta acá el año 2007 a conmemorar el 25 aniversario de la guerra con el Presidente Evo Morales. En ese encuentro, ellos le entregaron un cofre con tierra de las islas donde están enterrados nuestros soldados que murieron, nuestros héroes de la guerra de las Malvinas. La tierra de esos cofres la juntaban las madres de los fallecidos en sus bolsillos, cada vez que el gobierno usurpador les permitía visitar la tumba donde yacen sus hijos. El primer cofre de esa tierra sagrada fue entregado al comandante Fidel Castro. El segundo, a Evo.
(2) Julito es otro ex soldado combatiente de Malvinas, y también existe. Vino también a Bolivia con Casco. El, en medio de la guerra, “robó” comida para darle de comer a sus hermanos y por eso fue estaqueado y torturado por sus superiores de charretera y uniforme. El, luego, con todo el valor civil y revolucionario que lo asiste, les hizo un juicio por violación a sus derechos humanos, a esos pretendidos y cobardes superiores. Y les ganó porque como cantó Rodríguez: “si alguien roba comida / y después da la vida, ¿que hacer?/ hasta donde debemos / practicar las verdades…”. Eso valió para Playa Girón y también para la guerra de las Malvinas, para nuestra guerra de las Malvinas, la del pueblo, la del corazón, la de todos nosotros, los del verdadero sur.

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