Hace pocos días y a tiempo para celebrar mi cumpleaños; me fue entregado un lente de contacto muy especial para el ojo que me queda “sano”. Fue tanta la felicidad que sentí cuando la oftalmóloga me lo colocó y pude mirar las caras atónitas de los que me observaban, que un par de lágrimas amenazaron con caer. "No llores, me dijo la doctora, nosotros somos los más contentos y agradecidos de que puedas ver".
Antes de partir abracé a medio mundo y todos tenían caras sonrientes. Y aunque detesto usar palabras que denoten algo de religiosidad, se había llevado a cabo un pequeño milagro y yo era parte de él. Después de media vida acostumbrada a una visión tan pobre, mirar ahora el mundo con tanta claridad era y es para mi, una maravilla. A mi regreso observaba todo como si fuera la primera vez, y en verdad, lo era. Podía leer letreros a muchos metros de distancia, las hojas brillando en las copas de los árboles, la cara de aburrimiento del policía de tránsito; todo me parecía nuevo y hermoso, incluso los colgantes cables de luz.
“Es una pena cómo los demás damos por hecho las cosas y perdemos con el tiempo esa capacidad de asombro, y un poco la inocencia”, me decía Lalo, uno de los médicos que me atendió mientras conducía para llevarnos de vuelta.
Le pedí, ya que le quedaba de camino, que nos dejara a mi hija y a mi en el zoológico, tenía hambre de ver, ver lo que fuera, animales, árboles, el lago, gente.
Fue una mañana mágica.
Fuera de mi alocada actitud de turista chino que fotografía todo lo que ve, el paseo resultó divino y memorable.
Un amigo que colabora con asociaciones del tipo humanitario y ecológico, me ha pedido que colabore con ellos para iniciar una campaña de concientización en cuanto a la donación de órganos.
En México, uno de los países que sin lugar a dudas goza de una cuantiosa población, no existe cultura de donación de órganos.
Muchas veces por miedo, ignorancia o fanatismo religioso.
La gente cree que de portar la credencial de donador y sufrir un accidente, se aprovecharán de su inconsciencia para vaciarlo de órganos, tejidos y huesos que puedan ser utilizados. Otros creen que cuando Cristo venga y haga resucitar a los muertos, no podrán levantarse si no están completos. Y a la gran mayoría es un tema que le tiene sin cuidado.
De más de cien millones de mexicanos, sólo treinta y cuatro mil estamos debidamente registrados como donadores de órganos.
El setenta por ciento de los trasplantes realizados en México, se hacen gracias a órganos importados.
Los números de pacientes en lista de espera por un riñón o una córnea, que son los comúnmente más necesitados, son muy largas, lo que se traduce en una espera de entre cinco a seis años. Eso si el paciente logra vivir lo suficiente y tener dinero para la cirugía, si no cuenta con seguridad médica que le cubra los gastos.
Por eso existe el tráfico de órganos, la oferta y la demanda, la escases y la urgencia; se dice que un adinerado con necesidad de un riñón, llega a ofrecer doscientos mil pesos por el órgano tan preciado.
Aunque es delito, se da, y más frecuentemente de lo que uno quisiera saber.
Para mi no ha sido en nada una tragedia la perdida de un ojo, me encuentro llena de alegría y con muchas ganas de retomar todas esas actividades que tuve que abandonar debido a mi padecimiento. Tantas cosas que me hacían la vida feliz y que pronto volverán a formar parte de mis días. Gracias a mi ojo nuevo. Gracias a ti.
“¡Pero qué espanto! Yo preferiría morirme” me decía hace poco un conocido. Yo no, hoy gozo de la mejor visión que he tenido en toda la vida y ya me encuentro en lista de espera por una córnea.
Quizá algunos somos muy débiles para imaginar una vida llena de obstáculos, porque no sabemos sobrevivir cuando la vida se nos torna un tanto dificultosa. De lo que sí estoy segura es que somos muchos los que a falta de pierna, pues pata de palo... ¡pues qué carajos!
Antes de partir abracé a medio mundo y todos tenían caras sonrientes. Y aunque detesto usar palabras que denoten algo de religiosidad, se había llevado a cabo un pequeño milagro y yo era parte de él. Después de media vida acostumbrada a una visión tan pobre, mirar ahora el mundo con tanta claridad era y es para mi, una maravilla. A mi regreso observaba todo como si fuera la primera vez, y en verdad, lo era. Podía leer letreros a muchos metros de distancia, las hojas brillando en las copas de los árboles, la cara de aburrimiento del policía de tránsito; todo me parecía nuevo y hermoso, incluso los colgantes cables de luz.
“Es una pena cómo los demás damos por hecho las cosas y perdemos con el tiempo esa capacidad de asombro, y un poco la inocencia”, me decía Lalo, uno de los médicos que me atendió mientras conducía para llevarnos de vuelta.
Le pedí, ya que le quedaba de camino, que nos dejara a mi hija y a mi en el zoológico, tenía hambre de ver, ver lo que fuera, animales, árboles, el lago, gente.
Fue una mañana mágica.
Fuera de mi alocada actitud de turista chino que fotografía todo lo que ve, el paseo resultó divino y memorable.
Un amigo que colabora con asociaciones del tipo humanitario y ecológico, me ha pedido que colabore con ellos para iniciar una campaña de concientización en cuanto a la donación de órganos.
En México, uno de los países que sin lugar a dudas goza de una cuantiosa población, no existe cultura de donación de órganos.
Muchas veces por miedo, ignorancia o fanatismo religioso.
La gente cree que de portar la credencial de donador y sufrir un accidente, se aprovecharán de su inconsciencia para vaciarlo de órganos, tejidos y huesos que puedan ser utilizados. Otros creen que cuando Cristo venga y haga resucitar a los muertos, no podrán levantarse si no están completos. Y a la gran mayoría es un tema que le tiene sin cuidado.
De más de cien millones de mexicanos, sólo treinta y cuatro mil estamos debidamente registrados como donadores de órganos.
El setenta por ciento de los trasplantes realizados en México, se hacen gracias a órganos importados.
Los números de pacientes en lista de espera por un riñón o una córnea, que son los comúnmente más necesitados, son muy largas, lo que se traduce en una espera de entre cinco a seis años. Eso si el paciente logra vivir lo suficiente y tener dinero para la cirugía, si no cuenta con seguridad médica que le cubra los gastos.
Por eso existe el tráfico de órganos, la oferta y la demanda, la escases y la urgencia; se dice que un adinerado con necesidad de un riñón, llega a ofrecer doscientos mil pesos por el órgano tan preciado.
Aunque es delito, se da, y más frecuentemente de lo que uno quisiera saber.
Para mi no ha sido en nada una tragedia la perdida de un ojo, me encuentro llena de alegría y con muchas ganas de retomar todas esas actividades que tuve que abandonar debido a mi padecimiento. Tantas cosas que me hacían la vida feliz y que pronto volverán a formar parte de mis días. Gracias a mi ojo nuevo. Gracias a ti.
“¡Pero qué espanto! Yo preferiría morirme” me decía hace poco un conocido. Yo no, hoy gozo de la mejor visión que he tenido en toda la vida y ya me encuentro en lista de espera por una córnea.
Quizá algunos somos muy débiles para imaginar una vida llena de obstáculos, porque no sabemos sobrevivir cuando la vida se nos torna un tanto dificultosa. De lo que sí estoy segura es que somos muchos los que a falta de pierna, pues pata de palo... ¡pues qué carajos!
9 Comentarios
Tienes mucha razon Lily, yo soy uno que no ha perdido la capacidad de asombro, o al menos intento mantenerla viva, y vivo cada dia como esa persona despues que le devolvieron la vision.
ResponderEliminarSergio Lastres.
La luz se impone sobre todas las formas de oscuridad. Me alegra mucho que puedas recuperar parte de tu visión, mi querida Lilymeth. Queda demasiada belleza por contemplar.
ResponderEliminarY ahora, a bregar para que el resto de los mexicanos se vuelvan conscientes, empáticos y generosos con sus compatriotas.
Se sienten sus ganas de vivir, Lilymeth. Y vivir bien, a concho.
ResponderEliminarFelicitaciones
España es el líder en trasplantes. Lo es por varias razones: solidaridad, alejamiento paulatino de supersticiones -religiosas o no- como las que describes en tu entrada y lo es, sobre todo, desde la implantación de la ley 30/1979 de 27 de octubre en la que se regula en su artículo 5º, que todo fallecido es donante salvo que en vida haya manifestado expresa y fehacientemente su negación a ello. De esa manera, salvo que el fallecido haya firmado que NO quiere ser donante, o que sea de una religión donde la extracción de órganos esté prohibida (musulmanes sobre todo), si el órgano está sano o si la enfermedad que haya padecido no lo imposibilita, el fallecido se convierte en donante.
ResponderEliminarSin embargo, lo que está creciendo exponencialmente son las donaciones en vida. Gente que da un trocito de hígado, médula o un riñón para que otro ser humano pueda ganar en calidad de vida.
Un abrazo, Lilymeth.
Respecto a lo que escribes, he leído cosas por ahí, Jesús, sobre personas que ofrecen sus órganos por altas sumas de dinero, o a veces ni siquiera tanto, sobretodo en países pobres. A veces son madres aproblemadas u hombres extravagantes que requieren mucho dinero rápidamente, y lo más crudo, y que existe desde hace décadas, son los casos de niños de la calle que son secuestrados para extraerle sus órganos y satisfacer a las mafias internacionales que trafican con esto. Hay de todo. El caso es que lo legislado en España me parece lo más correcto, que todos seamos dadores, a menos que nos opongamos expresa e individualmente a lo contrario.
ResponderEliminarEs cierto que España encabeza todas las estadísticas referentes a la donación de órganos y a los trasplantes y que lo es gracias a la Organización Nacional de Trasplantes, que pertenece al sistema público de salud. La Ley estableció el marco legal pero el éxito no se debe tanto a esta como al funcionamiento de la ONT. En la práctica, en España no se realiza ninguna extracción de órganos sin el consentimiento previo de los familiares. Se ha formado a personal sanitario, los coordinadores, que son los encargados de obtener el consentimiento familiar en el momento del fallecimiento. La ONT funciona porque el Estado lleva años apostando financieramente por ello y creo no equivocarme al afirmar que nos gusta que nuestros impuestos se dediquen a cuestiones como esta.
ResponderEliminarEs un milagro el volver a ver la alegría de los que amamos, es un milagro creer en los milagros sin dios y por eso doble alegría. Mientras hay vida, hay milagros para eso está la ciencia, la naturaleza y las ganas de vivir.
ResponderEliminarMe alegro por ud.!
Saludos!!!!!
Tu mejor vista es la del alma, querida amiga. Qué gusto saber que estás llena de esperanza y vitalidad, qué gusto que no te dejes arrastrar por las circunstancias tan dolorosas que te toca atravesar. Fuerzas y ánimos, te deseo lo mejor en lo que resta para que estés cada día mejor.
ResponderEliminarCon respecto a los transplantes, la polémica es mucha. En Argentina se hacen esfuerzos diarios por aumentar la cantidad de donadores, informar es lo fundamental y romper con los mitos y miedos.. que hay cosas oscuras y mal llevadas, es algo que se da en todos los ámbitos y no se puede manejar al ciento por ciento pero sí controlar con eficacia con una buena gestión. Hay que creer en esto porque es necesario, hay que creer en los milagros y las muchas oportunidades para seguir dando lucha a diario contra viento y marea.
Un abrazo, cuidate mucho.
Aquí en México existe una ley desde hace algunos años donde también se dicta que todo mexicano es donador de órganos, lo malo de esta ley es que posee un inciso en el que se indica que si la familia expresa que no desea donar los órganos de su familiar fallecido, esto se obedecerá. Así que al final esta ley como si no existiera, pues en mi país reina el catolicismo, el fanatismo y la ignorancia. Les da miedo que al difunto (que cabe mencionar por si lo de difunto no fue suficiente, que ya esta muerto, no siente y ni cuenta se dará) lo dejen hecho pedazos.
ResponderEliminarEl Centro Nacional de Trasplantes tiene como prioridad respetar la integridad del cuerpo, tanto así que si un órgano es retirado se le suturara como si estuviese vivo aun; para que la funeraria pueda preparar el cadáver para misa de cuerpo presente y velación. Sin que los parientes tengan que notar ninguna marca que pudiese resultar dolorosa.
En mi nota comento que un riñón se cotiza en mas o menos doscientos mil pesos, y como dice Jorge, siempre es la gente menos afortunada la que cae en estas tentadoras ofertas.
La otra opción para gente con dinero es mandarse traer un órgano importado, pero igual la espera es de entre uno a tres años, por el detalle de la compatibilidad.
Aquí la gente simplemente no dona, existe una lista de casi nueve mil personas en espera por un riñón, algo que cualquier familiar del paciente podría remediar si quisiera hacerlo.
Es un panorama triste y deprimente pensar que tu cura depende de que muera alguien, que ese alguien haya expresado su deseo de ser donador, esperar a que la familia lo apruebe, para todavía someterte a la cirugía y esperar a que tu cuerpo enfermo, no rechace el órgano trasplantando. Tomando esteroides por el resto de tu vida, que alteraran todo tu metabolismo.
La recuperación de un trasplante de cornea puede durar hasta dos años, luego de la cirugía permanecerá la cornea con un hilo especial pues tarda mucho en cicatrizar, un hilo que puede estar ahí de entre seis meses hasta un año. Aun así, el ojo jamás será un ojo sano, será un ojo que vera a medias y requerirá un lente de contacto para agudizar y aclarar la visión.
Son cosas en las que nunca pensamos hasta que un familiar o nosotros mismos pasamos por ello, en fin. Un abrazo a todos y gracias por leer y comentar.