Infeliz canario

LILYMETH MENA -.

No, no me duele la maldad o la ingratitud, el aprovechamiento de los otros o la mala fe, lo que me puede y me rebana es la indiferencia; porque es ella cosa peor que todas las anteriores.

Afortunadamente nunca me quedo mucho tiempo arrastrando nada y soy como los gatos, que luego de lanzarse sobre un canario y no conseguir su cometido, se estiran sobre el césped como despertando de un mal sueño y se van como si nada olvidando al pinche volador que no se dejó atrapar.

Su frustración dura apenas un parpadeo y luego la dejan ir.

Se tiran de barriga bajo el sol y se lamen amorosamente todo el cuerpo, el rencor no existe.

Antes pensé que cosas como la ingratitud se pagan muy caras, ahora ya ni me acuerdo de lo que pensaba esta mañana. Bendito mal congénito que me va borrando poco a poco la memoria, que va debilitando las contadas virtudes (si alguna vez las tuve), y que va secando todo manantial de libre albedrío.

Ya no me detengo a pensar si lo que hiciste fue para causarme pena, si fue para aprovecharte y sacar ventaja, si querías verme en el hoyo mas profundo, de rodillas, o si sólo lo hiciste por maldad.

Como decimos por acá, por puro pinche gusto.

No creas que me quedo hecha nudo, que las tripas me rechinan de rabia o que el rencor no me deja conciliar el sueño pensando en mil posibles venganzas.

Yo como los gatos.

Ahora mismo estoy estirándome y despertando de este mal sueño, me tiro sobre mi peluda barriga en el césped lamiéndome amorosamente sin pensar en tí, ya no estas en mí, ya te dejé ir… infeliz canario.