Año bisiesto


El poder de las instituciones está en preparar calendarios y arreglarnos el tiempo biológico. Cada cuatro años recuperamos el “tiempo perdido”, reconociendo así las viejas teorías de los heréticos, de los científicos que entonces fueron empiristas ingenuos.

Jano mira a los dos lados, de frente y atrás. Es un mito que aún nos persigue -inadmisible para Sócrates y siempre actual para una lectura de San Agustín: “El pasado ya no es, el futuro no es todavía, el presente como separación entre dos cosas que no existen, ¿cómo puede existir?”. Existió el pasado y existirá el futuro, ambas cosas, por lo tanto, existen, ya sea en el pasado o en el futuro. Hoy tendríamos que interpelar a Shakespeare.

Jano es bifronte. Imagina el pasado y recuerda el futuro, es el Mito que se aleja de la memoria y se vuelve abstracto y literario, trágico en su trajín cotidiano, poético en su hacer diario. Principio y fin.

El anterior año bisiesto lo recordamos todos muy bien, nuestra memoria no admite la ayuda del olvido de los dioses. El día que nos yapan es como el nudo que los ancianos hacían a sus pañuelos, para no olvidarse de una cita o de algo aun mas importante. Es el asombro de Antonio Pigafetta al llegar a la isla de Cabo Verde: circunnavegando siempre en dirección Oeste “se desveló un secreto que no habían podido sospechar los sabios de Grecia, ni Ptolomeo, ni Aristóteles… […] …y este nuevo reconocimiento, de que el que sigue la tierra en su marcha giratoria puede arrebatarle a la infinidad o eternidad una hora o un día, agita a los humanistas del siglo XVI, más o menos como la teoría de la relatividad a nuestros contemporáneos”.

Jano observa desde el Janículo, en la Trastévere que no es una de las siete colinas tradicionales; mira el horizonte con Giuseppe Garibaldi, héroe de los dos mundos, verá pasar el futuro, como imaginó al pasado, un eterno retorno con aciertos, traspiés y errores humanos. No perderemos nada y no conservaremos nada más que el instante del presente, ni el pasado ni el futuro que no tenemos, recordando lo efímero, abrazando lo impalpable.

Maurizio Bagatin, enero 2023
Imagen: Jano bifronte

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