Cinefilia premonitoria


EMANUEL MORDACINI .-

Soy cinematográficamente premonitorio. En mi niñez (a los diez u once años, más o menos) era fanático de Bill Murray cuando el tipo venía de Los Cazafantasmas y todo el mundo lo consideraba un comediante raso apenas por debajo de Steve Martin. Hoy la tilinguería intelectual se relame con el bueno de Bill, y yo no puedo menos que rememorar mis vaticinios con una mueca sardónica. Lo mismo sucedió con Asia Argento y Maggie Gyllenhaal, por ejemplo, a quienes en los últimos noventas les anticipé una prolífica carrera en los márgenes del establishment hollywoodense. 

-Serán estrellas marginales-dije-. Lo de ellas pasará por la transgresión y el escándalo.

El tiempo me dio la razón; al menos una (la hija del Gran Dario) se decantó por un cine de autor tan radical como ambiguo. Diez años atrás, en pleno auge de Transformers (ese despropósito) vaticiné que Megan Fox acabaría protagonizando telefilms para la hora del té ¿Alguien sabe por dónde anda Megan Fox ahora mismo? De un tiempo a esta parte (amén de la saga Crepúsculo) vengo diciendo que Kristen Stewart es una star diferente, que es una actriz de un raro magnetismo, que es un diamante en bruto. Que no, que me deje de joder, que la del raro magnetismo es Scarlett Johansson, me dijeron todos. Pasaron On the road, Anesthesia y Clouds of Sils Maria, y ahora llega Personal Shopper, la segunda colaboración de la chica con el francés Olivier Assayas, película que vengo esperando desde hace meses. Salió el tráiler y la crítica se puso como loca. Si no la veo pronto voy a asesinar a alguien.

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1 Comentarios

  1. Premonitorio e intuitivo. Hay que invitarle a una partida de póker.

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