No habrán rosas a mi alrededor el día de mi muerte.
Y mi funeral será un funeral de tercera en una ciudad de cuarta, a la caída de la tarde. Una tarde fría, lluviosa y gris. Una de esa tardes otoñales llenas de melancolía que tanto me gusta retratar.
El oficiante dirá el responso con ese tono monocorde y cansado del que emite palabras y gestos mil veces repetidos; aburrida y mecánicamente, con la mente en otra cosa. Tal vez en los pronósticos de próximo Madrid-Barça; tal vez en que aún no ha echado la quiniela y esta semana toca bote...
Y mi cuerpo será llevado a toda prisa por una ciudad sucia y colapsada, donde nadie perderá el tiempo leyendo la cinta de la solitaria corona que reposa aplastada encima de mi ataúd.
En el crematorio ya tendrán el horno encendido. Ellos son así. No les gusta hacer esperar al cliente.
Y eso que yo tendré ya todo el tiempo del mundo.
De este y del otro, si es que al final existe otro...
Nunca me gustó el calor, pero menos me agrada la idea de pudrirme entre cuatro paredes angostas de hormigón.
Los nichos no están hechos para mí.
Y con la columna tenue de humo que saldrá de la chimenea del crematorio hacia un cielo ya casi negro, desaparecerá el último vestigio mío de este mundo.
Entonces sí que nadie se acordará más de mi. Nadie sabrá quién fui, qué hice. Nadie recordará que una vez amé y muchas fui amado. Nadie volverá a repetir mi nombre entre caricias mirándome a los ojos.
Y eso es todos, amigos.
8 Comentarios
Es probable que todo sea así, con la exactitud de esa poesía descrita. Quisiera pensar que no. Pero de suceder y sobrevivirte, acá se te extrañará sinceramente mi querido amigo, y tus palabras seguirán haciendo resonar los ecos de su brutal honestidad.
ResponderEliminarMe hace recordar la última frase de Maiakowski: "La barca del amor se estrelló contra la vida cotidiana".
No habrá rosas, pero sí reiterados brindis en tu honor.
Eso es todo mi amigo, se muere y va a parar al pozo. Si instruyó a los suyos bien sabrán que todas las formalidades postmortem están de más, le dedicarán un pensamiento de despedida y continuarán con su vida.
ResponderEliminarCon mi loco caracter en mi vida he hablado más sobre mi muerte que sobre mi matrimonio, hasta me he salteado el festejo de los 15 años que en mi linda Argentina es como la presentación de una mujercita en la societé. Lo he pensado, lo he hablado y planeado.. concluí que no me importa qué hagan de mí cuando no esté acá! Que me velen, que me cremen, que me tiren al mar.. da igual! Sólo me importa lo que he vivido, sentido y hasta ahi no más.
ResponderEliminarMuy bueno!! Saludos Jesús!
Prometo que si te vas antes que yo, lo cual no es seguro, brindaré por la calidad de persona que tuve el honor de conocer.
En cada paso hay, efectivamente, un oficiante frío y apresurado, esperando cumplir rápida y automáticamente con su labor.
ResponderEliminarMuchos llorarán por convención, por el qué dirán, como si fueran dolientes de un líder norcoreano, y luego, a los pocos minutos, quizás a la vuelta de la primera esquina, reirán de buena gana por cualquier vulgaridad, y hasta ahí quedamos.
Sobre mi cadaver pensar en la muerte, esa es maña de algunos pero yo no lo pienso nunca. Si pasa al otro lado sería una pena saberlo aunque no lo haya conocido pues sus escritos lo ponen cerca del corazón. Siempre siento pena con la muerte, yo soy asiiii.
ResponderEliminarYo fui más específica, quiero claveles rosados.
ResponderEliminarAspiramos a ser recordados, eso es muy propio de los seres humanos! Que nos recuerden acaso sea una de nuestras mayores metas inconcientes, trascender en los genes de otros es la forma biológica no emotiva de recuerdo, la perpetuación de la especie. Básico y fundamental, dificil de lograr a gran escala (solo artistas y criminales de temer). También es de lo más comun pensar en la muerte por encima de la vida, cómo no aferrarnos a la única certeza que es el final de todo?! Una tentación, tentación que genera obsesión y gusto como leerlo en este escrito existencialista! Muy bueno, breve y al grano! Si me muero, así quiero que se haga, dicho está!
ResponderEliminarYo quiero unas hermosas calas en mi funeral y que se sirva café a los asistentes.
Saludos!!!
Jesús, siempre habrá alguien que nos recuerde, una vez nos hayamos ido. Y también habrá quien nos maldiga y nos alabe. Nacimos para amar y odiar y así hacen con nosotros.
ResponderEliminarTe siento pesimista. Anímate.
Un beso grande.