“No hay nada
mejor que casa”
Gustavo Cerati.
Estadio Nacional,
Chile. 1997
A Cerati un no vidente le dijo que usaba de terapia las canciones de Soda para imaginar colores. Una pareja de jóvenes le dijo que se habían enamorado gracias a los discos del trío.
Y sí. Parece cursi. Pero es cierto. A veces nos suceden o hacemos cosas cursi. Yo he visto a intelectuales haciendo cosas cursis. Así que todos nos merecemos el Cielo.
Y claro. También puede sonar cursi que Soda Stereo ya a sus 30 años desde su formación, ha sido parte importante de la banda sonora de la vida de los que hoy pisamos los cuarenta o los pasamos.
Y suenan como ayer. Los bajos de Zeta, las baterías perfectas de Charly y la sensualidad de Cerati en sus letras cósmicas. La banda más importante de la historia de la música latinoamericana. No me van a decir eso de Maná porque les tiro la cerveza en la cara.
Y sí. Parece cursi. Pero es cierto. A veces nos suceden o hacemos cosas cursi. Yo he visto a intelectuales haciendo cosas cursis. Así que todos nos merecemos el Cielo.
Y claro. También puede sonar cursi que Soda Stereo ya a sus 30 años desde su formación, ha sido parte importante de la banda sonora de la vida de los que hoy pisamos los cuarenta o los pasamos.
Y suenan como ayer. Los bajos de Zeta, las baterías perfectas de Charly y la sensualidad de Cerati en sus letras cósmicas. La banda más importante de la historia de la música latinoamericana. No me van a decir eso de Maná porque les tiro la cerveza en la cara.
A estas alturas Soda Stereo es: el boom del rock latino en 1986; los primeros “blues” apretaditos con la chica que nos quitaba el sueño; las torpezas de la adolescencia; los primeros años de universidad; los cassettes CBS; los conciertos en Santiago; los primeros CDs cuando apenas teníamos para la micro; el amor en todas sus formas, evoluciones e involuciones; la emoción de la despedida en el Estadio Nacional y de la vuelta diez años después en ese mismo lugar.
Por lo menos para este obrero que escribe, Soda Stereo es parte de aquello que ha formado parte de la vida. La experimentación en sus discos –cada uno era algo distinto– con el paso de los años, para quienes seguimos sus pasos incondicionalmente, ha sido un signo de reinvención, de los diferentes capítulos que escriben la vida de una persona, sea buena o mala la novela.
Soda Stereo es de esas bandas que son así como lo que sucede en la vida: sorpresivo; de silencios y ruidosas euforias. De crecimiento y tropiezos. De momentos altos y otros muy bajos.
Tres décadas y en nuestras retinas están más vivas que nunca las imágenes de Viña ’87, el sombrero de copa de Cerati en la “Gira Animal” a principios de los noventa, el anuncio de la vuelta del grupo en 2007.
Soda es de aquellas bandas que se incrustan en la vida de la gente. Que, lo queramos o no, sus canciones nos han regalado frases, melodías y momentos que nos han impulsado a cosas, sobre todo si del cuerpo de una mujer se trata…
Por lo menos para este obrero que escribe, Soda Stereo es parte de aquello que ha formado parte de la vida. La experimentación en sus discos –cada uno era algo distinto– con el paso de los años, para quienes seguimos sus pasos incondicionalmente, ha sido un signo de reinvención, de los diferentes capítulos que escriben la vida de una persona, sea buena o mala la novela.
Soda Stereo es de esas bandas que son así como lo que sucede en la vida: sorpresivo; de silencios y ruidosas euforias. De crecimiento y tropiezos. De momentos altos y otros muy bajos.
Tres décadas y en nuestras retinas están más vivas que nunca las imágenes de Viña ’87, el sombrero de copa de Cerati en la “Gira Animal” a principios de los noventa, el anuncio de la vuelta del grupo en 2007.
Soda es de aquellas bandas que se incrustan en la vida de la gente. Que, lo queramos o no, sus canciones nos han regalado frases, melodías y momentos que nos han impulsado a cosas, sobre todo si del cuerpo de una mujer se trata…
Soda es una de esas bandas donde falta uno de sus tres integrantes y se muere todo. Gustavo, Zeta y Charly: el alma completa. Algo parecido a lo que decían los periodistas mamones sobre Claudio Narea y sus pataletas en Los Prisioneros.
30 años. Los ochenta, los noventa y la llegada del nuevo siglo y Soda Stereo aquí, en la sala de la música de nuestras casas. Más de 8 millones de discos vendidos en el mundo. La furia animal de un sueño en stereo que se hizo realidad a medida que ha pasado todo este tiempo.
Pudimos haber vivido la rabia, la alegría intensa o la tristeza o quizá qué cosa a medida que los discos de este trío argentino iban girando, en varias etapas de nuestras vidas. Y eso es la música cuando se cuela por entre los espacios de las células y átomos que nos componen.
Un grupo de rock que logra eso es como un buen amor. Como los momentos exquisitos logrados con alguien encerrados toda una noche. Como los amigos que se quieren como perros viejos y fieles. Como cuando se paran los pelos al ver u oír algo que nos emociona hasta la médula.
Ya son 30 años y nosotros nos hemos vuelto más viejos. Tantas cosas nos pasaron cada vez que se lanzó al mercado un nuevo disco de Soda Stereo. Mantener la vigencia después de tanto tiempo es magia. Qué otra cosa puede ser.
Por hoy no diré nada de Gustavo Cerati.
5 Comentarios
Se entiende y se comparte gran parte de tus apreciaciones, evocaciones y nostalgias, mi amigo. Soda es parte de varias generaciones a la redonda. De la mía también, y muy sentida y sufrida y disfrutada y movida y añorada.
ResponderEliminarY por cierto que no necesitarías tirarme la cerveza a la cara respecto a Maná.
escriba de musica chilena señor jiménez, los argentinos ya tienen suficiente alabandose entre ellos, no seamos tontos útiles.
ResponderEliminarMario de Valparaíso
Gracias Juan!! Me encantó, adoré este homenaje a la mejor banda de rock nacional!! Amo Soda!!!!!!
ResponderEliminarDe las más influyentes e importantes del ámbito latinoamericano en general, asi lo dice el Wiki y mi corazón!
Viejos son los trapos, Juan Pablo! La vejez es un estado del alma, a medida que se suman las velitas a apagar en mi torta me voy convenciendo cada vez más de ello. Mientras la pasión por lo que amamos no decaiga, tenemos chances de vencer a la melancolía por los años que pasan y hacen estragos en nuestros cuerpos. Apasionados y poderosos, vitales y con ganas de cantar y repetir un momento feliz acompañados de un tema que nos marcó nos llena de alegría y renueva la vida. Por eso este post rinde honores a una pasión del pasado y dice que en vos sigue vivo ese joven aunque hayan pasado los años!
ResponderEliminarMuy bueno!! Hasta la próxima, saluditos.
Estoy con ud es esta. Me encanta Soda. Excelente escrito!
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