El Bolero de Ravel

LAURA FERNÁNDEZ CAMPILLO -.


Amanecí de noche, cuando el silencio era el rey de la selva. Solo estaba el sonido de mis pensamientos, el recuerdo de un sueño cotidiano, la respiración tranquila de la primera calma...


… ah! llegó! se sumó el trinar de un pájaro tímido en el alféizar de la ventana. No quería irse, así que, abrí la ventana para poder escucharlo más nítidamente... me dijo lo propio: que era domingo....

… a los sonidos,- el agua que hierve, la tostadora que está a punto...- se fueron también sumando los olores: el café recién hecho, la mermelada burbujeando por salirse del cristal... y el beso de buenos días, que es el primer sabor que detecto, aunque aún no haya recuperado la consciencia...

... y mientras, el sol, con su tiempo limitado y certificando su grandeza, quiso culminar con el antiguo reinado del silencio, para imponerse como faraón indiscutible de la naturaleza, recordándome, una vez más, como ya hizo el pájaro del amanecer, que hoy es domingo...

… así que, entre el buen humor del día libre y la ausencia de responsabilidades... invitando al abandono de las normas, le pedí a Janice Joplin que tomara “un pedacito de mi corazón” para iniciar bailando la semana...

... y en la danza ni siquiera nos interrumpió el camión de la basura, que pareció encajar perfectamente en los acordes de su tiempo...

.... me cansé, quedé tendida en el suelo del salón, extenuada por el baile y por recordar la poesía de Morrison, tan en comunión con mi propia psicodelia... y entre el agotamiento y las risas, las plegarias y la desarmonía de mi cuerpo enredado en el cansancio, sonaron las campanas que llamaban a misa, casi desentonando... si no hubiera sido porque el ordenador hizo saltar, casi por arte de magia, a la quinta de Mahler, dejando rendidas a las campanas, y a Joplin, y a Morrison, y por supuesto, a mí, por tanta belleza...

...y así fue como después de Mahler volvieron los pájaros, y el ruido de la gente, y el sonido de las mangueras lavando los coches de enfrente... y no hubo nada en aquella orquesta que desentonara de la perfección de la mañana, de un simple y tranquilo domingo que me regaló, naturalmente, su propio “Bolero de Ravel”.

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11 Comentarios

  1. Entre tan buena compañía, las campanadas de la iglesia, o más bien lo que significan, resuenan como cuervos agónicos.

    Elocuente despertar, entre poemas lumínicos, trinares, mermeladas y sensaciones tan deliciosamente humanas.

    Bellísimo escrito, mi querida Laura. Se te extrañaba mucho por estos lados. Ya sabes que también es tu página.

    Un fuerte abrazo

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  2. Gracias Jorge. Ya sabes que me honra escribir en este sitio. Es un placer.

    Te mando un abrazo

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  3. "El amor toma rehenes.
    Les da dolor.
    Alguien le da el poder
    de herirte de nuevo y de nuevo
    Oooh, pero a ellos no les importa..."

    De Love is Hard, Jim Morrison

    Hermoso escrito, Laura. Se agradece.

    Saludos

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  4. Anónimo30/10/11

    Que hermosa forma de contar un despertar perfecto, de esos días en los que podemos abandonarnos a las sensaciones y los detalles del entorno cotidiano sin prisa ni preocupación, re descubriendo en ellos la belleza de vivir.

    Es muy grato leerla. Saludos Laura.

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  5. Ludmila Alonzo30/10/11

    Me hubiese gustado leerle por la mañana así me contagiaba con su alegría y me trasmitía un poco de esa luz que le faltó a mi domingo gris. saludos

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  6. Lo que cuentas, o bien, cómo lo narrás es música también. Me encantó! Qué bueno leerte de nuevo por acá.
    Saludos.

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  7. Anónimo31/10/11

    Parece una partitura ejecutada por un grillito enamorado.

    Irradia felicidad.

    Gracias por compartir sus letras.

    Isidora

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  8. Gracias a todos por los comentarios, entre la calidad de los mismos y aportaciones como la de Ashraf, en la belleza de las palabras de Morrison, reitero la sensibilidad y calidad de este blog, y el gusto de compartir expresiones.

    Abrazos!

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  9. Qué hermoso amanecer! Ojalá los míos fueran así de enimados, más bien son muy atareados y se pasan volando!

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  10. Anónimo3/11/11

    Me he sentido simplemente maravillada ante la música de este despertar.
    Al leer cosas así, uno se enamora todavía más de las personas de bien. Y vaya que es difícil cantar como Janis Joplin.
    Un abrazo fraterno. Veo que escriben desde muchos países que es un gusto.
    Muy complacida de haberlos descubierto.

    Ana María Cienfuegos. Las Condes, Chile.

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  11. Anónimo7/11/11

    ¡Cruel imagen la de no amar con Ravel! ¡Gélido desengaño asir la daga incansable de la rutina! ¡Pálida ilusión presentar la muerte sin valor por simple gusto! Esas también son tus entrañas. Este momento, un ligero júbilo aturdido, pero júbilo al fin y al cabo.

    Sigue viviendo.
    Un abrazo.

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