Dos horas antes que anochezca

LILYMETH MENA -.

Y entonces como si se me confiriera la posesión de un paquete que bien podría contener cualquier cosa, la mujer, toda en azul marino, me pidió firmar de “recibido“.

~Pero es que, no se qué poner~mire, me dijo en su tono burocrático más ensayado~Tiene todo ese espacio para escribir, diga por ejemplo...Yo fulana de tal, recibí cornea...de qué ojo?...izquierdo, bien, del ojo izquierdo en el Hemérito Centro Médico Siglo XXI. El día (hojeando mi expediente), 21 de mayo de 2013. Gracias a...quiere saber el nombre de su donador?...no?, bien, gracias a donador anónimo. Entonces aquí abajo me anota su nombre completo, fecha y firma.

Después, como dando fin a un contrato de compra-venta dijo~Voy a necesitar unas firmitas más, aquí sobre la linea punteada...puede verla?...mire aquí donde está la cruz (que pintó ella con su bolígrafo), otra firma igual aquí y tres hojas más.

No es sino hasta que pones todas esas insignias, que las personas en el consultorio dejan de hablar y muestran cierta solemnidad. Es mi mano temblorosa la que les recuerda que no estamos comprando vacas.

Mis piernas aún vendadas desde el quirófano, la silla de ruedas, la brusca bata verde y el parche en mi ojo, no parecen causarles ya ninguna impresión.

Son como robots programados para cubrir ciertas necesidades de manera excepcional, pero completamente inmunes a mis venas amoratadas de ambos brazos, las marcas de cateter en mis manos, o mi enorme trasero al descubierto.

Y nada de esto es una queja aunque a eso suene o aunque así se sienta, así es como funcionan las cosas, así funciona el mundo y nosotros.

Hay tardes en las que me pregunto si hice bien en no querer saber tu nombre, tu edad, que fue de ti.

Pensé que de este modo sería más sencillo para mi. 

El humano es egoísta por naturaleza.

Pero, aún con todo, no creas que no pienso en ti, en todo lo que tuvo que suceder para que este órgano tuyo ahora se haye cosido a mi. Y en cómo me ayudaste a retrasar un poco las manecillas de mi reloj.

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1 Comentarios

  1. Antes que anochezca siempre alguien puede prender una vela por nuestras almas y salvar nuestros cuerpos.

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